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Luminosa y desmedida en sus afectos, de cada experiencia que le ha tocado en suerte o elección se queda siempre con las personas añadidas a su red vital, entretejida con su distintiva sonrisa y una intensidad abrumadora. Pedagoga por la Universidad de Murcia y defensora ... de la Educación pública como llave de progreso, hasta 2015 la vida de Mireia Ruiz Manresa estuvo marcada por su ascenso en las Juventudes Socialistas -desde la secretaría general en su Archena natal hasta la presidencia del Comité Federal en Madrid- y por su primer contacto directo con la política local como concejala en la cabecera del Valle de Ricote. Tiene una espinita clavada por no haberse podido dedicar a cantar sobre los escenarios, quizá por una falta de valentía que confiesa que la aquejó en su adolescencia. Aunque anhelaba ser madre, ha aprendido a gestionar, con esa entereza y vitalismo que proyecta, que ese sueño no podrá cumplirse, al menos en esta vida. Puntillosa y autoexigente, algo posesiva con su gente y disciplinada en sus rutinas, su participación en la tercera edición de MasterChef le supuso un agridulce contacto con la televisión y un espaldarazo para montar su proyecto Cocinando Sonrisas, fusión de educación y cocina para niños y adultos que la pandemia, primero, y el cáncer de mama, después, dejaron en suspenso. Alejada de las bibliotecas para evitar distracciones, combina la preparación para las oposiciones de Secundaria a Orientación Educativa con el deporte al aire libre y su activismo en redes sociales, volcado en servir de apoyo a mujeres que, como ella y su madre, se han tenido que enfrentar al cáncer. Hace suyo el 'mandamiento' de Pau Donés y, consciente de las pequeñas cosas que cantaría Serrat, reclama que vivir es urgente y que cualquier excusa es buena para celebrar la vida.
7.00 horas. He pasado de la nocturnidad y la alevosía de la juventud, en la que cerraba los festivales y los bares, a levantarme temprano y disfrutar de un desayuno tranquilo, en la terraza, mirando cómo amanece. Hago gimnasia al aire libre prácticamente a diario, y entreno en Archena con un grupo de mujeres y hombres espectacular, con el Valle de Ricote alrededor. Es una desconexión absoluta.
12.00 horas. Me he convertido en lo que de cachondeo llamo 'coach del cáncer'. Hay muchas mujeres que contactan conmigo, que me abordan sobre todo a través de las redes sociales y a las que intento asesorar de la mejor manera posible desde mi experiencia personal y mi manera de afrontar la enfermedad. También formo parte de la Junta Directiva de Asociación Amiga, en la que se realiza una maravillosa labor. Cuando me diagnosticaron, hacía diez años del diagnóstico de mi madre. Justo le dieron el alta y me dio de alguna forma el testigo e intercambiamos los papeles. A mi padre, que es médico, no le gusta nada lo de exponerse, pero decidí que iba a hacerlo público ese año el día del cáncer de mama [19 de octubre de 2022], algo que se viralizó muchísimo y sirvió como ventana para que a mucha gente se le quitara el miedo a decir la palabra cáncer abiertamente. Si mi realidad sirve para ayudar, bienvenida sea. Lo peor del cáncer es que te muestra que la muerte la tienes muy cerquita, pero también te enseña a aprovechar al máximo el día a día, a valorar los pequeños detalles, a parar un poco. Es una mochilita que vas a llevar siempre encima, pero con ella puedes caminar.
17.00 horas. El año que viene voy a presentarme a las oposiciones de Secundaria de Orientación Educativa. Creo en las profesiones sociales, y la educación es la base de la sociedad. Mi implicación me ha llevado a trabajar en la ONG Liga Española de la Educación y la Cultura Popular. Es laica, progresista, rojilla… En la Región y en el país, hay que dar un giro educativo, pensar más en el alumnado y cambiar el cómo formar a los profesionales. Conforme están planteados el sistema y las propias oposiciones, no se valora al mejor profesional ni a quién va a educar a los niños del futuro, sino al que tiene más memoria. Yo haría un MIR educativo para evaluar a los profesionales 'in situ', en los centros.
