Partitura de la Tercera sinfonía de Brahms.
Música inesperada

Palabras de ensayo

Domingo, 24 de marzo 2024, 12:55

Cada página de una partitura contiene suficiente detalles para dedicarle horas de análisis y estudio y así disfrutar de la maestría del compositor. La imagen adjunta muestra un fragmento del tercer movimiento Poco Allegretto de la Tercera Sinfonía de Johannes Brahms, obra por la que ... siento una especial predilección ya que su escucha me motivó a tocar el clarinete.

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Entre las notas musicales que salpican genialmente los pentagramas de esta sinfonía y las anotaciones personales que destacan los mágicos detalles que ideó Brahms, hay unas enigmáticas casillas que contiene las letras «B» y «C» y que son muy útiles para las sesiones de ensayo de la orquesta. Esas marcas, que pueden contener también números correlativos, se corresponden con las letras del abecedario latino internacional moderno dispuestas periódicamente a lo largo de la partitura para que el director dirija a sus músicos con exactitud a un determinado compás y así optimizar el tiempo de ensayo.

Esta original forma de marcar la partitura fue idea de Louis Spohr (1784-1859), un discípulo de Beethoven que destacó como compositor, violinista y director, y fue uno de los primeros maestros en usar una ligera batuta en lugar del clásico bastón con el se marcaba el ritmo musical.

Esta formar de guiar con letras a los miembros de la orquesta genera confusiones ya que muchas consonantes de pronuncias de manera similar como ocurre con la «B», «D» o «P». Así, los directores de hoy día, prefieren sustituir las letras de ensayo por palabras comunes que faciliten la identificación de la inicial y así dirigir con absoluta precisión a los músicos hacia un lugar muy concreto de la partitura.

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Cuando preguntamos a los directores sobre qué palabras suelen utilizar en sus ensayos, encontramos que existe gran variabilidad según géneros musicales, épocas históricas, escuelas de formación o gustos personales.

La escuela alemana está influenciada por el alfabético fonético empleado por la aviación para comunicarse por radio. Así las diez primeras palabras de la lista suelen ser Anton, Berta, Cesar, Dora, Emil, Fiedrich, Gustav, Heinrich, Ida y Julius. Por ello, en los ensayos de la Filarmónica de Berlín se utiliza este código alemán, que es de uso general para deletrear nombres en las llamadas telefónicas, como nos cuenta Joaquín Riquelme, violista titular de la Filarmónica de Berlín.

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Martin Baeza Rubio, trompetista y director de orquesta español afincado en la capital alemana, ha sido director titular hasta 2023 de la Berlin Opera Chamber Orchestra y previamente director asistente de Claudio Abbado en la Orquesta de Lucerna. El usa las palabras de ensayo según el país donde se encuentre dirigiendo aunque en ocasiones recurre a los nombres o apellidos de los integrantes de la orquesta, con el fin de implicarlos más en la preparación del concierto.

La directora Virginia Martínez, catedrática de Dirección Orquestal del Conservatorio Superior de Música de Murcia, desde su formación en la capital austriaca sigue la tendencia centroeuropea con las pequeñas modificaciones que aprendió de su maestro Georg Mark. Así el código vienés incorporaría vocablos como Carlos, Georg, Heidi y Johann.

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Jesús Carrasco es profesor de clarinete de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y coincide con el violista Javier Albarracin, titular de la Orquesta Sinfónica de Madrid con sede en el Teatro Real en que los directores suelen emplear nombres de capitales españolas, aunque los que provienen de Sudamérica usan expresiones propias que siempre resultan chocantes para los oídos españoles. Ana Mba, violista de la Orquesta de la Comunidad Valenciana con sede en el Palau de les Arts Reina Sofía nos cuenta que allí se emplea cualquier palabra que empiece por la letra a la que quiera referirse el director, tal y como se deletrea un nombre por teléfono.

Silvia Marquez, catedrática de Clave del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y directora del grupo La tempestad, confiesa que en la música antigua no hay letras de ensayo que dividan la obra por secciones. En aquella época no existía la figura del director y, en ocasiones, ni siquiera la partitura general, por lo que Silvia remite a los músicos al número de compás, a un punto del texto cantado («et in terra», por ejemplo) o a partes concretas de la pieza como «parte B de un aria», «Da capo como segunda» o «a la petite reprise», entre otras. Sólo en caso de que la partitura contenga letras de ensayo modernas, utiliza nombres de ciudades, países o de animales (América, Barcelona, Cáceres, Dinamarca, Elefante, Francia, Gallina, Holanda, Italia, Jirafa,…).

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Jorge Losana, director de la Orquesta Universitaria, del Ensemble Cantoría y del ECOS Festival Internacional de Música Antigua de Sierra Espuña, nos confirma que en la música coral y antigua no es habitual usar este método de marcación.

El director José Miguel Rodilla, profesor fundador de la Academia de Dirección de orquesta y banda DIESIS y hasta hace muy poco catedrático del Conservatorio Superior de Música de Murcia y director de la Orquesta Sinfónica del centro, no cree que exista un código específico para nombres que se correspondan con las letras de ensayo. Así, él suele utilizar palabras relacionadas con el país donde esté dirigiendo o con el nombre del compositor de la obra del programa. Así, nos propone un listado encabezado por Amsterdam, Barcelona, Coruña, Dinamarca, España, Francia, Granada, Huelva, Italia y Jaén.

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También hemos querido saber la opinión de Isabel Rubio, directora de orquesta nacida en nuestra región que es titular de la Jove Orquestra de les Comarques Gironines asociada de  la Orquestra Vigo 430  y de la Joven Orquesta Sinfónica de Granada, que reconoce que usa en los ensayos las palabras de forma muy aleatoria, con lo que en su lista podría estar cualquier vocablo.

Pablo Gastaminza es el director de la revista especializada en música Quodlibet, así como del Aula de Música y de la Orquesta de la Universidad de Alcalá de Henares. Como otros directores ya consultados, está habituado a trabajar con músicos jóvenes y en los ensayos suele decir directamente la letra de ensayo, no empleando ninguna palabra asociada. Reconoce que cuando, por el motivo que sea el ambiente es propicio, utiliza bromas como «vamos a la J de Heidi», en un intento de romper con la seriedad de un ensayo.

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Así que no me queda más remedio que invitarles de nuevo a mirar la partitura de la Tercera Sinfonía de Brahms y proponerles ir a «Cesar».

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