A lo largo del año 2024, el mundo de la música celebra acontecimientos de importancia. Si el el genero sinfónico se conmemora el estreno hace dos siglos de la Novena sinfonía de Beethoven y, en el ámbito operístico, el centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini, ... la música de cámara rinde homenaje al bicentenario de la presentación, en una primaveral sesión privada, del Octeto en fa mayor, opus 166 D. 803, de Franz Schubert, tras un encargo del conde Ferdinand Troyer, intendente del archiduque Rodolfo y músico clarinetista discípulo de Beethoven.
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Este acontecimiento camerístico abre las puertas de la sala Miguel Ángel Clares del Auditorio Regional para celebrar el 200º aniversario de una composición en la que Schubert hizo un guiño al genio de Bonn, con la ampliación de su célebre Septimino al que añadió un segundo violín, sin alterar otros aspectos como la sucesión de seis movimientos con tonalidades próximas al fa mayor, la alternancia de ritmos binarios y ternarios y el carácter amable de la partitura.
Los músicos que participarán en el concierto del domingo son los responsables de las cátedras del Conservatorio Superior de Música de Murcia: Antonio García Egea y Juan Luis Gallego (violines), Cecilia Bercovich (viola), David Apellániz (violoncello), Ana Córdova (contrabajo), Alma García (trompa), el clarinetista Manuel Rives (cámara) y José Lozano (fagot solista de la Orquesta Sinfónica de Navarra).
El catedrático Antonio García será el primer violín de la formación que ofrecerá esta especial schubertiada dominical y nos explica que:
El octeto está considerado como una de las obras más importantes dentro del repertorio de música de cámara por su riqueza melódica, equilibrio entre instrumentos y profundidad emocional. Sin duda, representa la maestría compositiva de Schubert.
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Concierto Bicentenario del octeto de Schubert (1824-2024)
Cuándo Domingo 17 de marzo, 12 horas
Dónde Auditorio Regional Víctor Villegas, sala Miguel Ángel Clares
En cuanto al carácter de la partitura, este violinista lo define como:
Sereno y melancólico, con momentos de vitalidad y alegría intercalados. A lo largo de sus seis movimientos, el octeto de Schubert muestra una amplia gama de emociones, desde la melancolía y la nostalgia hasta la alegría y la esperanza.
Cuando un compositor idea una obra, es inevitable que algunos de los instrumentos tenga más visibilidad en escena. En el Octeto en Fa mayor, son el primer violín y el clarinete los que tiene un papel más destacado:
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Uno de los momentos más memorables es el solo de violín en el segundo movimiento, donde el violín canta una melodía lírica y emotiva sobre un acompañamiento suave de los demás instrumentos. También en el último movimiento, el violín tiene pasajes virtuosos y brillantes que destacan su destreza técnica y expresividad, explica el catedrático de violín.
Los músicos que participan en el concierto son experimentados intérpretes de música orquestal y de cámara en formaciones tan importantes como el Trío Arriaga, Orquesta Sinfónica de Navarra, Orquesta Sinfónica de Madrid, Orquesta del Principado de Asturias y Orquesta Sinfónica de Sevilla, entre otras. Antonio García Egea es actualmente miembro del trío Quercus y del dúo Arbós y atesora una dilatada carrera con conciertos inolvidables. El hecho de que los seis movimientos del Octeto de Schubert estén escritos en tonalidades muy próximas al Fa mayor, tiene mucho sentido musical:
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Esto crea lo que se conoce como cohesión tonal, por la sensación de unidad y coherencia a lo largo de la obra, lo que contribuye a su estructura general y narrativa musical.
En esta composición, el primer violín tiene un carácter «violoneux» en el Trío del quinto movimiento, lo que le confiere a la melodía un carácter singular. Nuestro invitado nos desvela lo que significa esto:
El término «violoneux» se refiere a un estilo de interpretación del instrumento que imita al sonido y al estilo de los violinistas callejeros o músicos populares. Así, el violín debe interpretarse de una manera más rústica, animada y con un toque de improvisación.
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Se dice que es fácil cocinar con buenos ingredientes. La música bien escrita para instrumentistas de primer nivel genera mucha emoción en los amantes de los conciertos en directo. Si añadimos el esmero con el que la asociación Promúsica cuida sus programas, la feliz inquietud de las horas previas al encuentro con Schubert es un sentimiento insuperable.
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