Viva Suecia tiene razón

La suerte jugó de cara y quiso que tanto banda como ciclo de conciertos tuvieran uno de sus escasos huecos libres justo el día después del aplazamiento por tormenta, de modo que solo 24 horas más tarde pudimos disfrutar del directo de Viva Suecia en 'Las noches del Malecón'. Y vive Bowie que de no haber sido así nos hubiéramos perdido un auténtico conciertazo.

Sabido es que la banda murciana es hoy punta de lanza del nuevo (indie) rock español, que sus conciertos en festivales se saldan con una multitud capaz de corear hasta las estrofas, pero estos 'Conciertos del Malecón' están siendo algo así como una prueba del algodón, sobre todo para los cantantes. Y Viva Suecia demostró que no solo son un grupo con la ITV a punto, sino que en Rafa Val tiene un cantante y 'frontman' de categoría. Menos dominador que Carlos Tarque (M Clan), no tan pintón como Sean Frutos (Second), pero con una mezcla ganadora entre la ternura y el entusiasmo, entre la timidez y la épica, que resulta irresistible. Además de ser poseedor de una voz profunda y sincera que cala hondo.

Viva Suecia ofreció un concierto inmaculado, con las canciones adaptadas a un formato que no obstante es lo más parecido a un directo en toda regla que vayamos a ver próximamente: la banda al completo, con guitarra, teclado y bajo eléctrico, con una batería básica -caja, bombo, base, charles y plato, ora golpeados con baquetas, ora acariciados con escobillas- y con una intensidad en la interpretación que ríanse de quien dijo frialdad. Tirando de murcianía, acaso un recurso fácil pero que sonó sincero, y con el agradecimiento por bandera -a su equipo, al público, a la organización-, los murcianos no han guardado ni una sola bala en la recámara ante esta gira: ganarán menos dinero, pero más credibilidad.

En el concierto con el público más joven hasta la fecha, Viva Suecia ofreció un repaso a su discografía, incluido su EP de debut de 2014 del que sonó 'Los años', una realista historia de desamor por desgaste, con especial atención a su última entrega, 'El milagro', y sin que faltara ninguno de sus hitos: 'A dónde ir', la sencillez convertida en gran canción que es 'Algunos tenemos fe', la emocional 'Días amables' con la banda en cohesión máxima y Rafa Val brillando a modo en su timidez encantadora, 'Qué querías ser de mayor', hasta la despedida final con el público entregado en aras de 'Bien por ti' y 'Lo que te mereces'. Me toca insistir en el privilegio de este tipo de conciertos, difícilmente repetibles.

Ya se sabe que los críticos musicales somos ese tipo de personas un tanto malvadas a las que nos gusta buscar la grieta y exigir de más. Pero mientras el asunto siga en las actuales coordenadas estaré encantado de ser más bueno que ese pan que todos hemos aprendido a hacer (mal) durante el confinamiento. Viva Suecia tienen fe, lo cual está muy bien, sobre todo porque además tienen razón.