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Ya se han cumplido cincuenta años desde que los doctores Carl Wood y John Leeton lograron la primera transferencia a un útero de un embrión humano 'in vitro'. Aquel primer ensayo no funcionó, apenas aguantó una semana dentro del cuerpo que debía gestarlo. Un ... lustro después, y tras más de un centenar de transferencias de embriones fallidas, Patrick Steptoe, Robert Edwards y Jean Purdy lo lograron al fin.
El 25 de julio de 1978 nació Louise Brown, la 'primera bebé probeta' del mundo, como se dijo entonces. Ahora, solo en España, nacen más de 40.000 niños por reproducción asistida al año.
La ciencia, por tanto, superó con creces un reto soberbio al que, con el tiempo, le surgen nuevos interrogantes. ¿Cómo evolucionan esos bebés cuando van creciendo? ¿Cómo les afecta la edad? ¿Su origen singular acaba pasando factura de algún modo en su salud?
A todo eso se ha propuesto responder el programa de doctorado europeo conjunto 'Afrodita', que está liderado desde la Universidad de Murcia (UMU).
«El objetivo es formar a un grupo de quince jóvenes investigadores que realizarán sus tesis doctorales analizando el impacto de las técnicas de reproducción asistida (fecundación 'in vitro' y otras) en gametos (óvulos y espermatozoides) y en embriones, a nivel molecular y cromosómico», explica el profesor Sebastián Cánovas Bernabé, del departamento de Fisiología en la Facultad de Enfermería de la UMU. «Estudiamos si los individuos nacidos mediante reproducción asistida muestran cambios en su salud cuando son adultos y cómo afecta la edad de los progenitores», concreta.
Son asuntos que importan directamente a una población que supera los nueve millones de personas. Ese es el número de niños que ya han nacido mediante técnicas de reproducción asistidas en todo el mundo.
«Consideramos que se pueden optimizar las condiciones de estas técnicas para reducir su impacto sobre la salud de los individuos que nacen de este modo», dice el especialista.
El doctor Cánovas Bernabé es el encargado de coordinar el proyecto. Él cumple el papel de «interlocutor frente a la Unión Europea entre las 17 instituciones participantes y más de 50 investigadores» implicados, explica.
Los especialistas están además preocupados por la edad de los progenitores –cada vez más avanzada–, lo que les ha llevado a plantearse «las consecuencias que ello puede conllevar».
También buscan alternativas para casos de infertilidad que actualmente no tienen tratamiento. «Para ello –precisa– realizamos investigaciones tanto en animales como en la especie humana». No es una combinación inusual. «De hecho, la medicina reproductiva se ha beneficiado durante mucho tiempo de los esfuerzos combinados de científicos que estudian la reproducción en animales», añade.
Son muchos los veterinarios que tratan de mejorar el rendimiento reproductivo de especies ganaderas, y médicos que buscan de mejorar la salud humana.
La fecundación 'in vitro' humana, de hecho, fue posible tras el éxito previo alcanzado en 1934 en la fecundación de conejos por el investigador estadounidense Gregory Pincus.
En la actualidad, la producción de embriones en animales con estas técnicas –por ejemplo, en vacuno– tiene un gran interés tanto productivo como económico, incide el científico. «A nivel mundial, en 2022 se produjeron 1,7 millones de embriones de animales en laboratorio. Y se estima que este mercado alcanzará los 1.500 millones de dólares en 2024», lo que equivale a más de 1.400 millones de euros al cambio actual. Otra razón más para poner en el foco en una iniciativa que, con su notable vertiente humana, ya cuenta con más que sobrados alicientes para prestarle atención.
El liderado desde la Universidad de Murcia no es un programa «convencional», advierte el coordinador. Su naturaleza transnacional le obliga a ajustarse a las normas que fija la Unión Europea, ya que es quien lo financia «través de las acciones Maria–Sklodowska Curie (MSCA)».
Esto implica que los doctorandos participantes deben desarrollar su investigación en dos universidades, y en centros de investigación o empresas ubicados en diferentes países.
