El placer del reencuentro con Simply Red

Como notar la suave brisa en la que conviven sonrisas cómplices, aventuras adolescentes, cintas rebobinadas con bolis sin tinta y mapas cruzados en un coche con la música sonando a todo volumen a través de las ventanillas bajadas por la falta de aire acondicionado. En esos escenarios, imágenes y sonidos nos encontramos a la hora de hablar del concierto que ofreció Simply Red la pasado noche de viernes en una Murcia recién pintada de agosto.

Con una deslumbrante formación actual que suma ya varias décadas en activo, experiencia que se nota por encima de todo en la naturalidad, fluidez y química con la que dialogan sus instrumentos a lo largo de todas y cada una de las canciones que se van sucediendo en los cerca de noventa minutos de duración del espectáculo, los británicos firmaron un disfrutable concierto que pasó como un suspiro. De sonido impoluto y reforzado por una sección de vientos digna de mención y ovación propia, hablamos de un grupo que cuenta, además de con cuatro o cinco clásicos de auténtica altura, con uno de esos factores que se elevan por encima de la media y justifican el precio de la entrada.

Dos palabras. Un nombre. Mick Hucknall. Escuchar su voz, la cual se mantiene con un vigor y elegancia que asombra y conmueve, fue volver a aquellas estaciones en las que sus canciones sonaban sin descanso en las radios que formaban parte fundamental de nuestro día a día. Él es la estrella absoluta en el escenario, lo sabe y actúa en consecuencia. Un showman que no necesita más que sus privilegiadas cuerdas vocales para cautivar, emocionar y activar el aplauso rendido. Así, incluso los temas menos inspirados del repertorio, es decir, los que provienen de 'Time', el último disco publicado por el grupo, como son 'Shades 22', 'Just like you', la única rescatable, o 'Better with you', descafeinada apertura rápidamente remontada por la magnífica 'Thrill me', se salvan gracias al bueno, buenísimo de Hucknall.

Por suerte, los momentos en los que el presente entró en juego fueron muy pocos en comparación con el número de clásicos que el grupo desempolvó para la ocasión. En ese sentido, y exceptuando las reivindicables 'Sunrise' y 'Fake' de 2003 y 'Thinking of you' de 2019, Simply Red brindó al entregado público presente en la abarrotada plaza de toros un recorrido por sus piezas más célebres, la inmensa mayoría bañadas en las costas del pop y blue-eyed soul marca de la casa y provenientes de esos primeros años a los que corresponden sus trabajos más valiosos.

Un viaje al pasado que resultó especialmente satisfactorio cuando hicieron acto de presencia piezas tan sensacionales como 'Your mirror'; las vibrantes 'Something got me started' y 'Fairground'; 'Come to my aid'; la sedosa 'Holding back the years'; una excelente 'A new flame'; o ese estribillo infinito que corona 'Stars'. Asimismo, el ámbito de los temas ajenos también ocupó un lugar significativo en el concierto gracias a las espléndidas versiones de los Valentine Brothers ('Money's too tight (to mention)'), 'Night nurse' de Gregory Isaacs, 'It's only love doing it's thing' de Barry White y, sobre todo, el arreón de baile que fue 'Ain't that a love', original de Homer Banks, el ardiente guiño a la añorada Tina Turner con 'Nutbush city limits' y la preciosa despedida con 'If you don't know me by now', canción de Harold Melvin & The Blue Notes a la que uno, firme quien firme su interpretación, jamás se cansa de regresar.

Suya fue la responsabilidad de cerrar la notable cita y, desde luego, lo hizo de la manera más conmovedora posible, dejándonos así con la sensación de que, aunque el carrusel de calendarios parezca haberles situado en un segundo plano tanto en la industria musical como en la memoria colectiva, siempre es un placer reencontrarse con Simply Red.