Raúl Quinto es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada y actualmente reside en Almería, donde ejerce como profesor de bachillerato. El próximo 16 de octubre leerá el pregón de la Feria del Libro de Cartagena.Francisco Bonilla
Escritor e historiador, ganador del Premio de la Crítica
Raúl Quinto: «El gran público muchas veces está desorientado porque está en manos de auténticos charlatanes»
Literatura ·
«Muchos tópicos se refuerzan a través de la novela histórica», asegura el autor de 'Martinete del rey sombra', novela sobre la Gran Redada contra el pueblo gitano bajo el reinado de Fernando VI que presenta en Murcia el próximo martes 8 de octubre en el Aula de Cultura de LA VERDAD y la Fundación Cajamurcia
Raúl Quinto (Cartagena, 1978) no esperaba la repercusión de 'Martinete del rey sombra' (Jekill & Jill), el libro con el que ha ganado el Premio de la Crítica en narrativa, otorgado por la Asociación Española de Críticos Literarios (AECL), y antes el Premio ... Cálamo 'Otra Mirada' 2023, que al poeta, narrador y profesor de Historia en un instituto de Almería le hizo especial ilusión porque este último galardón es decidido por los lectores de la librería Cálamo (Zaragoza) desde 2001 en reconocimiento a su calidad excepcional. «Yo no me esperaba eso porque llevo sacando cosas al mercado editorial desde 2002, principalmente poesía, y he tenido mi pequeño grupo de lectores, muy fieles y aguerridos, casi como si formaran parte de reuniones clandestinas. Pero, de repente, con este libro, como que se han quemado una serie de etapas y se han abierto puertas por una serie de cosas: por las condiciones de mi literatura, por la editorial pequeña en la que estoy... Ha sido todo contraintuitivo». Los premios que ha recibido Quinto por 'Martinete del rey sombra', y el respaldo continuo de los lectores, pues ya va por su cuarta edición, han sido una constante. De esta obra especial hablará Raúl Quinto el próximo martes 8 de octubre en el Aula de Cultura de LA VERDAD, un encuentro abierto, con entrada libre, a las 19.30 horas, en el auditorio de la Fundación Cajamurcia en Gran Vía, 23, de Murcia, en un acto enmarcado en la Feria del Libro de Murcia. Quinto descubrirá 'La historia desde otro lado', pues 'Martinete del rey sombra' gira en torno a uno de los episodios más sucios y oscuros de nuestro Siglo de las Luces, el siglo de la llamada Ilustración: la Gran Redada, como se conoce al intento de exterminio del pueblo gitano en 1749, bajo reinado de Fernando VI y por orden del Marqués de la Ensenada.
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-Quedan muy pocos días para la presentación en el Aula de Cultura de LA VERDAD y la Fundación Cajamurcia. ¿A qué atribuye el hecho de que 'Martinete del rey sombra' siga calando entre los lectores, y con una trama que nos remonta a un mundo que parece que queda tan lejos?
-Me siento muy agradecido y muy sorprendido, sobre todo, y la diferencia quizás haya sido la elección de un tema tan llamativo, y tan necesario, de alguna manera. La gente quiere saber, en general. Quiere conocer, aunque no sean temas amables. Y tal vez porque se han dado carambolas azarosas cuando determinados libreros apostaron por el libro. La concesión del Premio Cálamo 'Otra Mirada' me puso ante otros lectores y críticos que no habían pensado en mí. El Premio de la Crítica no se explica sin el Cálamo. El librero cumple una función importante cuando ves la prescripción oficial de los grandes medios y los intereses empresariales que hay alrededor de ciertas obras que aparecen cada semana como «la gran obra del siglo» o «la novela que va a cambiarlo todo». Ves que eso acaba convertido en nada. La confianza que antes la gente podía tener en los críticos a la hora de prescribir, ahora la tienen los libreros.
-El hecho de que haya habido «librerías valientes», como usted las llama, que hayan recomendado mucho 'Martinete del rey sombra', ha sido una suerte.
