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Contra la guerra. Luis Izquierdo, delante de rollos de papel japonés con mensajes antibelicistas. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Rendidos al arte de los «libros acordeón» de Luis Izquierdo

Mubam. 'Memoria, naturaleza y artificio', que puede verse hasta febrero de 2023, muestra 25 obras de arquitectura de papel en las que juega con todas las técnicas

Jueves, 29 de septiembre 2022, 01:34

La Logia del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) depara muchas sorpresas. Desde ayer y hasta febrero de 2023 puede disfrutarse de las arquitecturas de papel de Luis Izquierdo (Madrid, 1956), de sus exclusivos «libros acordeón», 25 obras de arte y dos instalaciones construidas ... con papeles y materiales y técnicas distintas, algo insólito a los ojos, deslubrante por sus infinitas posibilidades. El mundo de Izquierdo es ciertamente propio, porque es de los pocos que están dedicados «con contudencia» al libro de artista. Según Juan García Sandoval, director del Mubam y comisario –junto a Olga Rodríguez Pomares– de la exposición 'Memoria, naturaleza y artificio', todo su saber hacer –artista de formación en Bellas Artes y profesor de la Escuela de Diseño de Murcia– está condensado en cada pieza, única en sí o en ediciones hiperreducidas, en la que aparece también un interés literario en sus mensajes conceptuales.

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Obras que, según los comisarios, «dibujan las preocupaciones y dificultades del presente, que en ocasiones se adueñan de nuestras vidas, como las guerras, la pandemia, los incendios o el cambio climático, reflexiones que cobran valor cuando se profundiza en el lugar que ocupamos en el mundo y lo que representa en nosotros, donde la memoria, las personas y la cultura son necesarias para la convivencia entre la naturaleza y el mundo actual, cada vez más urbanizado y globalizado». Izquierdo recurre a todas las artes plásticas (acuarela, técnica mixta, pintura...), establece diálogos entre el ensayo y el grabado, y concede a toda su obra un fuerte componente escultórico con influencias del mundo del diseño, que le viene del diseñador futurista Bruno Munari. «A él le vino la idea de la escultura portátil –cuenta Izquierdo–, y jugaba con los pliegues y los cortes. Duchamp también crea obras en miniatura que caben en un maletín, una especie de minimuseo, algo que le demandaban mucho».

Hay que estar abierto al caos –a la apariencia de caos, al menos–: lo mismo aparece un paisaje marítimo de Santander o el campo abierto del pueblo de sus abuelos, Medinilla –con tinta de nogal–, que nos vemos atrapados en un laberinto de palabras: renacer, avance, mapa, camino, azar, confusión...

Su fuerte componente escultórico tiene gran influencia del mundo del diseño y, en especial, del futurista Bruno Munari

En la pieza principal de la exposición, 'Casus belli', reflexiona en cuatro rollos de papel japonés sobre las estrategias de las guerras medievales y las modernas, «y también sobre la corrupción, y hay muchos latinajos porque me interesa mantener esas frases en latín». Papel muy frágil que con un poco de corriente y movimiento alrededor puede romperse. La exposición queda en un rincón del museo en el que podemos ver dos espacios singulares del Mubam: la escalera de madera del antiguo Convento de la Trinidad, con los planos originales de Toribio Martínez de la Vega del Puente Viejo, y la encantadora librería o gabinete para firmas institucionales, un lugar casi secreto del Mubam al que se accede por la puerta del siglo XVI de Marichaves [con motivos de bestiarios de origen tardomedieval, una preciosidad, con leyenda incluida aumentada por los «cronicones»] y que contiene la única obra de Eduardo Rosales que puede verse en la Región de Murcia, un dibujo de la Virgen de la Fuensanta, junto a otras piezas de Hernández Amores, Domingo Valdivieso, Villaamil y Wssel de Guimbarda, entre otros. «La idea –insiste García Sandoval– es que la exposición de Luis Izquierdo genere un tránsito con la obra en papel del Mubam, entre ellos dibujos de retablos del siglo XVII y XVIII». Como curiosidad, en el gabinete está expuesta también una cerámica italiana, una gran orza de farmacia de los talleres de Montelupo, de principios del XVII, «que estuvo en los grandes palacios ducales de los Medici en Florencia», remarca el director del Mubam.

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Experimentación

En este contexto, la obra de Luis Izquierdo todavía adquiere una mayor nobleza. Uno de los libros puede manipularse, es el conocido como 'El resto que queda II. Libro Kangxi. 2020', compuesto por una sucesión de papeles mácula, los empleados habitualmente para proteger mesa y suelo, donde caen goterones y manchas, «que a veces quedan más bonitos que los originales, y que yo intervengo después». Papel que amarilleará con el tiempo en muchos casos, que corta al mismo tamaño y encuarderna. Finísimos, de 30 gramos unos; con cuerpo, de 300 gramos otros –de La Dominotería de Madrid–, que reproducen bien, aguantan el grabado y que sumerge en agua para que se ablanden y seca antes de pasarlos por el tórculo.

Cada uno de estos libros de artista es experimental; un juego en el que consigue las formas más caprichosas. Ventanas, arcos, veladuras, tintas chinas... y versos de Schulz y Miguel Hernández. Ahí es nada.

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