El reloj pasa ligeramente de la una y media de la tarde cuando suena el teléfono. Al otro lado, tras unos segundos de silencio, aparece la voz de Carla Bruni. Suena elegante y delicada, profunda y cercana, con cierto halo de nocturnidad a pesar ... de la hora, pero, al mismo tiempo, radiante en cada palabra. El efecto, por lo tanto, es el mismo que provocan sus seis discos de estudio, notables piezas de una extensa y deslumbrante trayectoria profesional donde la italofrancesa ha combinado esta faceta con el mundo de la moda, en el que brilló como una auténtica estrella durante los ochenta y noventa, el cine, su última aparición la podemos encontrar en la maravillosa 'Midnight in Paris' de Woody Allen, y la política, ámbito donde ejerció como primera dama francesa de 2008 a 2012 y del que su equipo nos ha pedido amablemente que no hablemos durante la entrevista. Centramos entonces la conversación en canciones, inspiración, referentes, memoria, cultura y, claro, la gira que le trae de nuevo hasta España con una primera cita en Cartagena que se celebrará el próximo martes 23 de julio (Auditorio Paco Martín – 23.00 horas) en el fabuloso marco de la vigésimo novena edición de La Mar de Músicas.
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–El concierto en Cartagena es su primera parada de las cuatro que tiene previsto realizar este verano en nuestro país. ¿Cómo se siente de cara a esta nueva visita a España?
–¡Lo primero que estoy haciendo es practicar mi español para poder hablar un poco en los conciertos! Me siento muy emocionada por volver a actuar en España, pero también estoy un poco ansiosa (risas). Para mí, bueno, para todo el mundo, es un país maravilloso. Siempre he tenido un público fantástico en España y es un lugar que me ha dado muchas sorpresas a lo largo de la vida. A mi marido también le vuelve loco, así que muchas veces hemos hablado de mudarnos y vivir allí, pero no podemos. Es un país muy importante para mí, sin duda. Además, soy italiana, así que es como ir a visitar a la familia.
–¿Le da tiempo a disfrutar de los distintos lugares a los que viaja con su música o el tiempo es excesivamente limitado?
–No mucho, sobre todo cuando el concierto es en algún lugar especial que no se encuentra en las grandes capitales. Si me quedo más tiempo puedo pasear, descubrir cosas o salir a cenar a un restaurante, pero, si voy solamente un día, me gusta reservar y enfocar toda la energía en la actuación. Es una cuestión psicológica. Necesito que el concierto ocupe de forma exclusiva ese espacio de la mente.
–¿Hasta qué punto diría que su obra musical se ha visto influenciada por los países y ciudades que ha ido recorriendo a lo largo de su vida?
–Nunca escribo de una manera geográfica, por decirlo de algún modo, pero viajar es un elemento muy importante para el alma, así que claro que termina afectando. No puede sonar igual una canción que he escrito en Barcelona que otra que nació en Manhattan, por ejemplo. La energía es completamente diferente.
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–Hablando de canciones, ¿le dará un papel importante en su concierto de La Mar de Músicas a las que formaron parte de 'Quelqu'un m'a dit', su fantástico debut?
–Sí, siempre canto un montón de temas de 'Quelqu'un m'a dit'. Es un disco que la gente recuerda y al que me encanta volver. Disfruto mucho interpretando esas canciones. De hecho, el tema homónimo lo recupero en todos los conciertos. Diría que un tercio del repertorio tiene a ese álbum como protagonista, el otro es de 'French Touch', el disco de versiones que publiqué en 2017 con la producción de David Foster, y el resto va viajando por mis otros discos.
–Con el paso del tiempo, ¿de qué manera cree que le cambió su manera de componer el éxito a todos los niveles que logró con aquel primer trabajo?
–Diría que en nada. Escribo canciones únicamente desde la emoción, nunca desde el pensamiento. Son una especie de refugio para mí y, al mismo tiempo, me ayudan a gestionar y resolver emociones relacionadas con la tristeza o el dolor.
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–En 2020, dieciocho años después de su debut, casi nada, publicó 'Carla Bruni', su último trabajo de estudio hasta la fecha. No me diga que tendremos que esperar tanto para tener otro paso más en su carrera. ¿Se encuentra trabajando en nuevas composiciones?
–Totalmente. Te lo prometo, Alberto, estoy trabajando en ello, pero soy una persona muy, muy lenta. ¡Siempre lo he sido! Y para todo. Algunos artistas pueden componer y publicar un disco cada dos años, pero yo soy incapaz. Hago todo muy despacio desde que soy pequeña. De hecho, he llegado muy tarde a todo, a nivel personal y profesional, en comparación con el resto de las personas.
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–Ha admitido en numerosas ocasiones que adora la soledad tanto en su vida personal como a la hora de componer. ¿Busca la inspiración en esos momentos de alguna forma específica o espera que aparezca de manera natural?
