Abbath, durante su concierto en Murcia. I. R.

Abbath en Murcia: el hombre contra el personaje

El cofundador de Immortal y uno de los padres del black metal noruego ofrece en un concierto notable que le devuelve la credibilidad y quedará en el recuerdo de los aficionados a los sonidos más extremos

Viernes, 12 de enero 2024, 14:17

A los fanáticos del black metal hay que echarles de comer aparte. Entre sus muchas peculiaridades, se trata probablemente del único género musical donde ser un tipo afable y bienhumorado está mal visto. Esto ha llevado al noruego Olve Eikemo, más conocido como Abbath, a ... convertirse en una figura cargada de controversia dentro del mundillo, a pesar de tratarse de uno de sus padres musicales como cofundador de Immortal. Una relación complicada que el propio cantante y guitarrista se ha encargado de alimentar con los años, al rechazar e incluso ridiculizar en no pocas ocasiones los tópicos del género que ayudó a crear. Aunque, bien mirado, ¿puede haber algo más 'blackmetalero' que renegar del black metal?

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A Abbath, que incluso se atreve sonreír durante sus conciertos, le gusta demasiado disfrutar de la vida como para regodearse en la obsesión por la muerte y las temáticas tenebrosas. Lamentablemente, a lo largo de su carrera ese hedonismo que le ha caracterizado también se ha convertido en su talón de Aquiles y los excesos le han pasado factura en forma de sonados tropiezos (algunos de ellos literales). Imposible olvidar el tan comentado no-concierto de Buenos Aires en 2019, donde colapsó al poco de salir al escenario. Una lamentable experiencia que le sirvió de punto y aparte. No hay nada como tocar fondo para hacer un parón y enfrentarse a los demonios propios. Y en esas estamos, tres años y pico después, con un Abbath sobrio, más en forma, con un nuevo disco y dispuesto a callar bocas con su correspondiente gira de presentación, que le trajo este jueves a la sala Garaje Beat Club de Murcia.

La banda escocesa Hellripper fue la encargada de abrir la noche con un aceleradísimo black metal que atrajo a muchos amantes de los sonidos más extremos, que se dedicaron a chocar la cornamenta en un respetable pogo durante buena parte del espectáculo. Todo un descubrimiento para los que busquen brutalidad sin concesiones, pero su propuesta es demasiado unidimensional para los oídos que necesiten algo más de sustancia melódica.

Con los ánimos caldeados por Hellripper, la cosa fue a más con Toxic Holocaust. El notable thrash metal de la segunda banda invitada llevó al delirio a un grupo muy concreto de asistentes y se vivieron momentos surrealistas en las primeras filas. Uno de ellos, totalmente desquiciado, se puso a golpear el escenario y se provocó una herida que sangraba considerablemente. Tras poner perdido a un acompañante que había escogido el peor día posible para vestir una camiseta blanca, intentó desinfectar el tajo con el líquido de una petaca, que a buen seguro no era agua oxigenada, y acto seguido se coló en el escenario ataviado con algo parecido a una máscara de gas, de donde fue desalojado con idéntica celeridad por el personal de la sala. Menuda estampa.

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Renacimiento de una leyenda

Mi creciente preocupación por mi seguridad resultó infundada cuando Abbath salió a escena con su armadura de guerra y su icónico maquillaje, más cercano a la máscara de un superhéroe que a los diseños más siniestros que lucen otros artistas del estilo. Algo tiene el black metal noruego que amansa a las fieras. Quizá sea la hipnótica cadencia de las melodías de guitarra, los cambios de ritmo constantes o la imponente presencia escénica de los músicos nórdicos, pero en cuanto la banda de Eikemo pisó las tablas los bailes del sector más cafre se volvieron menos erráticos y las melenas al viento comenzaron a ondear de forma más controlada, lo que permitió disfrutar con mayor detalle de una música compleja que requiere de un grado de atención importante.

Abbath, durante su concierto en Murcia. I. R.

La canción escogida para abrir, la furiosa 'Hecate', disipó cualquier duda que pudiera haber sobre el estado de forma de Abbath. Motivado, centrado y certero, el noruego mostró en Murcia su mejor versión, tanto en el apartado vocal como con las seis cuerdas. No cabían medias tintas. Entregadísimo y apoyado por una banda de gran nivel, a destacar la fabulosa batería, Abbath repasó de forma bastante equitativa sus tres discos como solista, rememoró cuatro clásicos de Immortal -entre ellos la demoledora 'One by One'- e incluso tuvo tiempo para rescatar 'Warriors', de su fugaz proyecto I. Se echó en falta algo del excelente 'At the Heart of Winter'.

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El único momento de respiro de la noche fue cuando unos problemas con el bajo obligaron a detener el concierto durante unos minutos, ocasión que Abbath aprovechó para mostrar su lado cómico, improvisando algunas melodías de guitarra desenfadadas. Fue un simpático paréntesis que permitió al público tomar aire y prepararse para la segunda mitad de un concierto intensísimo que finalizó muy apropiadamente con 'Endless'. Imposible no ver una declaración de intenciones en este tema que habla sobre el rejuvenecimiento e invoca la figura mitológica del ave Fénix que renace de sus cenizas.

No es el black metal un estilo que se prodigue en los escenarios españoles, y mucho menos en Murcia. Este jueves la capital no solo tuvo la suerte de recibir a una de las leyendas vivas del género, sino que Abbath actuó con la consistencia y la calidad de sus mejores años. El cantante y guitarrista ofreció un concierto notable, uno que no olvidarán fácilmente los aficionados a la música más oscura. Pero, por encima de todo, supuso la aparente confirmación de que Olve Eikemo, el hombre bajo la armadura y el maquillaje de oso panda, ha logrado ganarle al pulso al personaje.

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