-Sí, porque sigue llegando a muchos lectores y a clubes de lectura, es una cosa bonita que ya me sucedió con mi anterior libro, 'La canción de NOF4' [Premio Alfonso Décimo de Literatura 2022], pero que ahora ha sido algo mayor.
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-¿Qué libros le ha recomendado últimamente su librero de confianza?
-Aquí en Almería, donde vivo, cerca de mi casa abrió hace un año una librería pequeña, El Faro de Recóndito, y me consta que han vendido más de cien ejemplares de 'Martinete del rey sombra'. Para una editorial independiente como Jekyll & Jill esto es fundamental para que las tiradas estén vivas. Pero, por ejemplo, últimamente hemos hablado mucho del último libro de Lola Nieto, 'La isla desnuda' (La Caja Books), que pronto se presenta en Murcia y en Cartagena, que es un libro fabuloso sobre Japón y sobre el lenguaje; también hemos hablado mucho de Gustavo Faverón y 'Vivir abajo' (Candaya), y de 'Theodoros' (Impedimenta), de Mircea Cărtărescu.
En tragos cortos
¿Para cuándo un nuevo libro?
Para el año que viene, será en prosa. Y también con Jekill & Jill.
¿Qué tiene claro?
Que mi literatura parte de la poesía, del tratamiento del ritmo, de la música, de las imágenes. La mirada oblicua de la poesía sobre la realidad eso está ahí. Llevo bastante tiempo sin escribir poemas porque le tengo bastante respeto a la poesía como género, y a los lectores, y no me atrevo a repetirme. Tengo claro que necesito encontrar una nueva forma de escribir poesía.
¿Qué es verdad?
Que he hecho un equipo muy bueno con Víctor Gomollón, mi editor en Jekill & Jill. 'Martinete' ha sido un encuentro entre nosotros tras 'La canción de NOF4', donde Víctor es la pieza clave, era un libro distinto y él me hizo ir más allá apostando por cosas muy radicales, a diferencia de lo que hacen otras editoriales acobardadas sobre lo que es raro o no.
-Empezó publicando poesía. Es autor de 'Grietas' (Dauro, 2002; reeditado con Poemas del Cabo de Gata, La Garúa, 2007), 'La piel del vigilante' (DVD, 2005), 'La flor de la tortura' (Renacimiento, 2008), 'Ruido blanco' (La Bella Varsovia, 2012), 'La lengua rota' (La Bella Varsovia, 2019) y 'Sola' (La Bella Varsovia, 2020). ¿Su intención era acabar convertido en un autor de culto?
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-Es que yo no tenía un objetivo, nunca me he planteado la escritura como una carrera para llegar a ningún sitio. Yo tengo una necesidad de escribir, y no me explico a mí mismo sin la escritura. Sin la lectura tampoco, por supuesto. Pero la escritura es una especie de droga de la que dependo de alguna manera, y las sensaciones que yo experimento cuando estoy dentro del lenguaje escribiendo delante del ordenador, yo no las encuentro en ningún otro lugar de mi vida. También utilizo la literatura para explicarme y para intentar estar menos confundido con ciertas cosas que ocurren en el mundo. Y esto me sirve para meterme en lugares poco frecuentados, en sitios extraños, que están en mis libros al final. Libros que son artefactos extraños que miran el lado extraño del mundo, de una forma extraña también, claro, para intentar alcanzar un poco de claridad en un mundo confuso y terrible. Hay un punto de vanidad en el escritor, pues quieres que te lean, lógicamente, pero yo me he tirado 20 años con cuatro gatos que me leían, pero eran mis cuatro gatos, los que estaban muy metidos dentro de mi rollo. Y yo he seguido creando, y funcionando igual, buscando mis espacios de pensamiento, y no me planteo dónde quiero ir, pero sí me sorprende, sinceramente, a donde he llegado.
«Hay que hablar de la Gran Redada si estás explicando el reinado de Fernando VI y la figura del Marqués de la Ensenada. De lo contrario, si no lo haces, a través del vacío y del olvido lo que estás haciendo es tergiversar la historia»
Raúl Quinto
Escritor y profesor de Historia
-Usted da clases de historia a estudiantes de Bachillerato, de un arco de edad entre los 16 y los 18 años, ¿qué interés encuentra en ellos sobre la Historia?