–Trato de generar yo misma la inspiración, pero a veces tengo que darle tiempo para que llegue. Aunque puedo escribir canciones desde cualquier parte del mundo, mi sitio favorito para hacerlo es en el estudio que tengo en casa. Pues bien, ni siquiera acudir a ese lugar me asegura que vaya a suceder. Las canciones nos hacen esperar y esa es parte de su belleza.
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–¿Qué papel le gusta que tenga el silencio en sus conciertos? ¿Hasta qué punto es un elemento esencial para generar la atmósfera que necesita?
–El silencio es una pieza complicada de usar en los directos, pero, al mismo tiempo, es el sentido de la música. Cuando una canción termina, todavía queda su esencia en el aire. Es cierto que, cuando el público te hace temblar con su energía, quieres sentirla y dar todo lo que tienes, pero, a veces, el silencio puede generar momentos mágicos y poéticos. Hay otra cosa que intento usar en mis actuaciones, pero que también es bastante difícil, que es la oscuridad. Y digo que no es sencillo porque, claro, en los lugares en los que se hacen los conciertos siempre hay alguna luz encendida para indicar las salidas de emergencias, los baños, etc. Es prácticamente imposible lograrlo, aunque no pierdo la esperanza. Es un deseo real, me encantaría poder cantar una canción en la más completa oscuridad. Creo que sería increíble tanto para los músicos como para el público y para mí. En cualquier caso, lo que hago en todos mis directos es tratar de transmitir calma, serenidad y tranquilidad.
–Bueno, le prometo que trataremos de cumplir en Cartagena con su sueño de interpretar un tema a oscuras.
–¡Sí! ¡Vamos a intentar apagar todas las luces! Aunque siempre que lo he consultado me han dicho que no. ¡Y solamente pido que sea una canción! (risas).
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–Además de los temas más célebres de su carrera, en esta gira está interpretando también varios clásicos de la música italiana. Es una hermosa manera de rendir homenaje a sus orígenes. ¿De qué manera le ha influido esta música como artista?
–Muchísimo. Me influye una barbaridad todo lo que escucho, pero, en cuanto a la música italiana, piensa que es la banda sonora de toda mi infancia y adolescencia. También disfrutaba en aquellos años con el pop inglés, el rock and roll o el jazz, pero las canciones italianas tuvieron un impacto muy especial en mí. ¡Es una música irresistible! Las voces eran increíbles y había compositores que eran auténticos genios como Fabrizio De André o Lucio Battisti. Escuchas ahora su obra y sigue siendo perfecta, no envejece. Por no hablar de las mujeres, madre mía. La lista es interminable: Mina, Ornella Vanoni, Gianna Nannini...
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–¿Entiende los conciertos como una manera de viajar a lo largo de su memoria y mantener vivos los recuerdos?
–Es exactamente así, no podría haberlo dicho mejor.
–Aunque en La Mar de Músicas, como siempre, encontramos un alto número de nombres femeninos en la programación, hay un debate en España que va adquiriendo cada vez más fuerza sobre la ausencia de mujeres en los festivales. Desde su experiencia, ¿en qué punto cree que se encuentra el papel de la mujer en la actual industria musical?
–La posición de las mujeres en la música está creciendo sin parar. Aunque no en todos los países, desde luego, pero noto que cada vez tenemos más fuerza. Hay muchas figuras realmente grandes como Madonna, Rihanna o Lady Gaga. Las artistas femeninas siempre tuvieron poder en este oficio, pero también fueron víctimas durante muchísimo tiempo. Siento que las mujeres estamos tomando la iniciativa en la música y en la sociedad. Es algo de lo que te das cuenta cuando conoces, por ejemplo, a Beyoncé, una estrella que tiene una carrera igual de relevante, puede que más, que la de su marido. Respecto a los festivales, bueno, me parece un poco humillante crear eventos en base a la orientación sexual. Sinceramente, no necesitamos que exista un festival exclusivamente para mujeres, otro para hombres u otro orientado solamente hacia el público LGTBI. Estos encuentros musicales tendrían que ser una mezcla de todo, porque así lograrían reflejar el mundo en el que vivimos.
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–En esta edición del festival encontramos propuestas que van de Japón a Portugal, pasando por Cuba, Brasil, Malta, México o Chipre. En estos tiempos que corren, ¿siente que el arte y la cultura son más importantes que nunca para conectar distintas ideas y sensibilidades?
–Absolutamente. Cuanto más enloquece el mundo, más conexiones crea el arte y la cultura entre la gente. Es indispensable para que, por ejemplo, personas como tú y yo hayamos podido crear este vínculo. Es lo más hermoso que tiene la vida. Todos vamos a morir, así que será mejor que cuidemos los lazos que vamos generando entre nosotros mientras estemos aquí.
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