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Sobre las cumbres de la literatura clásica, 'De rerum natura' (Sobre la naturaleza de las cosas) de Tito Lucrecio Caro, destaca como una creación sublime ... que fusiona el conocimiento antiguo de la naturaleza con la poesía. Escrita hace más de dos mil años, esta obra en hexámetros dactílicos no solo fue una exposición de la filosofía epicúrea, sino también un intento de explicar el mundo mediante principios racionales, anticipando algunas ideas que siglos más tarde se convertirían en pilares del pensamiento científico.
Lucrecio se inspiró en las enseñanzas de Epicuro, quien proponía que el universo estaba compuesto exclusivamente de átomos y vacío. Su materialismo radical desafiaba las explicaciones mitológicas del mundo y sostenía que los dioses, de existir, no intervenían en los asuntos humanos. Esta concepción llevaba a una ética basada en la búsqueda del placer entendido como ausencia de dolor y en el rechazo del miedo a la muerte.
'De rerum natura' describe un universo en el que todo ocurre por necesidad natural y no por la acción de seres sobrenaturales. Lucrecio sostiene que el universo es infinito, que la materia está compuesta de mínimos indivisibles (átomos) y que estos se mueven en el vacío según leyes naturales. Incluso postula un fenómeno llamado 'clinamen', una desviación aleatoria en la trayectoria de los átomos que permite la formación de estructuras complejas y la existencia del libre albedrío. Aunque especulativo, este concepto guarda una inquietante similitud con ciertas interpretaciones modernas de la física cuántica, en las que el azar desempeña un papel esencial en el comportamiento de las partículas subatómicas.
–Teoría atómica: La concepción de la materia como un conjunto de partículas indivisibles es un eco de la física atómica contemporánea. Aunque el modelo de Lucrecio no se basa en experimentación, la idea central de que la realidad está compuesta de unidades fundamentales sigue vigente.
–Evolución primitiva: Su idea de que las especies aparecen y desaparecen según su adaptación al medio recuerda vagamente la selección natural. Su visión no es exactamente la selección natural darwiniana, ya que no postula la transmisión de rasgos hereditarios favorables, pero sí sugiere que los organismos menos aptos se extinguen.
–Explicaciones naturales de fenómenos meteorológicos y astronómicos: Lucrecio rechaza las explicaciones sobrenaturales para los rayos, terremotos y eclipses, buscando en cambio causas físicas y materiales. Su afán por encontrar mecanismos racionales para los fenómenos naturales lo vincula con el pensamiento científico moderno.
-Ciclo de la materia: Lucrecio expone una visión en la que la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma, una idea que recuerda la ley de conservación de la materia formulada en la era moderna.
Tras siglos de olvido, la obra de Lucrecio fue redescubierta en 1417 por el humanista Poggio Bracciolini, un antiguo secretario papal y ávido buscador de manuscritos clásicos. Durante una expedición a un monasterio alemán, probablemente en Fulda o Reichenau, Bracciolini encontró un ejemplar de 'De rerum natura' cubierto de polvo en la biblioteca monástica. Consciente de su importancia, copió cuidadosamente el texto y lo llevó de vuelta a Italia, donde se hizo popular entre los círculos intelectuales. Su difusión tuvo un impacto profundo en el Renacimiento y en la Revolución Científica, al promover una visión del mundo basada en el naturalismo y la racionalidad.
El descubrimiento de Bracciolini permitió que la obra resurgiera en un contexto en el que el pensamiento humanista comenzaba a cuestionar dogmas medievales y a recuperar el legado de la Antigüedad clásica. Giordano Bruno, Galileo Galilei y Pierre Gassendi encontraron en Lucrecio una fuente de inspiración para sus propias exploraciones del mundo natural. Además, su defensa de una cosmovisión materialista influyó también en pensadores ilustrados como Voltaire y Diderot, quienes vieron en 'De rerum natura' un precursor del escepticismo racionalista.
Hoy en día, 'De rerum natura' sigue siendo un testimonio asombroso del esfuerzo humano por comprender el universo a través de la razón, mucho antes de que existiera el método científico. Su fusión de poesía y pensamiento materialista no solo la convierte en una joya literaria, sino en una obra fundamental para quienes buscan las raíces del conocimiento en la Antigüedad. La obra de Lucrecio nos recuerda que la necesidad de explicar el mundo sin recurrir a lo sobrenatural es tan antigua como la civilización misma y que, incluso en la Roma clásica, ya latía el germen de la ciencia que hoy sigue guiando nuestra comprensión del cosmos.
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