Carlos Domínguez-Nieto: «De vivir aquí, no me lo perdería»

Bajo las órdenes de la batuta de Carlos Domínguez-Nieto (Madrid, 1972) ha sonado la música de orquestas como la Filarmónica de Buenos Aires, la Sinfónica de Hungría o la Metropolitana de Lisboa. El actual director de la Orquesta de Córdoba también se ha puesto al frente de distintas agrupaciones españolas, a las que se unen hoy y mañana (Auditorio Víctor Villegas, 20.00 horas) la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y dos invitados de lujo: el violinista Antonio García Egea y el violonchelista David Apellániz.

El programa es un viaje internacional desde la última gran obra orquestal de Johannes Brahms, 'Concierto para violín y violonchelo', hasta los 'Paisajes Ibéricos' de Isaac Albéniz. «Estos dos repertorios tan variados hacen un concierto muy atractivo; si yo viviera en Murcia, no me lo perdería», afirma el director a LA VERDAD.

«Las cuatro piezas de Albéniz son música española que llega a todo el mundo, y el de Brahms es uno de los grandes conciertos de la historia que, además, contará con dos solistas buenísimos, como son García Egea y Apellániz», explica el músico. Durante los ensayos previos a las actuaciones programadas en el Auditorio Regional, Dominguez-Nieto y la OSRM han trabajado «intensamente el carácter para que la música suene realmente a español y a alemán», apunta el director.

De los componentes de la OSRM destaca sus infinitas ganas de hacer música y el buen ambiente de trabajo que ha experimentado. «La intensidad con la que tocan me parece algo muy positivo», señala. «Me he encontrado con una orquesta muy receptiva y he disfrutado cada minuto de los ensayos», subraya.

La actual directora tiene parte de responsabilidad en todo esto: «El gran trabajo que está haciendo Virginia Martínez con la orquesta se nota mucho», admite este valorado profesional. Domínguez-Nieto incide en que trabajar tan intensamente y mantener la concentración hasta el último momento es realmente complicado, «no todas las orquestas lo consiguen en ensayos tan largos».

Aunque este no será el primer concierto del artista en su nueva normalidad, el madrileño continúa viviendo cada recital con la misma pasión. «Es un sentimiento especial, digamos que los problemas se olvidan. Es muy bonito cada vez que uno va a un teatro y se reabre», comenta a LA VERDAD. Dominguez-Nieto percibe «mucha ilusión por parte de los músicos y muchas ganas del público por salir de casa y escuchar».