-La Historia es un arma de doble filo porque depende siempre de cómo envuelva el paquete el profesor o la profesora de turno. Porque puede ser algo tedioso, que el alumno considere que no tiene nada que ver con él, o puede ser todo lo contrario: puede ser algo que le active su relación con el mundo o con el presente. Yo intento hacerlo de esta segunda manera, y a los alumnos sí les acaba interesando la Historia, porque forma parte de nosotros. Es nuestro pasado, nuestra memoria, y nuestra identidad se forja a través de lo que recordamos.
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-¿El episodio de la Gran Redada contra el pueblo gitano está en el temario que estudia el alumnado o es algo que quedaba reducido a una nota al pie de página o a los márgenes?
-En los libros de texto que yo he manejado, en los currículos de las leyes anteriores, no aparecía. Yo sí lo explico, evidentemente, desde el momento en que investigo y tengo conocimiento del tema y de la magnitud del asunto, que merece un capítulo cuando estamos explicando el siglo XVIII. Hay que hablar de la Gran Redada, por supuesto, si estás explicando el reinado de Fernando VI y la figura del Marqués de la Ensenada. Porque de lo contrario, si no lo haces, a través del vacío y del olvido lo que estás haciendo es tergiversar la historia. Un profesor de historia tiene que intentar acercar lo máximo posible a sus alumnos a la verdad de lo que ocurrió, con todas sus luces y sus sombras, y hasta hace muy poco tiempo temas como la Gran Redada no existían, digamos, para la historia escolar.
Raúl Quinto en un retrato del pintor e ilustrador murciano Arturo Pérez para LA VERDAD.
ARTURO
-¿Qué cree que de nuestro tiempo interesará a las generaciones futuras? ¿Qué pasará a la historia de lo que estamos viviendo?
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-Los historiadores explican el pasado para explicar el presente, pero rara vez tienen dotes de adivinación. Aunque en la actualidad vemos rimas que nos recuerdan al pasado, a elementos nada halagüeños del pasado, eso no significa que se tenga que repetir, porque el futuro está por escribir. Eso es lo realmente inquietante del asunto. Y lo maravilloso. El futuro es un folio en blanco, y no estamos determinados. En la actualidad yo veo tendencias bastante sombrías: el ascenso de las extremas derechas, la falta de gobernanza internacional, todo lo que pasa en Oriente Medio sucede en parte porque no hay poderes supranacionales fuertes, que controlen y que pongan a Israel en su sitio. En el pasado ya ocurrió y fueron lamentables las consecuencias. Esperemos que el resultado no sea el mismo. Para eso está la Historia: para reflejarnos de manera negativa en las cosas que no queremos que vuelvan a suceder.
«El futuro es un folio en blanco, y no estamos determinados. En la actualidad yo veo tendencias bastante sombrías: el ascenso de las extremas derechas, la falta de gobernanza internacional, todo lo que pasa en Oriente Medio sucede en parte porque no hay poderes supranacionales fuertes»
Raúl Quinto
Escritor y profesor de Historia
-'Martinete del rey sombra' nos obliga a repensar otros episodios de épocas pasadas, y, en concreto, de lo que sucedió en ese reinado de Fernando VI, con elementos muy controvertidos.
-Si yo he podido escribir este libro es porque antes que yo ha habido investigadores y académicos que han profundizado en esto. Yo lo que he hecho es coger todos esos elementos investigados y publicados, y convertirlo en una obra de ficción, es decir, llevarlo al terreno del arte. Hay un debate sobre cómo es la divulgación de los hallazgos de las academias de historia porque esa divulgación está a veces en manos de auténticos estafadores del discurso histórico, que se basan en cuestiones nacionalistas y en otras cosas que saben que van a vender mucho, y que han sido superados ampliamente por los debates historiográficos de las academias, aunque muchas veces las academias no han trasladado esos discursos y esos descubrimientos al gran público. De modo que el gran público muchas veces está desorientado porque está en manos de auténticos charlatanes, en vez de estarlo en manos de los historiadores. A eso contribuyen también muchos tópicos que se refuerzan a través de la novela histórica.
