Bob Dylan llega a Murcia en primavera al día siguiente del festival Warm Up

Es, con permiso de los Rolling Stones y del 'beatle' Paul McCartney, el mayor mito vivo de la música popular. Y la próxima primavera estará actuando en directo en Murcia, en una de las ocho escalas de su gira española. O para ser más precisos, en una de las ocho escalas españolas de 2019 de su Gira Interminable ('Neverending Tour'), como él mismo la bautizó hace ya bastantes años a su idilio permanente con los escenarios. El señalado concierto tendrá lugar en la Plaza de Toros de Murcia el domingo 5 de mayo y las entradas podrán adquirirse a partir del 28 de diciembre, desde las 11.00 horas, en www.riffmusic.es. El concierto de Dylan tendrá lugar horas después de finalizado el festival Warm Up. ¡Vaya fin de semana!

Últimamente, antes que en escribir u ofrecer material nuevo, Bob Dylan anda más volcado en revisar sus archivos, rescatando descartes y sesiones inéditas de las grabaciones de algunos de sus discos más emblemáticos -las 'Bootleg Series'-, así como en repasar de manera casi obsesiva las ricas partituras del gran cancionero americano de los años 30 y 40 (Great American Songbook), hasta el punto de que sus tres últimos álbumes manejan esta misma temática: el oscuro 'Shadows in the night' (2015), casi íntegramente dedicado a piezas que en su día popularizara Frank Sinatra, 'Fallen angels' (2016) y 'Triplicate' (2017), más que un triple álbum, un conjunto de tres álbumes interconectados, de 32 minutos cada uno ('Til the sun goes down', 'Devil dolls' y 'Comin' home late'), que se presentan de una manera no muy diferente a la de un viejo álbum de 78 RPM, en un guiño a los albores de la música grabada. Una labor casi de arqueología musical.

Y es que Bob Dylan es un personaje, un autor, un creador de otra época. Aunque obtuviera el Nobel de Literatura hace solo dos años -el primer músico en conseguirlo-, él es un artista del siglo XX. No solo porque allí se desarrollase el grueso de su carrera y tuvieran lugar sus momentos de mayor esplendor, que por supuesto, sino porque las suyas son unas actitudes muy siglo XX. Individualista, testarudo y absolutamente decidido a ser solo él mismo quien tomase las riendas, Dylan cambió el rumbo de la música sin apenas proponérselo. Electrificó el folk a mediados de los sesenta, en lo que algunos de sus fieles consideraron una irreparable traición -tiempos de canción protesta y antibelicismo, con Vietnam en el horizonte- y a su vez añadió intelecto al rock.

Nacido Robert Allen Zimmerman en Duluth, Minnesota, en 1941, tomó su apellido de su admiración por el poeta Dylan Thomas y llegó a conocer a su mayor ídolo, Woody Guthrie (el que llevaba escrita en su guitarra la frase: «Esta máquina mata fascistas»), en un hospital de Nueva York antes de morir, tras una larga búsqueda. Hace mucho que su popularidad los superó. De carácter huraño y voluntad veleidosa, discos como 'The freewheelin', 'The times they are a-changin'', 'Highway 61 revisited', 'Blonde on blonde', 'John Wesley Harding' o 'Blood on the tracks', por citar solo unos pocos, son ya patrimonio cultural y memoria colectiva del siglo XX. Su canción 'Like a rolling stone' ha llegado a ser considerada como la mejor de la historia por el magazine Rolling Stone.

Pero si nunca se ha debido esperar una línea artística definida o una actitud ideológica coherente de este auténtico icono cultural, tampoco debemos obviar sus limitaciones actuales. Desde hace años apenas toca la guitarra por sus problemas de espalda, agarrándose al teclado, pero esto es algo menor. En cambio, la monotonía de su voz oxidada afecta de manera inevitable a la interpretación de sus canciones, restándoles poder melódico hasta resultar complicado reconocerlas a veces.

Bob Dylan cree sortear a la Llorona con su actividad frenética y a nosotros nos parece bien. O mejor.