María Pagés: «'¡Carmeeeen!', 'Maríaaaa!', nos dijimos tan felices Carmen Linares y yo»
La bailaora y coreógrafa, premio Princesa de Asturias de las Artes 2022, llega este sábado con 'De Sheherezade' al citado auditorio, donde no había bailado hasta ahora
Le pregunto:
–¿Cómo se siente usted siendo Príncipe de Asturias de las Artes 2022?
–Princesa, siendo princesa.
–Cierto, lo de príncipe ... era en tiempos del elefante y del 'lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir'.
–[Risas] Pues me siento muy feliz y con mucha responsabilidad encima. Si llevo tomándome toda mi vida el flamenco muy en serio, que es lo que se merece, ahora todavía más, si eso es posible. Muy feliz y muy contenta porque se alegró muchísima gente, empezando por mi compañero de vida y de creación Arbi [El Arbi El Harti].
Habla María Pagés (Sevilla, 1963), bailaora, coreógrafa, fundadora y alma de la Compañía María Pagés, responsable de la Fundación María Pagés –de la que depende el Centro Coreográfico de Fuenlabrada–, artista internacional, laureada y muy respetada. Este sábado, a las 20.00 horas, se subirá por vez primera al escenario del Auditorio Víctor Villegas, en Murcia, para ofrecer el espectáculo 'De Sheherezade', que precisamente acaba de ser premiado con el Talía a Mejor Espectáculo de Danza, que otorga la Academia de Artes Escénicas.
–¿Se llamaron corriendo la cantaora Carmen Linares y usted al mismo conocer la noticia del Princesa de Asturias que compartieron?
–¡Sí, sí, sí! [Lo recuerda con mucha felicidad]
–¿Qué se dijeron?
– '¡Carmeeeen!', 'Maríaaaa'!, esos nos dijimos muy felices Carmen Linares y yo [risas]. Creo que lo más importante era el reconocimiento clarísimo al flamenco que significa este premio. Lo importante es que hemos conseguido que el flamenco llegase bien alto. Yo he vivido y vivo entregada al flamenco.
Afirma Pagés: «Soy una mujer feliz, me siento privilegiada. Voy a cumplir 60 años y quiero hacer cosas que sean útiles para otros, que sirvan a otros, por eso me siento también muy contenta trabajando en la Fundación».
–¿Cómo va a celebrar su próximo cumpleaños?
–Será el 28 de julio y lo celebraré en Ciudad de México, que es una ciudad con mucha fuerza, muy especial. Trabajo y fiesta irán de la mano. Para mí, lo importante es saber acompañar a los años y no ponerse en contra de ellos.
–¿Qué debería hacer?
–Cuidarme más, me paso la vida llevando siempre mi cuerpo al límite.
–¿A conseguir llegar tan alto, qué le ha ayudado?
–Soy una mujer perseverante, paciente y que procura ser generosa; esto último te hace ser más fuerte y también más feliz.
–¿Qué más procura?
–Vivir en el aquí y ahora, sin perderme mirando mucho hacia atrás, ni tampoco dándole muchas vueltas al futuro.
–¿Cómo es 'De Scheherezade'?
–El espectáculo de mayor formato que hemos hecho hasta ahora, con 18 personas en escena, once mujeres bailando, dos cantaoras y cinco músicos. Un montaje que estrenamos en el Liceu de Barcelona, superando el reto de mostrar una obra flamenca en un gran teatro de ópera. Debería ser más normal la presencia del flamenco en estos destacados espacios para las artes escénicas y la música. Los teatros de ópera deberían incluso invertir en las producciones de obras flamencas, eso debería ser lo normal en nuestro país.
–¿Qué le inspira Scheherezade?
–Que el buen uso de la palabra puede resolver cualquier conflicto; con palabras bien empleadas se podrían evitar tanto dolor y tanta violencia. Con nuestra aproximación a este personaje de 'Las mil y una noches', y a otras mujeres muy destacadas a lo largo de la historia, apostamos por el diálogo como instrumento de entendimiento de los seres humanos, algo que se echa tanto de menos hoy.
