Fotomontaje en el que aparece Nico Munuera con las cuatro obras realizadas para LA VERDAD en las que representa cuatro momentos: convulsión, reconstrucción, equilibrio y calma. MFCastelló

Nico Munuera: «Todo en esta vida es frágil»

El pintor lorquino, autor de la portada del especial X Aniversario de los terremotos de Lorca, asegura que no hay que preocuparse tanto del futuro porque «la existencia depende siempre de un hilo que no controlamos»

Domingo, 9 de mayo 2021, 07:36

Nico Munuera (Lorca, 1974) tiene ya 46 años. El tiempo, no solo para él, avanza para todos y sobre todos. Un año estuvo matriculado en ... Matemáticas en la Universidad de Murcia. Tenía 18 cuando se instaló en Valencia, tres décadas atrás. «¡Ya voy echando de menos Murcia!». Allí se arraigó y tiene dos hijas, «ya valencianas». La pandemia truncó su vínculo físico con la Región de Murcia; al menos una vez al mes solía visitar a la familia y a los amigos. «A mi mujer y a mis hijas les encanta Murcia, estando tan cerca de Valencia es muy curioso que tengamos formas de ser tan distintas, y para mí es una suerte que les guste mi tierra, que también es la de ellas». Nico Munuera, autor de la portada que ilustra el especial del décimo aniversario de los terremotos de Lorca, que hoy pueden encontrar con LA VERDAD y en las que evoca momentos distintos (convulsión, reconstrucción y equilibrio y calma), recuerda que hace 10 años visitaba Lorca en Semana Santa. «Fueron las últimas fotos en casa de mis padres en Lorca, porque con el terremoto muchos edificios de nuestro barrio fueron derruidos. Mis crías eran pequeñas, y recuerdo que fue una Semana Santa preciosa: buena temperatura, sol, terrazas llenas... estuvimos como cinco o seis días. Unas vacaciones muy gratas». El 11 de mayo, el día de los terremotos, estaba en Valencia. «Empecé a recibir llamadas de amigos de Madrid, preguntándome por la familia, y por lo que había pasado en Lorca. Yo, que no soy mucho de coger el teléfono, cuando vi que tenía un montón de llamadas de gente diferente, empecé a preocuparme. Pensaba que era algo más pequeño, porque sabemos que en Lorca hay cierta actividad sísmica, seguro que no era nada... pero al final resultó ser un desastre».

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Convulsión. «Geol. Sacudida de la tierra o del mar por efecto de un movimiento sísmico» (Real Academia de la Lengua). Nico Munuera

Para hacernos una idea del cataclismo, sus padres, después del terremoto, no volvieron a vivir en Lorca. «El edificio donde vivíamos en el Callejón de los Frailes, en La Alberca, junto a la iglesia del Paso Blanco, fue demolido, y, como le sucedió a mucha gente que se tuvo que ir a otro sitio, mis padres se fueron a vivir a Murcia capital porque mis hermanos estaban allí. Todo el tiempo que llevó derruir y construir hizo que mis padres ya no volvieran. Mucha gente hizo lo mismo, se fueron a los alrededores, a Águilas o Puerto Lumbreras». La naturaleza traqueteó la ciudad entera, y muchas vidas cambiaron para siempre. «Sin duda, aunque parecía que la gente iba a volver, muchos rehicieron su vida en otros sitios. Es increíble cómo algo así puede condicionar tu vida. Mi vida también cambió, el hecho de que mis padres no vivan en Lorca hace que yo no tenga casa allí, y que cuando voy tenga que quedarme con los amigos».

Reconstrucción. «Acción y efecto de reconstruir (unir, allegar, evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho o el concepto de algo)» (RAE). Nico Munuera

¿Cómo recuerda la ciudad que se encontró a su vuelta a Lorca tras los acontecimientos? «Me acuerdo de la primera vez, porque pude volver a nuestro edificio. Nos dijeron que podíamos entrar a por cosas, y bajé desde Valencia con María, con mi compañera, y allí estaban mis libros, nuestros recuerdos, estaba todo. Fuimos los dos solos, y al entrar me di cuenta de que el suelo estaba desnivelado, había solo dos o tres cosas tiradas nada más, pero no sabía qué elegir de todo lo que había. Fui incapaz de llevarme nada más que un pedestal pequeño que veía desde que era pequeño, un libro muy grande, un atlas de mi infancia, y un metrónomo, un aparato para medir el tiempo, porque entonces yo tocaba el piano. Mis hermanos pensaban que yo iba a traerme el coche lleno, y al llegar les dije que había sido incapaz de coger nada. Era una impotencia tan grande, una tristeza tan tremenda... Es algo fuerte. No fue un terremoto que derrumbó espectacularmente cosas, salvo la iglesia de Santiago, que era la iglesia donde yo había hecho la comunión, ese era mi barrio, y algún edificio más, pero la devastación era mucho más interna, se habían roto los cimientos o las columnas de los edificios, muchos estaban dañados de muerte. Y eso es una metáfora de lo que sucedió con la gente, la herida de la gente era lo que a muchos fue causándole también la muerte». Curiosamente, Nico Munuera viviría la experiencia de un terremoto en México, «y me agarró un miedo que me duró tiempo de no poder subir a edificios de más de tres plantas».

