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Desde hace 200 años Europa tiene música propia. Cada 7 de mayo se conmemora cada año el estreno en la ciudad de Viena de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven. Y cada 21 de junio, día de San Luis (Ludwig, en alemán), se celebra ... el Día Europeo de la música. Pero la última sinfonía del compositor nacido en Bonn representa mucho más que este concepto europeo, ya que la música escrita en sus pentagramas contiene un mensaje universalmente comprensible sobre las ideas de amistad, humanidad, unificación, alegría y libertad.
El 9 de noviembre cayó el muro que separó el corazón de Berlín durante más de veintiocho años. Para conmemorar la unificación de Alemania y de Europa, Leonard Bernstein dirigió meses más tarde un concierto muy especial. El maestro estadounidense programó en la capital alemana la Novena Sinfonía con intérpretes y cantantes de los diferentes países que habían combatido durante la Segunda Guerra Mundial sustituyendo la palabra «alegría» (freude, en alemán) con el término «libertad» (freiheit).
Desde entonces, cada momento histórico que ha agitado nuestro planeta, ha encontrado en esta obra maestra de Beethoven un espejo donde reflejar los sentimientos más intensos de unión y determinación ante las dudas que genera estas situaciones límite en el ser humano, como ocurrió con la pandemia por coronavirus.
La Sinfonía número 9 con un coro final sobre la 'Oda a la alegría', en re mayor, opus 125 de Beethoven es una obra grandiosa que supera la hora de duración y cuyo último movimiento ocupa veinticinco minutos. Es muy exigente desde el punto de vista de la orquesta y fue la primera composición sinfónica que incluyó un coro con el mismo tratamiento que cualquier otro grupo de instrumentos.
Beethoven se trasladó de Bonn a Viena en 1792 donde desarrolló su carrera artística y alcanzó la fama mundial como compositor. A partir de los años veinte, su música perdió encanto en favor de los maestros procedentes de Italia y junto a la pérdida de audición que marcó su existencia, esto hizo que el genio alemán se aislara de su entorno. El año 1824 fue crucial para la historia de la música ya que Beethoven dio a conocer la Misa solemnis y la Novena Sinfonía. Esta última iba a ser estrenada en su ciudad natal, pero la suplica mediante carta de miembros de la comunidad de Viena le hizo reconsiderar su postura y el 7 de mayo de 1824 la estrenó en el Teatro Kärntnertor de la capital austríaca.
El primero movimiento Allegro ma non troppo, un poco maestoso está escrito en una forma sonata con modificaciones ya que los temas no se presentan con el orden habitual. Beethoven desde el principio se muestra enérgico a la hora de dar impulso a la música y convertirla en algo real, como decía Furtwängler. Le sigue un Molto vivace que es realmente un scherzo compuesto por dos secciones y una coda. El tercer movimiento, Adagio molto e cantabile es una de las piezas más cuidadas del compositor alemán y contiene un lirismo más propio de una obra de cámara que de una sinfonía. El material musical se presenta en variaciones y finaliza en una larga coda con entidad propia.
En esta sinfonía el movimiento más esperado es el cuarto o Finale, que se caracteriza por su complejidad y extensión. Se divide en una parte puramente instrumental y en otra coral basada en el célebre Himno de la alegría de Friedrich Schiller, considerado una alabanza a la confraternidad. En la parte instrumental, Beethoven juega un poco con el oyente ya que le presenta el tema de forma parcial con interrupciones de fragmentos expuestos en los movimientos precedentes. Finalmente la cuerda grave toca el 'Himno de la alegría' al que le siguen una serie de variaciones. La parte coral se inicia con 'O Freunde' (Oh, amigos) por parte del barítono, momento de gran emoción por el característica tesitura de esta voz. Tras presentar la primera estrofa, se incorporan a la obra los demás cantantes y el coro. Le siguen una serie de variaciones sobre este tema y en la palabra 'Abrazaos' aparecen otras ideas musicales más dramáticas. Como se comentó antes, la originalidad de Beethoven radica en emplear la voz humana como si se tratase de otro instrumento más y no como acompañante de la música.
El 200º Aniversario de la Sinfonía Coral de Beethoven es el acontecimiento cultural más importante de este 2024. Posiblemente, los asistentes a su estreno no se percataron de la magnitud de lo que presenciaron. Nosotros sí podemos hacerlo. Sólo tenemos que sentarnos a escuchar la obra con un sonrisa de complicidad y agradecimiento.
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