Gerardo Estrada, en una foto de archivo. Virtuós Mediterrani

Gerardo Estrada: «Dirigí orquestas en Siria durante los bombardeos y sé que la música puede transmitir la paz»

El maestro venezolano estrena esta noche en San Javier con Virtuós Mediterrani el concierto 'Amada inmortal' con el título de la famosa carta de Beethoven

Viernes, 23 de febrero 2024, 12:53

La mano que sostendrá este viernes por la noche la batuta, en el teatro de invierno de San Javier, pertenece a un músico y director de orquesta nada convencional. Con su orquesta de cámara Virtuós Mediterrani es capaz de saltar del Barroco al rock -acaba ... de grabar un disco con Celtas Cortos-, de un réquiem a una pieza latina contemporánea, pero también viaja a dirigir una sinfónica novel en Camerún y recibe ovaciones en Suecia.

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El maestro venezolano, director de la Orquesta Sinfónica de Radio y Televisión de Bielorrusia, estrena 'Amada inmortal', el concierto que lleva el nombre de la famosa carta de amor que Beethoven dejó al morir, en 1827, sin nombrar a la destinataria. Una obra maestra del genio de Bonn con momentos de impetuosa grandeza y otros de íntima conmoción, que cobrará intensidad con la pianista húngara Petra Kiss, como solista invitada.

- ¿Cómo se quedó atrapado por la música?

- Fue culpa de mi hermana mayor, que iba a escuchar los ensayos de la Filarmónica de Caracas. Yo tenía sólo tres años y ella me quiso regalar un instrumento. Cuando me mostraron todos, elegí el violín como un amor a primera vista. Aún lo toco, pero desde pequeño soñaba con dirigir orquestas. Me ponía a dirigir con los ojos cerrados en la oscuridad.

- ¿Qué le descubrió que no esperaba?

- Me descubrió el mundo y la esencia del ser humano. Gracias a ella pude viajar a muchos países y tratar con la gente real, no como turista, y compartir momentos artísticos. Es realmente el lenguaje universal. Con música me he entendido con árabes, asiático y muchas otras nacionalidades.

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- ¿Le ha salvado de muchos naufragios?

- Siempre. Afortunadamente nací en una familia con amor, pero los naufragios están siempre a la vuelta de la esquina. Incluso en momentos difíciles económicos, puedes obtener unas monedas tocando el violín en un restaurante.

- ¿Qué piensa cuando tropieza con una escena así?

- Es que yo lo hice. Fue una etapa corta, pero estoy agradecido de haber tenido esa herramienta en la mano. Cuando a veces me encuentro con una escena así me remueve y pienso en las posibilidades que ese músico podría tener si hubiese una infraestructura que nos permitiese crecer. Hay muchos buenos músicos en la calle.

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- ¿Sin la música qué le pasaría?

- Creo que me marchitaría lentamente.

- ¿Por qué ir a un concierto de Beethoven cuando podemos quedarnos en casa frente a una o más pantallas?

- No parece tan obvio, dado el porcentaje de personas que prefieren la segunda opción. Tenemos a un click la mejor versión de cualquier obra, pero estar donde se produce la obra irrepetible es la mejor experiencia. Cada interpretación es única e irrepetible. El público, el momento espiritual de cada intérprete lo hacen diferente, hacen la magia, incluso cuando no está saliendo del todo bien, porque el que se cae y se levanta es siempre el mejor músico.

- Beethoven y el amor. Parece que no era tan huraño.

- En su música él mismo lo revela. Denota un amor sublime y conforme a lo que nos dice en el segundo movimiento, uno de los más sublimes, en 'Claro de luna' o en el segundo movimiento para violín. Beethoven no es solo energía. Durante un momento del concierto podremos escuchar a viva voz las palabras de su enigmática carta.

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- ¿A quién cree que le escribía?

- Entre las posible amadas había una húngara, como la pianista Petra Kiss, que estará con nosotros, pero si Beethoven lo dejó así será por algo.

- Dirige una orquesta en plena era del individualismo, ¿qué hace que los músicos quieran seguir reuniéndose para dar vida a las partituras?

- La orquesta como institución siempre fue ejemplo de cómo debería funcionar nuestra sociedad. Cuando entramos, dejamos fuera todo lo que nos separa. Dentro somos uno solo para crear algo de gran belleza. Nos une ese impulso que emociona. He visto llorar a personas del público o incluso saltar a bailar.

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- Defiende el poder transformador de la música, ¿dónde lo ha constatado?

- He visto experiencias transformadoras muy grandes. He estado en Camerún, donde estamos creando una sinfónica con ayuda de Unicef, de la Unión Europea y de la Embajada Española. Los integrantes comenzaron a estudiar música con tutoriales de YouTube. Impresiona el talento y la seriedad que tomaron hasta subirse a un escenario.

- En Siria, he dirigido dos veces durante el conflicto armado y vi cómo los músicos se mantuvieron tocando durante los bombardeos. En la ópera de Damasco encontraban la paz que no había fuera. He reunido a jóvenes de Croacia, Serbia y Bosnia por la música mientras sus países se mataban. La música puede transformar las miserias del ser humano y transmitir la paz que tanto necesitamos.

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- ¿Se le pone su melena de punta al ver cómo la Inteligencia Artificial entra en la música?

- (Ríe) No creo que la experiencia de escuchar a un intérprete en vivo pueda ser sustituida por nada, pero si se desarrollan herramientas para el estudio, quién sabe hasta dónde podremos llegar. La menta del hombre puede crear cosas maravillosas si las usa para el bien.

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