«Un escenario duro»

Cambiaron las vecindades, cambiaron para siempre tantas vidas. En aquellos lugares donde Nico jugaba en la infancia, hoy hay carteles de prohibido jugar a la pelota. Nuevos tiempos... «Lo que no me puedo imaginar es la gran tristeza que supuso vivir en Lorca todos los días tras los terremotos, muchos años viviendo sin gente y rodeados de escombros, debió ser un escenario duro. Todo en obras... quizás esa imagen de tantos edificios que había que romper por seguridad fue lo más impactante para mí, fue una imagen peor que la del terremoto».

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«Solo intento volver a lo sencillo, aunque para mí también resulta complejo. Pero ahora, más que nunca, necesito luz»

¿Ha influido algo en su obra esta experiencia del dolor en Lorca? Dice que directamente no. «Indiscutiblemente estas cosas, igual que lo que estamos pasando ahora, pasan factura en nuestra forma de ser. Lo que más nos afecta es la idea de fragilidad, lo frágil que es todo, aunque intenten vendernos que tenemos que estar en un círculo de seguridad. La vida es totalmente frágil, y depende siempre de un hilo que no controlamos. Hay que intentar hacer lo mejor cada día, tener cerca la gente a la que quieres y no preocuparse mucho del futuro, porque todo es muy frágil. Si simplemente nos preocupamos de estar en el sitio que queremos estar, dedicarnos a eso y tener mente y cuerpo en ese espacio, el futuro viene un poco solo», opina.

Equilibrio. «Situación de un cuerpo que, a pesar de tener poca base de sustentación, se mantiene sin caerse» / «Ecuanimidad, mesura y sensatez en los actos y juicios» (Real Academia de la Lengua). Nico Munuera

La pandemia de Covid-19 ha alterado su vida, «pero se supone que iba a haber una reflexión mundial que no se ha producido, estamos deseando volver a la vida de antes». No recuerda haber estado tanto tiempo sin ir a Murcia, ya seis meses. «Este es un tiempo extraño, sigo dándole vueltas a esa idea de sacarle partido a cada cosa que tienes alrededor, e intentar necesitar poco para disfrutar mucho. Los artistas siempre tenemos trabajo, aunque eso no lo pueda ver nadie, no se venda o no se muestre. Yo he seguido yendo cada día a mi estudio». En octubre de 2019, cuando aún no se hablaba de la pandemia, exponía en el Patio Herreriano de Valladolid; aquella muestra concluyó en febrero de 2020. Un mes después, el mundo parecía otro. En septiembre de 2020 exponía en la galería Moisés Pérez de Albéniz la muestra 'Shima / de musgos y arenas', «y nos planteamos incluso no hacerlo, pero al final salió porque es nuestro trabajo, y si no viene nadie, pues no pasa nada, y si vienen tres, pues estupendo. Esta idea de una espera continua es absurda, ¿esperar a qué?».

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Calma. «Cesación o suspensión de algo» / «Paz, tranquilidad» / «Angustia, pena» (RAE). Nico Munuera

Ahora mismo está participando en exposiciones en el Patio Herreriano, en la Colección Artillería de T20 en el Almudí y en el IVAM, en su sede en Alcoy, también con la colección de la Fundación Mediterráneo, y en otra colectiva en Madrid. Y está preparando obra para la próxima edición de ARCO, y expondrá en Madrid y en la galería Birmingham en Alabama (EE UU). «El éxito de un artista es dedicarte a algo que tú has elegido, y conseguir vivir de ello, seas artista o frutero, salgas o no en el periódico. Yo solo intento darle la vuelta a las cosas básicas, volver a lo sencillo, aunque para mí también resulta complejo». Algo que ha cambiado, dice, es que ahora, más que nunca, necesita «volver a la luz».

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