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Dejar las cosas a medias queda fuera de su vocabulario, igual que lo hacen en su conversación palabras como «pionera» o «referente», aunque estas sí describan el calado de su trayectoria a lo largo de medio siglo. Profesora de investigación 'ad honorem' del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), María Teresa Hernández ocupa la segunda posición en el 'ranking' nacional de Ciencias del Suelo por el impacto internacional de sus publicaciones. Doblemente licenciada en Ciencias Químicas, por la Universidad de Murcia, y en Farmacia, por la Complutense, cumplió su sueño de doctorarse en Ciencias, esta vez por la Universidad Autónoma de Madrid. Su excelencia investigadora, que seguirá desarrollando hasta el próximo año en el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), en el Campus de Espinardo (Murcia), se ve dulcificada por un carácter amable y una risa franca que desprende calidez por donde pasa. Viajera apasionada y enamorada de la lealtad como virtud imprescindible, disfruta de la sencillez de un aperitivo entre amigas o de una sesión nocturna de cine como también vibra en sus intensas mañanas de trabajo, al que se ha reenganchado voluntariamente, siempre con proyectos en marcha, a pesar de su 'jubilación' formal a los 70 años. Tímida e introvertida de más para lo que ella desearía, su faceta docente le ha hecho dirigir 17 tesis doctorales, cuatro tesis de Grado y nueve proyectos fin de Grado. Experta en el estudio de la materia orgánica exógena y el reciclado de residuos, su trabajo, reconocido con el VI Premio Piedad de la Cierva que otorga la asociación Lyceum, se ha dirigido al establecimiento de estrategias para la conservación y protección del suelo y la recuperación de suelos degradados, así como a la búsqueda de una fertilización sostenible con el fin de adaptar la agricultura al cambio climático. Corresponsable del grupo de investigación de excelencia GRENZ, ha participado en más de 150 proyectos, de los cuales 26 han sido financiados por la Unión Europea, y cuenta con más de 250 publicaciones científicas en su haber. Cree que con su retiro profesional definitivo no llegará la inactividad, aunque siente que su familia la reclama y que hay más conocimiento, quizá sobre Historia del Arte, esperando a la vuelta de la esquina.
9.00 horas. Desde un punto de vista científico, quizá mi mayor logro sean los estudios de enzimología del suelo. Igual que el médico cuida de la salud de las personas, nosotros cuidamos de la salud del suelo, que es el que nos tiene que dar de comer. Si no hacemos una agricultura sostenible, si no aprovechamos los residuos orgánicos, no podremos alimentar a toda la población mundial. Debemos contribuir a una agricultura bien hecha, inteligente y productiva, para no tener pan para hoy y hambre para mañana porque estemos destruyendo el suelo, sobreexplotando o sobrefertilizando. Hay que evitar las malas prácticas agrícolas. Desde 1990, y después de dirigirle la tesis, mi colaborador más estrecho en estos estudios ha sido Carlos García Izquierdo. Es una persona magnífica e inteligentísima: él se apoya en mí y yo en él.
11.00 horas. Cuando hice la estancia en Francia, creía que fuera de España se hacían las cosas mejor en investigación y que estábamos por debajo de los demás. Respecto a instrumentación, en aquella época quizá tenían mejores aparatos, pero a día de hoy no tenemos nada que envidiar a otros países. Con el tiempo, visitando laboratorios y estando en otros países como Francia, Italia, Argentina o Cuba, he visto que tenemos una manera distinta de hacer las cosas. Somos más ingeniosos y más trabajadores en general. Tenemos que defender lo nuestro, porque no es verdad que lo de fuera sea mejor. Lo he visto y lo he vivido.
15.00 horas. Percibo el auge del negacionismo con asombro e incredulidad. ¿Cómo puede haber tanta ignorancia en unos tiempos en los que es tan fácil tener información verdadera? La gente que niega las vacunas, los terraplanistas... ¿dónde se han documentado? Me quedo sin palabras cuando oigo a gente famosa, entre comillas, que tiene o ha tenido la oportunidad de tener una cultura y una formación pero te sale con chorradas de ese tipo. Una persona de un pueblo perdido que no ha ido a la escuela se cree lo que le digan, pero a cierto nivel... no me entra en la cabeza.
