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Para quienes siguen de cerca la danza contemporánea, hay nombres y creadores que son ya libro de cabecera. El 20 de septiembre arrancó el ciclo de danza experimental 'Movere' del Centro Párraga con 'Invocation', una investigación performativa configurada alrededor de Yvonne Rainer, Trisha Brown y ... Steve Paxton: los pináculos de estas lecturas. 'Invocation', la propuesta de la bailarina y coreógrafa granadina Carmen Muñoz y el artista lorquino Dereck Van Den Bulcke, quiso jugar a convocar a los espíritus de estos integrantes de la Judson Theatre Church para encontrar una simbiosis entre su doctrina y el cuerpo y lenguaje flamenco de Muñoz. Ahora, fue sin duda Bulcke el de mayor poder de convocatoria con el público del Centro Párraga, quien no dudó en vitorear a su oriundo nada más salir a escena.
La entrada de Muñoz al espacio fue más pausada. Al abrigo de la sonoridad de Bulcke, descendió las escaleras de la tramoya del Párraga densa y lentamente, pero en cuanto pisó linóleo, empezó su dúo con los ecos de los posmodernistas. En un ritmo ascendente, transitó por los puntos de un trazado geométrico en el espacio, mientras repetía formas limpias con brazos y torso. La artista pasó por todas las características de la danza posmoderna como en una sagrada 'checklist': acumulación, repetición, geometricidad, espirales, contrastes, forma.
El espectáculo: 'Invocation'. 20 de septiembre. Centro Párraga. Murcia.
Compañía: Carmen Muñoz.
Calificación: Aceptable.
Hasta que llegaron las castañuelas. Lanzó braceos rápidos y cortantes y repiqueteos de castañuela sin un verdadero cierre o patrón, como quien intenta desmigajar un código para hilvanar uno nuevo. Pareció entrar en un trance donde es el cuerpo quien dirige, piensa y agota todas sus posibilidades. Hasta que dejó de pensar y comenzó a hablar. A contarle al público sus inquietudes y experiencias sobre la forma y la imagen y, en especial, sobre cuál es la danza del futuro. La propuesta se abalanzó enseguida en una explosión de estímulos lingüísticos, sonoros y visuales entre los que no se distingue prioridad, y el grito de Muñoz «la danza del futuro es un acto de amor» se convirtió en 'track' para Bulcke.
Transformar el presente con el pasado, como busca 'Invocation', es un proceso constante y siempre en auge, tanto así como lo es firmar una propuesta a la estela del renombre de quienes ya están consagrados. Sin embargo, es también un terreno inestable, en el que lo antiguo aplaca la novedad, y lo nuevo se queda rezagado.
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