El peso de la memoria en 'La boda', de Dorothy West
CRÍTICA LITERARIA ·
Veinticuatro horas en la vida de una mujer sirven también para desempolvar una doble historia familiarCRÍTICA LITERARIA ·
Veinticuatro horas en la vida de una mujer sirven también para desempolvar una doble historia familiarLa novedad editorial que ha lanzado Siruela para este otoño tiene voz de mujer y está escrita desde la sangre. Su nombre es Dorothy West. ... Los caminos narrativos se van cruzando hasta conformar una historia cautivadora, llena de venganzas y pasiones escondidas. El blanco y el negro corren paralelos en la trama de 'La boda'. La obra, escrita en 1995 tras 47 años de silencio, irrumpe en el panorama literario hispano con una fuerza cautivadora. West escribe con la serenidad de los hechos consumados. Rastrea las veinticuatro horas previas a la boda de Shelby, el último eslabón de una dinastía de negros y blancos que asciende a cinco generaciones. Durante cada capítulo, los saltos temporales van conformando un tiempo caótico, como es la propia genética, llena de historias paralelas donde las razas se mezclan, se evitan y solamente se confunden en el erotismo de una noche de verano, repetida cientos de veces durante un siglo. Por la trama discurre el tiempo histórico de las plantaciones de algodón, en los albores de la guerra de Secesión, con una escritura que se acerca de forma magistral al Faulkner de 'Mientras agonizo'.
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En el relato se cuela algo de magia, de hechizo nocturno que va construyendo un relato intergeneracional. La historia de la familia Coles es también la de un país hecho a base de mezcla, de conversaciones interrumpidas y de odios ancestrales. El poder de la familia evoca también el mejor de los veranos, el lugar plácido que es la infancia para todo ser humano. Allí se refugian los personajes, derrotados o esperanzados en una vida mejor, retratados todos ellos por Dorothy West como sujetos que padecen una maldición: la de no encajar en las expectativas raciales, la de anteponer los prejuicios sociales al color de la piel. La de West es una escritura elegante, que va calando en el lector con pequeñas descripciones y hechos aislados. Un mosaico multitonal que mirado en su conjunto conforma una sensacional historia de amor y odio.
Los personajes se relacionan en la novela movidos por un racismo aplastante y que trasciende lo previsible. Las miradas habituales de desprecio de los blancos contra los negros se acompañan también con el desdén de los negros contra los blancos, en el Ovalo, una urbanización burguesa de la costa este norteamericana. Dentro de la idiosincracia racial, América se presenta como un puzzle al que le faltan piezas.
El peso de la memoria también hace que los movimientos humanos entren en conflicto con los nuevos tiempos. El problema del racismo es tratado con una naturalidad que apabulla, sin caer en las obviedades de buenos y malo (que los hay), sino entrando de lleno en los personajes y dotándolos de una psicología poderosa, adoptando unas actitudes imprevisibles y basadas en el estudio exhaustivo del alma humana.
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Lo que rodea a 'La boda' es un áurea trágica que arrastra al lector hacia el abismo de la compasión. Las generaciones se van mezclando, invocando al amor familiar como escapatoria a su destino. Veinticuatro horas en la vida de una mujer sirven también para desempolvar una doble historia familiar. Compleja y emotiva, como la vida misma.
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