Octavio de Juan Ayala: «El empeño de mi padre fue crear y educar a un público»
La Sinfónica de la Región abre la temporada en el Auditorio Regional este jueves con un homenaje al crítico de LA VERDAD fallecido en 2022
Dos años después de su fallecimiento, en agosto de 2022, Octavio de Juan López (Almansa, Albacete, 1938-Murcia, 2022), crítico de música clásica de LA VERDAD desde 1962 ... , será homenajeado por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Será este jueves, a las 20 horas, en el arranque de la temporada en el Auditorio Regional Víctor Villegas de Murcia. Una hora antes se presentará 'Breve diccionario (e inconcluso) de la música en Murcia', un libro editado por la Fundación de la Orquesta Sinfónica de la Región, con patrocinio del ICA y la Comunidad Autónoma y apoyo de la Real Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca. En el concierto, la Sinfónica, dirigida por Jaime Belda y Virginia Martínez –en sustitución del maestro venezolano Manuel Hernández-Silva, que por una indisposición no podrá participar–, interpretará 'Preludio para un ocaso', de Miguel Franco; 'Sinfonía nº 8. Inacabada', de F. Schubert, y 'Sinfonía nº 5. Destino', de L. V. Beethoven. Octavio de Juan Ayala, solista, profesor de viola del Conservatorio Profesional de Alicante y miembro fundador del Cuarteto Almus y de Il Concerto Accademico, se muestra feliz por este reconocimiento público a la figura de su padre, un contribuyente nato a la promoción y formación de la cultura musical en la Región de Murcia.
–Uno de los libros de cabecera de Octavio de Juan López fue el 'Diccionario de la Música' (Alianza, 1971), de Manuel Valls Gorina. La obra que se presenta este jueves, antes del recital de la Sinfónica, quedó inconclusa, aunque su padre trabajó en ella hasta el final.
–Mi padre me dijo en agosto, que máximo el 1 de noviembre, estaría terminado el libro para ser presentado. Y falleció el 16 de agosto [de 2022]. Llevaba años trabajando en esto. El libro anterior que publicó sobre la historia de ProMúsica fue un encargo de su amigo Paco Cremades, una ilusión compartida a lo largo de 40 años. Pero con este 'Breve diccionario de la música en Murcia' lo que quería mi padre es que sirviera a las personas como guía de consulta rápida como a él le sirvió el 'Diccionario de la Música' de Valls Gorina. En los últimos días de su vida mi padre se dedicó con inusitada ilusión y eficiencia a la redacción final de este 'Diccionario'. Como digo en la introducción, mi padre era consciente del inevitable sesgo en la valoración personal de individuos, instituciones o conceptos que, insoslayablemente, se producen en este tipo de publicaciones y, subsecuentemente, en la reacción emocional de los «aludidos» y del lector imparcial ante las referencias y comentarios anotados por el autor.
«Recuerdo su quijotismo, su integridad, su honestidad y su condición a la hora de hacer las cosas. Era inflexible con sus principios»
–En el libro da detalles de academias, asociaciones, auditorios, compositores, conservatorios y centros de enseñanza, bandas de música, coros, cantantes, directores, instrumentistas (arpistas, clarinetistas, clavecinistas, contrabajistas, flautistas, guitarristas, oboístas, organistas/maestros de capilla, percusionistas, pianistas, trompetistas, trompistas, violinistas, violistas, violonchelistas), grupos de cámara, orquestas, grupos de música antigua, cancioneros y música popular, musicólogos, escritores, críticos, luthieres/organeros y ópera. Ahí es nada.
