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No todas las habitaciones de un palacio renacentista son lujosas. Junto a los grandes salones de techos y paredes artesanadas, suelos de madera, elaborados tapices, bellas esculturas, sugerentes bustos e impresionantes frescos de los más célebres artistas del pasado, hay estancias más austeras que también ... han sido testigos de importantes hechos históricos.
El segundo acto de la ópera Tosca tiene lugar en el primer piso del Palazzo Farnese, edificio emblemático del Renacimiento que actualmente es la embajada de Francia en Italia y de la Escuela Francesa de Roma. Situado a cinco minutos de la basílica de Sant´Andrea della Valle, el hoy denominado «Rey de los palacios» fue construido por el arquitecto Antonio Sangallo «el joven» por encargo del cardenal Alessandro Farnese, que luego sería el Papa Pablo III durante quince años.
Subiendo las escaleras se accede a una siniestra habitación donde hay un suelo de loza, una chimenea, un espejo y una amplia ventana que da al amplio patio interior del palacio, rodeado de una arcada con ventanas y elementos de los tres órdenes del periodo Clásico. La sala tiene varias puertas además de la principal de acceso. El mobiliario es escaso. Tan sólo consiste en un canapé con cojines, unas sillas y una mesa sobre la que hay una campanilla, un candelabro con las velas encendidas, útiles de escritorio (papel, sobres, sello y una pluma), un reloj, un crucifijo pequeño, un cuchillo perfectamente afilado y una bandeja con comida y bebida.
Es de noche y en el piso inferior del palacio, la reina de Nápoles, María Carolina, ha organizado una fiesta en honor al general austríaco Melas, que con una hábil maniobra militar y aprovechando su mayor número de efectivos, está llevando al ejército de Napoleón a una inevitable derrota. El malvado Vitelio Scarpia está cenando tranquilamente mientras suena la música desde el patio y saborea un vino español. Imagina que gracias a los celos de Tosca va a poder capturar al cónsul revolucionario Cesare Angelotti y de paso, convertirla a la fuerza en su amante.
Los invitados de la reina esperan a Tosca en el Palacio Farnese, ya que ha sido invitada a cantar en la celebración de la victoria de Maresmo. El barón Scarpia le hace llegar una nota a la bella cantante a través de su principal esbirro, el policía Spoletta, para que ésta suba a su despacho cuando finalice la actuación. La policía ha atrapado a Cavadarosi que es llevado al Palacio Farnese para ser salvajemente torturado en una habitación contigua de manera que Tosca pueda oír sus gritos.
Floria Tosca en una mujer muy enamorada y cuando ve el estado deplorable del pintor, confiesa donde está Angelotti. En ese momento llegan noticias de la batalla de Maresmo. Los refuerzos franceses han llegado a tiempo y Napoleón ahora decanta la balanza hacia su lado. Cavadarosi se alegra de esta nueva, pero se desespera cuando el perverso Scarpia le dice que Tosca ha desvelado el escondite del cónsul.
El indigno jefe de la policía ofrece una vuelta de tuerca más de su maldad cuando le dice a Tosca que el precio por salvar la vida del pintor Cavadarosi es su cuerpo. Este momento de máxima tensión dramática es suavizado por la famosa aria «Vissi d´arte» en la que la bella cantante expresa su desesperanza, fervor religioso e incomprensión por lo que Dios le está haciendo pasar. Tosca no es una mujer fatal, sino todo lo contrario, una joven sencilla obligada por las circunstancias y que consiente en entregarse al malvado si le promete que simulará el fusilamiento de Cavadarosi con balas de fogueo y que redactará un salvoconducto para que los dos salgan de Roma. Scarpia lo escribe a mano relamiéndose los labios y con una mirada tan lasciva que no repara en cómo Tosca ha cogido el cuchillo de la mesa. Cuando se lanza sobre ella gritando «Tosca, finalmente mía», recibe la fatal puñalada que le atraviesa el pecho.
La sangre de Scarpia brota al ritmo de los tres siniestros acordes que se escuchan al levantarse el telón en el primer acto y posteriormente como motivo musical de este personaje cada vez que aparece en escena. Puccini deja gran parte de la tensión dramática para el tercer acto que tiene lugar a orillas del río Tíber. Allí seguiremos descubriendo nuevos aspectos de la fascinante personalidad de Floria Tosca.
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