En mi último artículo de esta mesa compartida dejé una reflexión sobre las ágoras modernas, entendidas estas como actividades y espacios físicos de nuestro entorno en los que es posible generar una oportunidad para disfrutar de la cultura científica a través del entretenimiento. Una de ... estas oportunidades puede ser la de pasar una tarde en el planeta Marte, el último de los planetas rocosos de nuestro sistema solar, un punto errante del cielo nocturno que en la Antigüedad fue bautizado con el nombre del dios de la guerra, inspirado por su color rojo brillante.
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Para viajar a Marte, necesitaríamos recorrer entre 60 y 400 millones de kilómetros. Una distancia que varía en un margen tan amplio debido al movimiento relativo de la Tierra y nuestro destino, respecto del Sol. Aun suponiendo la situación más favorable, parece una distancia bastante descomunal para un plan dominical, pero hay otra posibilidad. Se requiere recorrer menos distancia, porque no hace falta salir de nuestra región, pero eso sí, se necesita la mirada de la imaginación.
El Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar es un paraje espectacular, tanto por su biodiversidad en su flora y fauna, como en la belleza de sus dunas y playas, en las que podemos encontrar rincones y paisajes maravillosos. Uno de estos rincones son los estanques previos al proceso de cristalización, junto a la empresa que explota las salinas del parque. Seguro que las han visto alguna vez, porque llaman la atención por su especial coloración. Al contrario del color de Marte, que proviene del óxido de hierro de su superficie, el tono rojizo de estas pequeñas lagunas tiene uno de sus orígenes en la presencia de unos microorganismos del género Halobacterium, como Halobacterium salinarum y Halobacterium halobium. Son arqueas (no confundir con bacterias) y están consideradas como algunas de las formas de vida más antiguas en la historia de nuestro planeta.
Estos organismos halófilos, con forma de pequeños bastoncillos si se observan al microscopio, deben su color a la bacteriorodopsina, una proteína de membrana sensible a la luz que proporciona energía química a la célula. A más cantidad de sal y menor proporción de agua, se manifiesta un aumento de la tonalidad del color rojo. También aporta a las salinas su particular color púrpura, un alga, la Dunaliella salina, debido a su contenido en pigmentos carotenoides, y un crustáceo propio de aguas salobres, la Artemia salina. Este crustáceo es el responsable del color rosa del plumaje de los flamencos, que adquieren los carotenoides en su dieta y se acumulan en sus plumas a medida que crecen. En este ejercicio de contemplación cromática, una mirada al planeta rojo resulta inevitable.
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Hay científicos que afirman que el agua que recubrió la superficie de Marte hace millones de años, teniendo en cuenta las condiciones de temperatura y presión de aquel periodo, tuvo que ser agua con un alto contenido en sal. Y por tanto, las formas de vida, en caso de que hubieran existido, serían halófilas.
La semana pasada conocíamos que 'Perseverance', la ambiciosa misión de la NASA cuya finalidad es la de buscar vida antigua microbiana en Marte, confirmó lo que muchos sospechaban. El cráter Jezero, donde el vehículo robot de esta misión aterrizó en febrero de este año, fue hace 3.500 millones de años un gran lago de agua alimentado por un río. El descubrimiento, publicado en la revista 'Science', deja la puerta abierta para obtener la primera evidencia en la historia de la humanidad sobre la existencia de vida fuera de la Tierra. Habrá que ser muy prudentes y esperar.
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Y mientras dure esa espera, les dejo una pequeña propuesta a modo de recomendación. Se trata del libro 'Crónicas marcianas', de Ray Bradbury, publicado en 1950. Una obra maestra cargada de lirismo, melancolía, humor y vacío cósmico. Busquen la edición que contiene el maravilloso prólogo escrito por Jorge Luis Borges. Y visiten las Salinas de San Pedro para sentarse delante de una laguna 'marciana' con este libro en la mano. Su lectura, en plena inmersión de un Marte imaginado, a buen seguro que les proporcionará un momento inolvidable. Sobre todo, cuando lean la historia titulada 'La tercera expedición' y piensen en volver a casa con sus familiares. Les deseo la mejor de las suertes.
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