Susana López: «En la Murcia de los 80 tenía que ir en contra de todos los estereotipos»
La artista sonora y visual ha compuesto música experimental, abstracta, electrónica, ambient, dark ambient, drone y post-minimalista y el próximo viernes, día 20, publica su noveno álbum, 'Materia vibrante'
Susana López (Murcia, 1969) no teme cambiar de dirección. Cuando un camino le deja de interesar, explora uno nuevo. La artista sonora y visual también ... conocida como Susan Drone ha compuesto música experimental, abstracta, electrónica, ambient, dark ambient, drone y post-minimalista y el próximo viernes, día 20, publica su noveno álbum, 'Materia vibrante'. Dos días antes, el miércoles 18, ofrecerá una escucha con chat en directo desde la plataforma Bandcamp. Este disco de vinilo, el tercer trabajo grabado con en el sello Elevator Bath, de Texas, «busca replantear la relación entre los humanos y el mundo material, fomentando un respeto y una atención más profunda hacia los objetos y su papel en nuestra vida cotidiana y en el entorno global».
Su año de inflexión fue 2009, cuando conoció al artista sonoro Francisco López, quien le abrió un mundo de posibilidades en torno a la creación musical. Con él trabajó durante diez años en la Fonoteca de Arte Sonoro y Música Experimental (SONM) del Ayuntamiento de Murcia. Con alma punk, se siente cómoda en el 'underground'.
En tragos cortos
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¿Qué es el ruido? El ruido es relativo. Hay gente a la que le encanta el ruido y hay gente que no lo soporta. Yo recuerdo un concierto en Birmingham (Inglaterra), en un festival al que fui con mi pareja, estuvimos viendo a Nervo y creo que es uno de los conciertos que más he disfrutado en mi vida. Era como un masaje cerebral. Luego, el ruido de la calle, del tráfico, me molesta. John Cage, por ejemplo, decía que eso no era ruido, que había que dejar entrar los sonidos de la calle y disfrutarlos. Luego está el ruido eterno, que es el ruido que hacen las instituciones y la iglesia; ese ruido está permitido. Por ejemplo, las campanas de las iglesias están permitidas desde siempre y no se pueden quitar. De hecho, a menudo hay una alguna población que lucha contra las campanas por no poder dormir, pero ellos lo siguen haciendo porque es sagrado.
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¿Cómo convive con el silencio? Lo necesito. De hecho, salgo a caminar o voy en bicicleta y a veces me gusta ir sin auriculares. Me encanta el silencio y lo voy buscando.
-¿Cómo define 'Materia vibrante'?
-'Materia vibrante' es un una evolución, un paso más en mi trayectoria. Empecé más o menos con música experimental, luego industrial, y, en mi proceso, este es un disco más ambient, experimental y drone. Es más agradable a la escucha que los anteriores. Los anteriores eran para oídos acostumbrados al noise experimental, mientras que este disco es más amable.
-¿Un disco para todos los públicos?
-Eso también es cuestionable. Para mí es más amable porque tiene más melodías pero, por otro lado, incluye, por ejemplo, 10 minutos seguidos de drone. Yo sé que esto le pone nerviosa a la gente. De hecho, lo hago a propósito. Es un trance. Siempre trabajo la materia, la distorsiono para que se convierta en algo abstracto y creo un estado alterado que invita a la meditación. Este tipo de música bebe de mis fuentes. Yo escucho minimalismo americano y a mujeres como Éliane Radigue o Pauline Oliveros, que realizan composiciones con 20 minutos de drones y que cambian muy poco en esos minutos.
-¿Cómo recomienda escuchar su disco?
-Es un disco para escucharlo tranquilo en un jardín o en tu casa con auriculares, sin hacer otra cosa. Yo recomiendo hacerlo mientras miras por tu balcón y ves el paisaje, o acostado debajo del ventilador.
-Ha grabado en Asturias, Birmingham (Gran Bretaña) e Irlanda. ¿Por qué en estos lugares?