–Hay algunos perfiles que no están terminados, porque se los guardaba para el final, y otros sí. Como no lo podemos saber, por eso decimos que es un breve diccionario inconcluso. Él tenía claro que iba a terminarlo, pero no estaba previsto que muriera de una sepsis que le vino de repente. He releído seis veces este libro, tres de ellas en estancias en el Monasterio de Silos, donde he ido en total unas 23 veces y siempre encuentro la paz y el silencio. He aprendido mucho de mi padre, y mira que conozco a muchos de ellos que aparecen. Me emociona mucho, por ejemplo, lo que dice de Alfonso X El Sabio: «Discutido en lo político, ensalzado en lo cultural. El rey pasa, el sabio permanece». ¡Es precioso!



–¿Cómo definiría la labor que realizó en vida su padre?
–Los grandes hitos o el legado que dejó mi padre se vertebran en torno a cuatro ideas: un amor profundo por la música, por las artes y por la cultura, en general, y no solo en la música clásica, sino que se desvivió en los auroros, en los coros, aunque la clásica era fundamental para él; luego, el convencimiento de una necesidad antropológica, casi en vena, de crear una tradición propia en el espejo de la tradición centroeuropea, sobre todo Alemania y Austria, y especialmente Viena, esa naturalidad con que se hace la música allí, sin más, como se habla, sin darle importancia; su empeño en crear y educar a un público, desde la Escuela de Magisterio. Mi padre iba para director de banda, como su padre, Octavio de Juan Palao [compositor y concertista], pero un par de semanas antes de las inscripciones le ofrecen una beca para estudiar Derecho en Murcia, y acepta. Luego, cuando termina, no llega a ejercer como abogado puro, pero hace el título de Magisterio y entra como profesor por ahí. Lideró la creación de conciertos escolares en España. Educó a la población a través de la crítica, y es crítico en LA VERDAD desde 1962. A él lo que le importaba es que la gente fuera a los conciertos y escuchara la música. Creía en eso de dar la música al público. Y, por último, su quijotismo, su integridad, su honestidad y su condición para hacer las cosas. Era inflexible con sus principios, y algo tendría que ver la influencia que tuvo en él el colegio mayor Ruiz de Alda y la gente que estudió con él. Llegó a obtener la carrera de piano, e incluso ganó dinerillo en guateques. Mi madre, bellísima como Sofía Loren, pintaba bodegones y paisajes, tenía gran inteligencia, era la más artista de toda la familia y fue el gran apoyo que tuvo él.
«Amaba la pureza por encima de todo»
–Lo que más conoció de él el público fue su implicación en la creación de distintas orquestas.
–Sí, por este orden, la Orquesta de Jóvenes de la Región, indirectamente la Orquesta Nacional de Jóvenes; la Orquesta de Cámara de la Región de Murcia, la Orquesta de Aspirantes e, indirectamente, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. En e primer concierto de la Sinfónica están todos los integrantes de la antigua orquesta, incluidos mi mujer [la violinista Margherita Marseglia] y mi hermano [el violinista Manuel de Juan Ayala, fallecido en 2021]. Yo ya me había ido. Una de las cosas de las que más orgulloso estaba mi padre eran las monitorías. A todos los que tocábamos un poquico nos ponía de profesores en sitios donde no había casi nada y dábamos conciertos en Aledo, Ojós, Ulea... Además de la asociación ProMúsica, la construcción del Auditorio Regional le ilusionó muchísimo, y su preocupación era que funcionase para muchas cosas. Para él era importante la pureza, huía de la parafernalia, creía que la música por sí sola era grandiosa.

–Usted tocará en este concierto...
–Sí, toco. Sí, pero con dos condiciones. No cobrar ni un solo céntimo, porque se entera mi padre y baja con san Pedro a pegarme gorrazos. Y ser el séptimo viola. Tocaré en las tres partes. Todos fuimos durante muchos años pupilos de Jaime Belda, a Manuel Hernández-Silva lo trajo mi padre aquí y le debemos ese vínculo. Doy las gracias a José Francisco Burgos, Carlos Blázquez y Miguel Franco, por impulsar el homenaje, y a Virginia Martínez, diplomada en el Conservatorio de Viena.
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