16.00 horas. Después de comer descanso un poquito, y si me he traído trabajo a casa, que es una costumbre, lo resuelvo. Si no, localizo a mis sobrinillos, mis pequeños. Les recojo de las actividades que tengan, estoy un rato con ellos y los acompaño a ver a su abuela, que es mi hermana.
8.00 horas. Procuro estar en el trabajo a las ocho. Las personas que pertenecemos al CSIC nos dedicamos exclusivamente a la investigación, pero también formamos a gente. Damos cursos de doctorado y dirigimos tesis doctorales. Es una formación persona a persona, casi de profesor particular, muy bonita y diferente a la de un catedrático de universidad.
14.30 horas. Creo que socialmente la valoración de los investigadores es buena, sobre todo en momentos de crisis. Así se demostró durante la pandemia, aunque las cosas se olvidan rápido. Falta divulgación y una mayor presencia en los medios no solo de noticias muy impactantes, como el descubrimiento de un nuevo medicamento, sino de lo que se hace en el día a día. Sería bonito que en los periódicos, la radio y en la televisión se diera más difusión, con un lenguaje menos científico para que todo el mundo lo entienda. Y en el ámbito nacional, debería existir más permeabilidad para saber lo que se hace en todas las comunidades autónomas.
19.40 horas. Todas las semanas procuro ir al cine, donde a veces también proyectan ópera y ballet. Como no vayamos a los cines, los van a acabar cerrando. Estuve hace dos viernes viendo 'Soy Nevenka' y, aunque está bien, sales un poco cabreada, porque al final la que se tiene que ir a vivir fuera es ella. De las más recientes, me gustó especialmente 'Oppenheimer'.
12.00 horas. El año que viene tendré 75 años. Es hora de darse un descanso. Echaré una mano si me lo piden, haré alguna cosilla si se presenta, pero me tengo que buscar un plan para cuando me retire, porque he estado muy volcada en la investigación. Intentaré dedicarme lo más que pueda a mis pequeños y a viajar. Quizá estudiaré algo de Historia del Arte, para seguir aprendiendo. Para mí ha sido un sueño poder dedicarme a la investigación y haber tenido una familia que me ha ayudado siempre, más en una época en la que una mujer no estudiaba. Mis padres siempre me animaron a tener estudios universitarios, y me siento orgullosa de haber podido llegar ser profesora de investigación, de contar con un equipo y formar a gente que ahora está ocupando su puesto en la vida. Ese trabajo sin horas para mí no ha sido un sacrificio. En lugar de hacer un crucigrama o leer un libro, muchas veces llegaba el fin de semana y me ponía en el despacho a cotejar lo que hacían otros investigadores.
13.00 horas. Me gusta rodearme de personas que no tengan dobleces, que sean tolerantes y que coincidamos en las aficiones. Mantengo amigas desde el colegio que viven fuera de Murcia, y con ellas la relación es muy frecuente, sobre todo telefónica. A mis compañeras de carrera las tengo por aquí, pero nos vemos esporádicamente y organizamos comidas de tarde en tarde a través de un grupo de WhatsApp de la promoción. Con las que salgo más a menudo son amistades que he hecho en la vida adulta. Salgo con ellas a comer los domingos, y, si hace buen tiempo, vamos a la playa para pasear. También hacemos viajes juntas. Cuando era más joven, aprovechaba las vacaciones de verano para irme de viaje. Ahora, cuando puedo, también lo hago. La próxima escapada la haré a la Puglia, en Italia, país al que he viajado mucho porque hemos colaborado con universidades de Bolonia, Florencia, Pisa... Se aprende mucho viajando. Y me gusta salir pero me gusta volver, porque siempre digo que vivimos mejor que nadie en España. Por la Región viajo poco: siempre he pensado que me estoy reservando para cuando tenga menos fuerza.
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