-Mi trabajo siempre parte de la materia orgánica, tanto sonora como visual. Cuando voy de viaje me gusta ir a sitios un poco telúricos. Siempre me llevo toda la cacharrería: la grabadora, el hidrófono, que es el micrófono que se puede meter al agua y que permite escuchar los sonidos del agua, los animalillos... Si subo a una montaña en la Rioja, grabo los molinos de viento. En cada destino siempre voy grabando. Y si no, lo hago con el móvil. Luego todo ese material lo transformo y lo uso, a veces, sin transformar. Estos son sonidos recogidos de mi últimos viajes.
«Este disco es más agradable a la escucha que los anteriores»
-Dedica una de las canciones del disco al mundo de la imaginación.
-En el disco hay un tema que se llama 'Mundus Imaginalis' y eso nos une con Ibn Arabi y con Henry Corbin, místicos sufíes. Se relaciona la imaginación con la parte del mundo sensible que se une con el mundo físico. Es el mundo de la imaginación de los sueños. Pero no una imaginación tonta, sino esa que te conecta con una creatividad suprema. La imaginación permite que haya una mesa, frigoríficos... Este disco es una oda a la materia, a los humanos. Hasta ahora mis creaciones habían sido un poco más una alabanza a lo inmaterial, pero este disco para mí es más físico y reconoce que es superimportante todo lo que tenemos en la naturaleza los humanos: la carne, los huesos... nosotros somos química.
-En el tema que da nombre al disco menciona que la enfermedad le ha llevado a tomar consciencia de su cuerpo, ¿de qué manera?
-La materia vibrante es nuestro cuerpo, nuestra sangre y nuestra carne. Pasé una época de crisis existencial física por el paso del tiempo y porque empecé a tener problemas de vértigo y de oído. Para mí fue un 'shock' que me hizo valorar el cuerpo. Antes, siempre estaba pensando en la espiritualidad, en el interior y en lo inmaterial, pero sin el cuerpo, sin los huesos, sin la carne, no hay nada. A raíz de esa crisis física y existencial tomé la decisión de hacer el disco y es un poco una especie de expulsión de los demonios.
-¿También es la autora de la portada del álbum?
-Sí. Hasta ahora las había hecho siempre con programas como Photoshop, pero esta vez he aprovechado las nuevas tecnologías -'Materia vibrante' también va de reivindicar lo digital- y he utilizado la inteligencia artificial. Una vez que tenía fotos y vídeos, lo pasé por la inteligencia artificial y conseguí, después de muchas vueltas, lo que yo quería. Yo vivo entre los dos mundos, analógico y digital. Lo que no voy a hacer es salirme del mundo en el que vivo en este momento. Tengo que ir siempre con las nuevas tecnologías. Me parece que el mundo es mucho mejor con todo lo que tenemos.
Desde la niñez
-¿Cómo terminó grabando en Texas?
-Es el tercer disco con ellos, una satisfacción. Es un sello que me encanta, me identifico mucho con ellos. En el mundo 'underground' casi todos nos conocemos. Un sello de California, Silent Records, me pidió hacer un tema para publicar en un recopilatorio en Estados Unidos. Hice un tema de unos 8 minutos, lo envié. El sello en el que estoy ahora, Elevator Bath, escuchó ese tema y le gustó mucho, de hecho lo recomendó en unas listas en California. Me pidió que le enviara material nuevo.
-¿Cuándo empieza a llamarle la atención la música experimental?
-De pequeña, recuerdo estar con mis hermanas en las tardes de verano. Teníamos un radiocasete y nos poníamos a hacer sonido, lo que ahora es el Foley, hacer el sonido de las películas. Mi hermana tenía una guitarra y yo me ponía a tocarla cuando ella no estaba, pero no tocaba, sino que sacaba sonido. Siempre he sido más trabajar el sonido como una materia.
-¿Toca algún instrumento?