El objetivo es mejorar así las futuras opciones de empleo de unos profesionales con unos conocimientos de alto interés médico y social. «Para ello se les ofrece un salario altamente competitivo durante 36 meses y obtendrán el título de doctor en dos universidades». Además, contarán con el prestigio y el reconocimiento que conllevan los programas MSCA, «todo un indicador de calidad para los investigadores».
El programa 'Afrodita', que tiene una duración de cuatro años, arrancó el mes pasado, por lo que ahora todavía se encuentra en el proceso de selección de los 15 investigadores que realizarán sus tesis bajo este valioso paraguas.
En realidad, el proyecto ya acumula más de dos años en marcha, si se considera el periodo de preparación de la propuesta más la coordinación de los socios, «en el que hemos trabajado intensamente», afirma su coordinador.
«El nivel de excelencia que requiere una propuesta de este tipo necesita del máximo nivel de concentración para intentar estar entre las mejores propuestas europeas, como finalmente conseguimos, con una puntuación de 98 puntos sobre un máximo de 100», aprecia Cánovas.
En la iniciativa participan cinco universidades europeas, tres centros de investigación, un hospital, una clínica de reproducción asistida y siete grandes empresas especializadas. Todo ello distribuido todo en ocho países: Dinamarca, España, Francia,Holanda, Irlanda, Italia y Estados Unidos.
Los más de cuatro millones de euros en los que está presupuestado el programa están financiados por la Unión Europea. Con ellos se cubren los salarios de los doctorandos, sus desplazamientos, las actividades formativas que precisan, los costes de gestión y el equipamiento y los materiales de investigación necesarios.
«Además, los socios que participan aportan equipamiento de vanguardia para el desarrollo de la investigación, y la experiencia de un panel de profesionales que supone un valor intangible enorme». Son unos recursos importantes para un proyecto que, como suele ocurrir en este tipo de iniciativas, es todavía mucho más grande que lo que cuesta», subraya Sebastián Cánovas.
La Universidad de Murcia (UMU) ya tiene detrás «una larga trayectoria investigadora en el campo de la fisiología y la fiotecnología de la reproducción», esgrime el profesor Sebastián Cánovas Bernabé, coordinador del programa 'Afrodita' de la Unión Europea, que acaba de arrancar y que se prolongará durante cuatro años. El grupo de Fisiología de la Reproducción (Fisiorep), en el que él mismo trabaja, suma numerosos proyectos de investigación regionales, nacionales e internacionales, así como contratos con empresas del sector, «de los que se han obtenido publicaciones de alto impacto en revistas internacionales». Ese trabajo también se refleja en el máster de Biología y Tecnología de la Reproducción en Mamíferos, que este curso alcanza su 19ª edición, y por el que han pasado casi 400 alumnos. El profesor afirma que se trata de uno de los títulos «incluido en los listados de másteres de más prestigio a nivel nacional».
«En este marco –explica– y a nivel internacional, el hecho de que investigadores de universidades tan prestigiosas como las que participan en el programa ['Afrodita'] me propusieran liderar esta iniciativa es un reconocimiento a nuestro liderazgo como grupo de investigación y la capacidad de gestión de la Universidad de Murcia».
En total, Fisiorep acumula más de 25 años trabajando en técnicas de reproducción asistida y producción 'in vitro' de embriones de varias especies de animales. Este equipo de la UMU, explica el doctor Cánovas, ha sido también pionero en proponer que la fecundación 'in vitro' se realice en condiciones similares a como ocurre en el organismo. Se refiere, entre otros, al uso de fluidos obtenidos de las trompas de Falopio y el útero. Durante su formación como investigador postdoctoral en Estados Unidos, el profesor Sebastián Cánovas ya comenzó un camino que le llevó posteriormente a continuar en España unas investigaciones relacionadas «con la salud de los individuos que nacen a partir de estas técnicas».
Entre la experiencia de los profesionales que ahora forman parte de su equipo destaca otro programa de doctorado conjunto, denominado Repbiotech –y financiado igualmente por la UE–, que entre los años 2019 y 2025 coordinó la profesora Pilar Coy, «con resultados muy relevantes». Cánovas resalta que el conjunto de toda esa experiencia e ideas, que ha ido creciendo con propuestas de otros grupos internacionales que forman parte de 'Afrodita', ha sido el germen de la nueva iniciativa que ahora se coordina desde la Universidad de Murcia.
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