Nico Munuera, en el Patio Herreriano de Valladolid.

Nico Munuera, el cazador de almas

El pintor lorquino protagoniza, junto al fotógrafo José Guerrero, la exposición 'Paisajes del límite', que puede visitarse en el Patio Herreriano de Valladolid

Sábado, 26 de octubre 2019, 02:34

«Pinto para ver mejor la vida y no perderme esos pequeños detalles del día a día a los que, siendo realmente tan importantes, no les prestamos atención», dice Nico Munuera (Lorca, 1974), que desde hace unos meses trabaja con una nueva galería: la madrileña Moisés Pérez de Albéniz, que abrirá temporada en 2020 con las nuevas obras del reconocido artista. «Estoy en una nueva etapa, tras haber cambiado de galería, y en lucha permanente: con el paso del tiempo y con la pintura; una lucha que me mantiene en tensión, vivo, observando todo cuanto me rodea con mucha curiosidad», indica Munuera, que hace un descanso para hablar con 'La Verdad'. Anda felizmente enfrascado en la creación de una serie de 25 grabados que prepara -en Valencia, la ciudad en la que vive desde hace años- para La Caja Negra, y que serán presentados en la próxima edición de la feria de arte ARCO. Grabados en los que predominará el color verde, «con el que reconozco que estoy obsesionado», dice. «Ese color verde maravilloso de la hierba fresca», precisa, o el de las pinadas que le acompañán, como un saludable ejército de camaradas silenciosos, durante sus días de verano en Ibiza.

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Vive feliz. Sonríe con una facilidad envidiable, fruto en parte de la alegría que le contagian sus hijas, Luna (14 años) e Iris (10 años), y está muy satisfecho con su participación en la nueva exposición temporal inaugurada en el Museo de Arte Contemporáneo Español 'Patio Herreriano', en Valladolid. Junto al fotógrafo José Guerrero, y con la obra de Díaz Caneja al fondo, protagoniza la muestra 'Paisajes del límite', que se podrá disfrutar hasta el 2 de febrero en sus salas I y II.

Tome nota

  • Artista Nico Munuera

  • Exposición: 'Paisajes del límite'. Patio Herreriano, en Valladolid.

  • Visitas: Hasta el 2 de febrero de 2020.

Responsable de algunas de las exposiciones más interesantes que han tenido lugar en Murcia en los últimos años -en 2009, en el Mubam; y en 2015 en la sala de Verónicas-, la pintura de Nico Munuera parece obra de un cazador de almas. Una obra exquisita y, al mismo tiempo, poseedora del aplomo de un fuerte en mitad de un batallón de salvajes indeseables. Su obra promete siempre un baño de calma, una invitación a la reflexión, y una apuesta por el enigma, los recuerdos y la contemplación pausada de la vida, que, es cierto, se nos escapa. Sus creaciones, extrañamente inquietantes y en apariencia muy sencillas, propician que el espectador sin prisas pueda adentrarse por territorios apenas esbozados de insinuada belleza y notable fuerza. Interrogantes artísticos, laberintos para los sentidos, caminos de ida y vuelta en busca de un mayor conocimiento y una mirada más lúcida sobre las cosas (que te amenazan o abrazan, que te protegen o engañan...).

Obras sin desmesura ni artificio, poéticas, como rescatadas del fondo del mar. Para él, hoy, gane la batalla la luz o las tinieblas, la pintura sigue siendo algo vital. Sus cuadros son confluencias de colores: «No son necesarios más recursos para crear espacios de calma. Un cuadro es un lugar de reflexión, pero también debe ser capaz de generar conocimiento y no solo sensaciones en el espectador». «Un cuadro», añade, «es una página de un diario personal, pero también una página de un ensayo sobre la vida y la experiencia. Pintar es una forma de desarrollo personal, una búsqueda de conocimiento».

Para él, «el arte es enemigo de la prisa. Personalmente, la pintura me hace crecer, me ayuda a entenderme y a reflexionar sobre el presente, me ayuda a disfrutar con las cosas mínimas, con lo más banal de lo cotidiano. Pintar es insistir y dudar».

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Cielo y tierra

'Paisajes del límite', explica Javier Hontoria, director del Patio Herreriano y comisario de la exposición, pretende «abrir el campo, de lo particular a lo general, y comprobar que un límite no es tal sin campos, realidades o magnitudes a uno y otro lado. En el ámbito del paisaje es el horizonte el que tradicionalmente ha encarnado el concepto de límite, separando el cielo de la tierra, lo tangible de lo etéreo». «En la obra de José Guerrero y de Nico Munuera, los dos artistas que dan forma a este proyecto», explica, «el horizonte se configura como elemento estructural pero los dos lo perciben desde prismas diversos. Si en Guerrero, el horizonte es firme y nítido; en Munuera, éste no es sino una línea veleidosa y dúctil».

«Mi pintura no es paisaje abstracto sino pintura concreta», indica Munuera, que asegura: «Yo habito en el paisaje. La pintura me ha llevado a la observación minuciosa del entorno y no al contrario. Podría decir sin equivocarme que la práctica y la visión de la pintura potencia mi experiencia en el paisaje. La pintura es la naturaleza y pintar no consiste en representarla sino en ser. La pintura es un acontecimiento, no un entretenimiento».

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