-No toco la guitarra ni nada de eso. Hice un máster en composición electroacústica, pero yo compongo en el ordenador y toco el 'sinte'. Además, empecé a realizar visuales con un grupo de Murcia, Schwarz. En el año 2009 llegó Francisco López a Murcia e hizo un taller, 'El mundo como instrumento', en el que descubrí lo que realmente me cambió la vida. Así nació mi primer disco.
«Hasta ahora mis creaciones habían sido una alabanza a lo inmaterial, pero este disco para mí es más físico y reconoce que es superimportante todo lo que tenemos en la naturaleza»
-¿Qué vino después?
-Volví a hacer un segundo taller con Francisco López y me pidió que me quedara llevando el archivo sonoro.
-¿Qué fue de SONM, la Fonoteca de Música Experimental y Arte Sonoro de Murcia?
-Desapareció. Estuvimos 10 años luchando con este proyecto. Fui a raíz del confinamiento. Los técnicos decidieron que no querían seguir con ese proyecto y que iban a dar un cambio para centrarse más en otro tipo de actividades [la creación de la plataforma Monoton]. Entonces Francisco López se llevó el archivo a Valencia.
-¿El archivo sonoro de Murcia se encuentra en Valencia?
-Sí, en Valencia. El archivo era de Francisco López. Todo el trabajo que se hizo era suyo. Yo decidí que no quería seguir. La situación iba en contra de mis valores y no tenía sentido seguir allí para hacer gestión cultural. A mí me interesaba la investigación, el archivo, la catalogación y, de alguna forma transmitir todo ese tipo de posibilidades creativas al mundo. El archivo de Murcia ahora se puede escuchar en supersonic.lasnaves.com.
-Musicalmente está en constante evolución, ¿se reconoce en sus primeros discos?
-Me cuesta mucho volver a escuchar las cosas que hago. El caso es que algunos los escucho y lo llevo bien, pero como voy cambiando con el tiempo, igual que cambio en una dirección opuesta, luego vuelvo a cambiar y me vuelve a gustar lo anterior.
-¿Por ejemplo?
-Cuando empecé, todo lo hacía con grabaciones. Recuerdo que estaba en Portugal y entré a una iglesia y en ese momento estaban rezando el Rosario. Entonces yo dije, 'esta es mi oportunidad'. Fue una grabación que me encantó y no me canso de escucharla. Luego estuve con una amiga con la que teníamos un proyecto paralelo e hice un rollo drone minimalista, noise experimental e improvisación. Ahí estábamos, sacando la rabia. No había mucho que hacer en Murcia en ese momento, así que nos reuníamos y nos poníamos a crear nuestras cosas. Llegó un punto en el que no me veía haciendo punk por mi edad y lo dejé para hacer algo más intronspectivo y meditativo. Ahora quiero volver al noise experimental, a sacar la rabia.
-¿Contra qué va a sacar la rabia?
-Yo ya soy mayor, pero cuando empecé, con 15 años, estaba en la Murcia de los 80. Yo tenía que ir en contra de todos los estereotipos que estaban establecidos sobre cómo tenía que ser la mujer, que debía casarse, tener hijos... Yo sabía que a mí no me gustaba hacer una carrera como mi hermana y me fui a la Escuela de Arte. Necesitaba manifestarme de otra forma. Como dijo [el filósofo y crítico de arte] Fernando Castro Flórez, «un artista es una persona que tiene una herida y que la muestra». Con la edad que tengo, tampoco es normal que siga haciendo lo que hago, o sea que esta es mi rebeldía.
-¿Qué hace con las horas de sonido grabadas que, finalmente, son desechadas y no forman parte de un proyecto?
-Tengo un montón de discos duros externos. Es una locura, los tengo desde hace años. Lo primero que hago cuando vuelvo de viaje es escuchar las grabaciones y y catalogarlas. Lo que intento es no repetir las grabaciones, si las he utilizado para un disco no las uso para otro. También me he dado cuenta de que con el tiempo, si vuelvo a escuchar los archivos, tienen un valor diferente porque yo ya no soy la misma que cuando los grabé. A la hora de investigar en esos archivos tengo que tener mucho tiempo, controlarme y estar tranquila, son horas y horas.
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