Un baño de tradición con 'El Cascanueces'

Como una suerte arqueológica, el Romea, un gran monumento teatral de la Región, acogió a uno de los mayores cimientos de la danza clásica, 'El Cascanueces'. Un regalo para un público que anhelaba latentemente recuperar esta tradición viva de la danza, y para los integrantes del PAR en Dansa de ampliar sus valores pedagógicos. El Programa de Alto Rendimiento (PAR) en Danza es un proyecto formativo impulsado por LaFACT Cultural de Terrassa y dirigido por Rodolfo Castellanos, junto a los maestros de ballet Anael Martín e Ilya Jivoy.

Una de esas semillas que busca mermar el escabroso salto entre la formación y la profesión en danza, pero del que aún nadie tiene un remedio milagroso. Para esta producción, contaron con un elenco de 30 bailarines –un formato que parece estar en peligro de extinción– más seis alumnas invitadas del Conservatorio Profesional de Danza de Murcia, que se integraron muy elegantemente en la compañía.

Fue de aplaudir la coreografía grupal en los valses más icónicos del ballet: los copos de nieve y las flores. Un juego sinfónico de cánones, fugas y puzzles geométricos limpios que se dibujaban sobre las tablas inclinadas del Romea. Una pendiente que desestabiliza y no se debe pasar por alto en danza, pero que no dejan de ser tablas que se suman a la trayectoria por despuntar de un Cascanueces que respeta su origen.

PAR en Dansa contó su versión de 'El Cascanueces' desde el reflejo del padrino de Clara, Drosselmeyer. Un personaje a quien el cuento a veces tacha de lunático y quimérico, pero que no es más que un pobre enamorado de la imaginación y el teatro que busca inspirar en los niños la valentía de tener aventuras de adultos.