13.00 horas. Me han cerrado muchas puertas por ser del PSOE en Archena y en la Región de Murcia. Va a seguir pasando, pero tengo muy claros mis ideales. No son unas siglas, es mi pensamiento y mi forma de ser. La política me ha regalado a personas maravillosas, aunque también te encuentras por el camino gente muy trepa, incluso dentro de tu partido y en los grupos que tienes enfrente. No tengo responsabilidades políticas desde 2019, y así estoy bien. Me quedo con haber sido concejala para representar a mis vecinos y vecinas.
14.30 horas. Soy muy de celebrar la vida. Puede sonar muy naif, pero mis recuerdos de infancia son celebrando mi cumpleaños, con mis canelones y las tartas de chocolate que me hacía mi madre, con las que aprendí a cocinar. Fui la primera murciana en MasterChef, donde hice una familia maravillosa. Recuerdo el cariño de la gente, que te quiere solo por salir en televisión. Pero también vi lo que es la tele por dentro. Sentí que había formado parte de una farsa una vez que vi editado el programa. Había mucho nivel y buenísimos cocineros, como Carlos Maldonado. Las tres primeras ediciones fueron las más puras. El resto se ha ido desvirtuando, a la caza de 'influencers' y gente 'random' buscada para hacer 'show'. 'Bake Off' es un formato más blanco, y no se maltrata a los concursantes. Al compañero del plato 'León come gamba' lo maltrataron. Tengo sentimientos encontrados por haber formado parte de esa mentira, pero me ayudó a montar mi proyecto Cocinando Sonrisas. Fui poco a poco creando mi marca, yendo a coles, asociaciones, ayuntamientos. Llegó la covid, que fue un guantazo bueno y, aunque intenté retomar con recetas 'online', con el cáncer terminé de frenar. Me dieron el alta en noviembre y ahora solo hago talleres por puro placer.
22.00 horas. Me gusta estar a las diez en casa con el pijama puesto. Soy muy estricta con la higiene del sueño, y como las películas son tan largas y solo veo la tele de noche, soy más de series. Estoy viendo 'Las largas sombras', de Elena Anaya, hecha y protagonizada por mujeres. Soy muy feminista, aunque sigo teniendo que explicar por qué lo soy. Hay que hacer mucha pedagogía feminista y llevarla a escépticas y a escépticos. Me duelen mucho sobre todo las escépticas, las de «ni machismo ni feminismo». Creamos una asociación hace años. Juntas somos más, con gente como María González Veracruz, una de mis mejores amigas por la vivencia política.
18.00 horas. La música en directo me encanta. Tengo festivales cada mes de aquí a octubre. Me gusta el indie español, Viva Suecia, Arde Bogotá, Shinova. También la canción de autor: Sabina siempre, Ismael Serrano y su lloriqueo, Vega… La próxima cita la tengo en el Festival de los Sentidos, en La Roda.
13.30 horas. Soy muy metódica y estricta con la alimentación. Para notar que es fin de semana en mi realidad, tomo alguna copita de vino en el aperitivo o preparo una comida especial. Me gusta ir a la huerta con mi familia. Mis padres y mis abuelas son mi modelo a seguir, gente luchadora. Mi madre es mi maestra de la vida. También estoy enamorada de mis perros, 'Ringo' y 'Thelma', que llegaron en el momento más duro. Mi familia los rescató a ellos, pero ellos nos adoptaron a nosotros. Tenemos custodia compartida: duermen conmigo y después van a casa de mis padres, porque son perros huertanos, y me dejan la tarde libre para estudiar. He aprendido a que no me importe que me rompan las macetas o me muerdan el sofá. Son mi refugio desde el diagnóstico.
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