Increíble
–Nunca había actuado en el Auditorio Víctor Villegas.
–No, nunca. Y nos hace mucha ilusión mostrar allí 'De Scheherezade', porque es un montaje muy poderoso que en su escenario se podrá lucir muy bien. Y también porque sé que en Murcia hay mucha afición al flamenco y estamos seguros de que con este montaje se disfruta mucho.
María Pagés, a veces, exclama '¡ojú!' cuando quiere expresar sorpresa, emoción, alegría, incertidumbre, nerviosismo o deseo de mantener viva la esperanza. Es una mujer que baila hasta con la mirada, es una mujer fuerte, es una artista que busca con empeño un modo de hacerse a sí misma, y a todos los demás, más amable la vida, menos áspera.
«Cuidarme más, me paso la vida llevando siempre mi cuerpo al límite»
Parece que se come el mundo, pero luego es una brisa. De ella dijo José Saramago que «ni el aire ni la tierra son iguales después de que María Pagés haya bailado». Hay una reflexión del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer que le gusta recordar a la artista: «La vida es un soplo. Todo acaba. Me dicen que después de que yo muera, otras personas verán mi obra. Pero esas personas también morirán. Y vendrán otras, que también se irán. La inmortalidad es una fantasía, una manera de olvidar la realidad. Lo que importa, mientras estamos aquí, es la vida, la gente. Abrazar a los amigos, vivir feliz».
–¿Cómo nos ve?
–A veces parece como si nuestras miserias le estuvieran ganando la batalla a nuestras grandezas. No sé, pero parece que hemos abandonado la imaginación, el idealismo y la solidaridad como motores necesarios para el cambio.
–¿Y cuál es su caso?
–Yo quiero ayudar en lo que pueda, porque sé que así también me estoy ayudando a mí misma. Yo quiero un mundo mejor, lo quiero y no me voy a quedar cruzada de brazos. Aunque el mundo no está para lanzar cohetes de alegría, yo sigo teniendo oportunidades para presentar mis trabajos y no me faltan proyectos que me entusiasman.
Valores éticos
A María Pagés hay algo que le preocupa especialmente, «que los valores éticos estén totalmente mutilados en todos los campos de la vida, mutilados y abandonados». Y añade: «La crisis que sufre la ética es la madre del cordero, porque está afectando a nuestra forma de relacionarnos unos con otros».
«Voy a cumplir 60 años y quiero hacer cosas que sean útiles para otros, que sirvan a otros»
–¿A qué se refiere?
–A que nos hemos olvidado de que si el barco se hunde nos hundimos todos. Creemos que nos podemos apañar cada uno por nuestra cuenta, y no es así. Nos necesitamos unos a otros. No solo hay derechos humanos, también hay deberes humanos y eso se nos olvidó. Aquí solo reivindicamos los derechos, que está muy bien hacerlo porque se ha luchado mucho para lograrlos, pero ¿y los deberes dónde están? Deberes básicos sin los que esto se hunde: la solidaridad, el respeto, el preocuparse por mejorar el mundo en el que vivimos todos. No somos cada uno de nosotros el dueño del planeta para hacer con éste lo que nos dé la gana, todos compartimos un mismo espacio y tenemos que cuidarlo y que vivir en paz. Si no lo hacemos, se acabó.
–¿Para qué baila?
–Me cuesta mucho imaginarme sin bailar, porque lo estoy haciendo toda mi vida. No sé qué sería de mí sin el baile, a lo mejor me dedicaría a las Matemáticas, que me gustan mucho, o estaría más implicada en labores sociales, en alguna ONG o en algún otro sitio donde pudiera ser útil. A mí me gusta mucho la palabra ayuda, y creo que bailando puedo ser útil de alguna manera, porque hacer que la gente se emocione y disfrute también es necesario. Yo me entusiasmo con lo que hago para luego poder emocionar a los demás con mi trabajo.
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