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Desde 2022 con Labrantío, el bailarín Ángel Manarre no subía a las tablas del TCM. El pasado sábado 2 de marzo, volvió a la carga con su última creación: 'Lo presente'. Al contrario que 'Labrantío', que contaba con un elenco de 16 personas, esta es ... una pieza en solitario; eso sí, rodeado de nombres que le acompañan desde sus primeros pasos como compañía independiente.
La pieza presenta cinco escenas que viajan por las facetas de la danza española: escuela bolera, bailes folklóricos –inevitable mencionar aquí la mano de Mª Dolores Marín–, danza española estilizada, palillos, malagueñas, referencias a Antonio el Bailarín, flamenco... Ángel Manarre disfruta en todas ellas, y destaca sobre todo en la estilización. Es limpio, ágil y preciso. Brilla en los giros y quiebros, en sus brazos largos, expansivos, pero tajantes; y su toque de palillo es virtuoso, sin dejar de ser expresivo o dinámico. En definitiva, es una figura que no quieres dejar de mirar.
El espectáculo: 'Lo presente'. 2 de marzo. TCM. Murcia.
Dirección artística: Ángel Manarre.
Coreografía: María Dolores Marín, Marcos Morales y Ángel Manarre
Dirección musical y composición: Francisco Tornero.
Músicos: Jose Antonio Chacon, Alejandro Solano (Percusión), Marcos Morales, Pablo Barrionuevo (2ª guitarra).
Calificación: Bien.
Con 'Lo presente', el coreógrafo dice querer partir de una raíz para desarrollar una nueva forma de expresión buscando la vanguardia. Y, sin embargo, se pudo ver más de su raíz, que de su nueva forma. 'Lo presente' parece vivir en un presente colmado de pasado. Un presente que no se puede entender sin sus orígenes, su tierra, su enseñanza, su trayectoria profesional o sus referentes en danza. Un presente que honra a todos los pilares de la danza española, de los que bebe hasta estancarse.
La pieza abre con dos sillas rojas, típicas de tablao, a cada extremo del cuadro flamenco de músicos. Dos sillas que más que espacio escénico, son un perchero y, sobre todo, una limitación. A Ángel no le falta presencia ni proyección, pero anclar estas dos sillas, sin más motivación, le acorta el espacio, el movimiento y el desplazamiento. Esto se reafirma en la escena final, en la que tras tirar esa maldita silla, baila bajo la melodía de 'Granada' de Albéniz en un precioso conjunto verde. Es una maravilla verlo volar sin anclajes, con su lenguaje de verdad, natural y sincero. Es una escena final que sabe a poco, de lo mucho que se disfruta.
Podría darle una vuelta de tuerca, y hacer lectura de cómo 'Lo presente' señala estas raíces, con forma de silla añeja de cueva o corral, como corsés de la creatividad en la danza española. Pero no seré yo quien os convenza de ello.
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