Pintura, pintura, pintura. Antonio fue un pintor superlativo, un artista con un potencial casi único en la España de los años 80. En aquellos tiempos en que la pintura volvió desde Italia y Alemania después de los años en que se dudó de su vigencia, ... en España un grupo de pintores enlazaron con aquella veta neoexpresionista que coronó a Schnabel y convirtió en mitos vivientes a Kieffer y Richter. Hablo de Barceló y Campano, del primer Sicilia, de Alfonso Albacete o el mejor Ferrán García Sevilla. En los catálogos y libros los encontraremos a todos en esquemas que tienden líneas a Gordillo por un lado, a Tápies por otro y a Goya en la lejanía. Pero en esas genealogías de la pintura española no encontramos casi nunca a Antonio Ballester, aunque estuvo allí, fue parte de aquello y, creo honestamente, fue uno de los mejores. Los cuadros de las exposiciones que hizo Antonio en la madrileña galería Séiquer de mi añorada Fefa, que también era medio murciana, son descomunales y han resistido el paso del tiempo como pocos, aquellas enormes mujeres en sillas, los motores de los coches...

Publicidad

No toda la obra de Antonio es sobresaliente, subsistió del gusto local, más conservador, que lo llevó a producir obra alimenticia en la que, de vez en cuando, producía retratos sobrecogedores. Antonio se fue apartando del sistema del arte nacional y fue habitando una ciudad que amamos mucho pero que puede generar el confort asesino que mata la ambición. Las circunstancias de cada uno son las que son y Antonio, que era algo muy parecido a un genio, también tenía las circunstancias de un niño. Era parte del encanto de alguien a quien le vamos a hacer el homenaje después de muerto. Como casi siempre nos pasa.

El 17 de abril de 1997 se le hizo a José María Párraga un funeral de estado en la iglesia-museo de San Juan. Llevaron su cuerpo al centro del templo, le pusieron dos coraceros y dejaron el ataúd abierto. Lo que pretendía ser solemne fue pintoresco. Aquella noche Carolina y yo, con algunos amigos, compramos bebida y montamos un botelleo en la puerta con compañeros de la facultad. Siempre hemos pensado que a Párraga le hubiera resultado ajeno verse en aquella situación, que hubiese estado mejor con nosotros, bebiendo en la puerta y recordando tardes de gloria en las calles de Santa Eulalia cuando todavía estaba en pie Dani el Montes. Antonio, afortunadamente, no sufrirá un homenaje como el de Párraga. Ahora se hará alguna exposición en la que se mostrarán los cuadros buenísimos junto a los alimenticios. Revisitaremos el coche de «One Car Show» hablaremos de él durante unos días y a otra cosa, a esperar que desaparezca otro trozo de nuestra historia del arte para recordar que estaba ahí.

No es justo.

Desaparecido Antonio debemos profundizar en una obra importante, estudiar su pintura como una aportación de lo que aquí se produjo al mejor arte español de los 80 y los 90 y tratar de contextualizar desde las instituciones académicas su trabajo donde corresponde.

Publicidad

Al margen de esto, lo importante es la pérdida de una persona a la que respeté, cuya pintura fue importante para mí y que tuve el honor de comisariar en «Arte en Murcia» la exposición del 150 aniversario del MUBAM, de hecho con motivo de aquella exposición sacamos de un almacén, rota en varias piezas, «Otto y su moto» seguramente su obra más icónica y divertida y le encargamos al propio Antonio que la restaurara. Cuando estábamos desmontando, Antonio paseaba conmigo y se puso a observar cómo rascaban los textos de vinilo, que caían al suelo en virutas. Íbamos hablando de Cacho, otra historia singular. Cuando nos íbamos me dijo «te quiero regalar algo» y me dio una bolita negra de plástico. Había ido recogiendo las letras caídas, hizo aquel guruño negro y me lo dio diciendo «toma, mi discurso»

La última vez que lo vi fue en el homenaje a Enrique Carbonell. Yo hablaba con Jarauta, Alfonso Albacete y Larry y él se unió en aquella esquina de Jara Carrillo. Fue un gran picoesquina, un picoesquina murciano que no olvidaré.

Publicidad

Buen viaje, Antonio y ojalá la próxima vez nos acordemos y hagamos los homenajes antes de perder a alguien tan importante como tú.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad