«A veces -dice Serafín Zubiri- la vida es una concatenación de sucesos que te van llevando a determinados lugares». Algo parecido, cree el cantante navarro (Zubiri, 1964; adquirió de su localidad natal el apellido artístico), le ocurrió a él con el espectáculo que mañana sube al escenario del Auditorio El Batel de Cartagena acompañado por la Agrupación Musical Sauces. La mecha la encendió, relata, el director de la banda de su pueblo, quien le animó a compartir escenario con sus músicos; y él terminó de avivar el fuego: «Llevaba tiempo queriendo hacer algo sobre Nino Bravo». Serafín Zubiri acumula más de treinta años de trayectoria musical, ha representado a España en Eurovisión en dos ocasiones, en 1992 y 2000, y ha publicado ocho discos. Junto a la agrupación cartagenera, presentará 'Recordando a Nino Bravo', espectáculo con el que lleva girando siete años.
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Qué 'Recordando a Nino Bravo'. Concierto de Serafín Zubiri junto a la Agrupación Musical Sauces.
Dónde y cuándo Mañana domingo, a las 19.00 horas, en el Auditorio El Batel de Cartagena.
Entradas 25, 20 y 15 euros.
-¿Por qué Nino?
-Es el artista al que más admiro y del que más he aprendido. Desde el punto de vista técnico e interpretativo, es el mejor cantante que ha habido en este país, y para mí es un referente. Era un niño cuando murió, entonces ya me gustaba, y recuerdo aquella pérdida como el primer gran disgusto que la vida me dio. Me generó mucha impotencia.
-¿De joven ya tenía claro que quería dedicarse a la música?
-Sí, en aquella época no tenía marcada todavía la vocación de cantante, pero sí tocaba el piano, y quería ser teclista. No imaginaba que iba a dedicarme a cantar, y mucho menos que iba acabar haciendo espectáculos de este tipo con canciones de Nino Bravo, que son realmente complicadas.
-¿Qué revive en el escenario?
-Primero agradezco a la vida la suerte de poder subir a un escenario acompañado por bandas de música, que las hay buenísimas en nuestro país [en cada uno de los lugares que visita, Zubiri actúa junto a una formación local]. Y si a esto, que es un lujo impagable, sumanos que estoy emulando a mi artista por excelencia... Cada concierto es completamente distinto. Aunque el repertorio es el mismo, los músicos son siempre diferentes, y se genera una magia especial. Creo que tendría que hacer miles de espectáculos como este para poder cansarme.
-¿Qué lugar ocupa la música en su vida?
-Uno prioritario. Es todo, mi sustento, mi 'leitmotiv'.
-¿Qué le ha permitido?
-Vivir una vida diferente, potenciar mi capacidad creativa y conocer a mucha gente interesante. Me siento privilegiado por haber tenido la suerte de ser músico y por haberme desarrollado como artista.
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-¿Y qué agradece?
-La vida y tener buena salud. Cada día que me subo al escenario es como un regalo.
-Decía que ha aprendido mucho de Nino Bravo; ¿qué le han enseñado las bandas?
-Me han descubierto un mundo que no conocía. Como mucha gente, cometía el error de pensar que las bandas..., bueno, tocaban en procesiones, interpretaban pasodobles..., y resulta que una banda es mucho más que eso, porque puede abarcar todo tipo de estilos musicales y, además, con mucha exquisitez. Actualmente, lo que hago y lo que soy es gracias a las bandas.
-¿Cómo recibe el público su propuesta?
-Procuro hacer los conciertos de un modo cercano y distendido. Voy contando anécdotas de Nino Bravo y aspectos de su música, y, por supuesto, le pido que cante conmigo todas esas canciones que ya conoce: 'Noelia', 'Un beso y una flor', 'Libre'... Se genera una magia especial.
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-¿A usted qué canción le emociona especialmente?
-Hay muchas que me gustan, por ejemplo una que se llama 'Cartas amarillas' y que compuso Juan Carlos Calderón, aunque todo el repertorio está bien. Grabó 61 canciones y todas merecen la pena.
-¿Qué hace además de homenajear a Nino Bravo?
-Tengo otro espectáculo sobre la música de los 70, y el 1 de marzo voy a estrenar en Bilbao un 'show' monográfico sobre Eurovisión en el que suenan 48 referencias en hora y media. Es un proyecto que comparto con Anabel Conde, quien también pasó por Eurovisión, en 1995, y quedó segunda. Estoy muy contento por cómo está quedando, y creo que va a funcionar muy bien. Es un espectáculo muy purista que me ha costado dos años levantar.
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