El poeta Cecilio Hernández, a Sánchez Bautista: «Hoy miro tus libros y me traen el eterno abrazo de tu amistad»

En esta mañana gris, las calles de Fortuna han pregonado tu muerte, Paco el cartero, el poeta, ha muerto. Tu calle ha recibido el clamor doloroso de todas las calles. Decía nuestro admirado Miguel que cuando muere un poeta toda la naturaleza se siente herida, por eso sé que los montes de greda, la rambla sin rumbo, el árbol retorcido y la tierra hirsuta, tierra de sol y de angustia, lloran tu ausencia. La huerta de Llano de Brujas, la casa donde un verano de 1967 me regalaste el tesoro de tus mejores sonetos, los azarbes y brazales con los quijeros llenos de amarillos membrillos, el otoño del granado y la higuera, todos, repiten tu nombre y lloran tu muerte.

Se fue Paco y mi adolescencia lo recuerda por las calles de mi pueblo, maestro y conductor de mis primeros versos, hoy, miro la estantería con tus libros dedicados, y una Elegía del Sureste, cuidadosamente copiada para mí, me trae el eterno abrazo de tu amistad.