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-Clichés que se repiten, ¿no?
-Sí, asuntos que encajan muy bien en las tramas, y algunas tienen calidad más o menos, pero al final queda como que la historia solo aparece en las novelas. Yo a la hora de escribir 'Martinete del rey sombra' quería que fuera riguroso desde el punto de vista histórico, y que planteara preguntas, y riguroso desde el punto de vista artístico, y que conjugara muy bien esos dos niveles para contribuir a fijar un nuevo relato sobe la memoria y que el lector se planteara preguntas sobre el pasado, sobre cuál es el papel de las instituciones en la persecución y marginación del pueblo gitano, etcétera y etcétera.
-Le parece curioso cómo los espacios siguen estando muy delimitados entre payos y gitanos.
-Sí, en las presentaciones del libro y en las charlas que he dado en espacios que podías denominar de «payos», rara vez ha venido alguien de la comunidad gitana. Y en espacios donde se mueve el pueblo gitano también he visto dificultad para que aparezcan los «payos». Es como que hay una raya divisoria entre sus cosas y las nuestras muy definida. Y eso da para reflexionar. Yo he encontrado a gente gitana que conocía la historia al dedillo, y otros que las ignoraban. Mucha gente ha descubierto algo de sus raíces ahí en un libro que yo he escrito, y siempre recuerdo a Joaquín López Bustamante, director del programa 'Gitanos: arte y cultura romaní' de Radio Nacional de España, que me presentó en Jerez de la Frontera. Lo que yo cuento en el libro puede ser una anécdota para la mayoría, pero para las familias gitanas españolas tiene que ver con su propia vida, con su propia identidad y sus propias raíces. En Denia, donde sí han hecho el trabajo de reconocimiento de la memoria histórica, hay una placa en la fortaleza donde fueron recluidos muchos de los gitanos víctimas de la Gran Redada con los apellidos de estas personas, y entre ellos está el apellido Bustamante. La historia apela directamente a las personas. Es un material absolutamente delicado.
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-Aprendió pronto a escribir.
-Sí, muy pronto. Podía ser a partir de los cuatro o cinco años. Y en cuanto supe yo ya jugaba con las palabras. Mi hermano tenía una máquina de escribir Olivetti, a primeros de los 80, y yo la cogía, y me ponía delante con folios, y no sabía ni darle a los espacios, y escribía pequeñas novelas y cuentos. Jugaba a inventar historias, a contar cosas y a habitar las palabras.
«Un hermano mío compraba libros de Stephen King y yo me los leía todos, una literatura de batalla que hay que reivindicar de alguna manera. Se habla mucho de darle un Nobel a Stephen King, y estoy de acuerdo, porque a su manera es un grande»
Raúl Quinto
Escritor y profesor de Historia
-¿A qué escritores admira?
-Era fanático de Tolkien, lo conocía todo. En mi casa no había muchos libreros, mi padre era obrero y no había en casa afición a la lectura. Pero un hermano mío compraba libros de Stephen King y yo me los leía todos, una literatura de batalla que hay que reivindicar de alguna manera. Se habla mucho de darle un Nobel a Stephen King, y estoy de acuerdo, porque a su manera es un grande. Pero es la poesía la que cambia mi mirada, y me trastorna Lorca con 'Poeta en Nueva York', de hecho, sigo queriendo escribir 'Poeta en Nueva York' en cada libro que escribo, esa manera política y poética, radical, sobre la vida. Vicente Aleixandre y su explosión del lenguaje, su etapa más surrealista, la musicalidad de colores de sus libros. También me influyeron Baudelaire y Rimbaud, que me generan un nuevo mapa en mi cabeza.
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-¿Qué condiciona su mirada?
-El origen de clase. Ser hijo de un obrero del metal de Cartagena, y del barrio de Santa Lucía, frontera con Los Mateos. Mis padres eran unos currantes y se dedicaban a trabajar. Sin ese ambiente yo no puedo explicarme.
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