Secciones
Servicios
Destacamos
Lo conocíamos por sus proyectos informáticos relacionados con la música –entre otros ámbitos–, los mismos que llegaron a otorgarle una beca de innovación en Silicon Valley en 2013, pero con su primera novela, 'La única verdad', Ray García (Molina de Segura, 1981) se ha destapado como un escritor que maneja con audacia las claves de la ciencia ficción más actual, con sus grietas espacio temporales y con un futuro tan perfecto que genera inquietud. Debido al confinamiento, quedamos en un Espinardo virtual.
–¿Cómo surge la idea de escribir esta novela?
–Puede sonar a tópico, pero todo surgió de un sueño. Hay veces que sueño aventuras increíbles que bien podían terminar siendo una serie o una película, pero una vez despierto comienzo a ser consciente de que lo que había soñado no era más que una copia de algo que ya existía. Pero esa vez fue diferente. No encontré una referencia evidente y comencé a escribir de manera resumida lo que había soñado. De ahí pasé a empezar a dar sentido al montón de recuerdos inconexos. Y eso terminó derivando en 'La única verdad'.
–Una historia compleja que, sin embargo, mantiene un ritmo trepidante.
–La temática me obligaba a no respetar la linealidad, lo que en ocasiones puede transmitir cierta complejidad. Sin embargo, a mí me gusta lo que es sencillo y funciona, lo que muchos mal llaman 'placer culpable'. Es por eso que buscaba una novela que fuera fácil de leer, que tuviera ritmo y que atrapase. Esas fueron mis premisas. Si conseguía respetarlas hasta la última página, la complejidad de la trama sería algo secundario. Lo que luego he descubierto es que el lector agradece que le hagas pensar un poco, que le dejes sacar sus conclusiones.
–Es programador informático, se lleva bien con los datos. ¿Ha tenido que documentarse mucho para escribir esta obra?
–Mi documentación se dirigió más hacia aspectos filosóficos que tecnológicos. Estudié conceptos como el del dataísmo, que argumenta que confiar en los datos puede reducir los sesgos cognitivos y alumbrar patrones de comportamiento que no son evidentes y por tanto no percibimos. Basándome en ese paradigma nació 'La única verdad': una tecnología capaz de predecir acontecimientos y descubrir innovaciones en ámbitos como la economía, la salud o la justicia, guiando las decisiones de la humanidad hacia un futuro idílico, casi perfecto.
–La relatividad del espacio-tiempo, y cómo podría llegar a afectarnos, es de algún modo el eje de la novela. Todos hemos leído sobre ello, pero es difícil de asumir cómo esto podría llegar a afectarnos personalmente.
–La novela baila con el tiempo. Tratar de mantener la coherencia ha sido lo más difícil de este proceso. Es complicado hablar con claridad sobre este punto sin destripar parte de la trama. Pero es cierto que la protagonista, Martina, se ve atrapada en un mundo limitado, donde las reglas del juego temporal no son las mismas que para la mayoría. ¿Cómo te comportarías si supieras que estás eternamente atrapada en el mismo día? ¿Si cualquier cosa que hicieras no tuviera valor, porque cuando se reinicia el día nada de lo que hiciste permanece, aunque tú lo recuerdes todo? Martina vive este proceso de descubrimiento, pasando de la negación al miedo, del miedo a la indiferencia y de la indiferencia a la valentía y al enfrentamiento.
–¿La ciencia es la única verdad?
–La única verdad es la realidad. La ciencia se encarga de interpretarla adecuadamente. El método científico es la forma más eficaz que tenemos para comprenderla. Se postula una hipótesis y se termina concluyendo en una ley, un paradigma. Una ideología se puede escoger, un paradigma no.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Fernando López Hernández y Rubén García Bastida
Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.