![Paloma Sánchez-Garnica: «Necesitamos más mujeres en los gobiernos; las mujeres buscamos soluciones»](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/10/16/1487420970-kD8H--1200x840@La%20Verdad.jpg)
![Paloma Sánchez-Garnica: «Necesitamos más mujeres en los gobiernos; las mujeres buscamos soluciones»](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/10/16/1487420970-kD8H--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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He aquí unos versos de Anna Ajmàtova –¡grande!– que le encantan: «Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento, / el reflejo de todos vuestros rostros; / es inútil el batir del ala inútil: estaré con vosotros hasta el mismo final». Son versos del poema 'Para muchos' de ... la autora rusa, envuelta en la leyenda que arropa a quienes no olvidará la Historia, cuyo nombre utilizó como seudónimo Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) para presentarse al Premio Planeta de Novela 2024, que ganó –¡un millón de euros!– con 'Victoria'. Ya en 2021 quedó finalista con 'Últimos días en Berlín'. Ahora regresa con una historia de redención, periodismo libre, amor filial, derechos humanos pisoteados... Un homenaje «a quienes son silenciados», una novela histórica, ambientada en la Alemania derrotada y en la Guerra Fría, en la que anidan el odio y el horror. Y mujeres y hombres valientes nutriendo un 'thriller' en el que no faltan secretos diplomáticos y romances.
–Ese 'amor mío' rotundo dirigido a su marido, para dedicarle el Planeta, ha merecido un aplauso de los asistentes a la cena de gala de concesión del premio. ¿Qué le debe?
–Llevo con él 43 años, desde los 17 años. Él ha encendido muchas luces en mi vida. Es un hombre con una fuerza brutal, un optimismo y una generosidad increíbles. Hubiera sido otra mujer si no hubiera estado otro hombre, o si hubiera estado sola, pero con él me he convertido en una mujer imparable; si a mí me dicen hace apenas cinco años que yo iba a ganar el Planeta no lo hubiera creído, pero él sí que ha creído en mí siempre y me ha ayudado a confiar en mí misma.
–Dice usted que no se lo cree: ha ganado el premio mejor dotado económicamente del mundo.
–¡Y no me lo creo! Me pasé muchos años de mi vida tratando de encontrar mi lugar en el mundo hasta que llegué a la escritura [tras dejar su trabajo como abogada]. Y, entonces, empecé de cero, no conocía a nadie, no tenía contactos en el mundo editorial, ni una imagen pública, nada. He ido construyéndome poco a poco, novela a novela, lector a lector, lectora a lectora. Y lo recogido con este premio es alucinante, he llegado a una meta con la que no podía ni soñar, aunque me seguiré tomando cada novela como un reto, porque no puedes pensar que ya todo lo que vayas a escribir y a publicar lo va a comprar la gente. En este oficio hay que estar preparados para el fracaso y no rendirse nunca.
–De nuevo, sus personajes tienen que lidiar con el horror.
–Horror que, como sucede en esta novela, lo encontramos en países que están en la cumbre de los países democráticos, libres y con derechos, como Estados Unidos. El horror a veces se disfraza de democracia.
–Las voces femeninas.
–Las protagonistas son dos hermanas, Victoria y Rebeca, y la hija de esta, que, primeramente, tratan de sobrevivir en un Berlín derruido, hambriento y ocupado tras la guerra. Se cruzan con dos hombres que cambiarán su destino. Una terminará en la Rusia del gulag y la otra descubrirá graves grietas en la cuna de la libertad y los derechos, en el sur del Estados Unidos segregacionista, y el Nueva York donde la caza de brujas, el Macartismo y su delirante persecución anticomunista condenó a cientos de miles de inocentes. La semilla del odio no solo estaba en los nazis y el Holocausto. Sí, también arraigó en Estados Unidos. En Tuskegee, Alabama, la ciudad de Rosa Parks, se arruinó la vida de cientos de aparceros negros y pobres con un cruel experimento médico sobre los efectos de la sífilis no tratada. [Bill] Clinton les pidió perdón cuarenta años después.
–El caso es que no aprendemos...
–... y yo me desespero a menudo. Creo en el ser humano, pero en Occidente nos hemos adocenado, nos hemos acomodado en exceso. Creemos que nadie nos quitará lo que tenemos, lo que hemos conseguido, y nos equivocamos. Los logros pueden desaparecer en segundos. Hay que defender el Estado de Derecho y proteger la libertad de prensa, el trabajo de los periodistas es muy importante. Es crucial conocer la verdad de las cosas. Los ciudadanos tenemos el derecho a la información y la obligación de cribarla y analizarla para formar nuestra opinión. No vale con escuchar siempre la canción que nos gusta, debemos conocer también otras perspectivas de las cosas. Hay periodistas que cuentan verdades y los hay que cuentan bulos y causan un daño terrible. 'Victoria' no es una novela de periodistas, pero muestra la importancia del buen periodismo.
–Berlín.
–Al terminar 'Últimos días en Berlín' necesité comprender y explicar los primeros años de la Guerra Fría desde el punto de vista de los perdedores y los vencedores. 'Victoria' va del 16 de octubre de 1946, el día que se ejecuta a los altos mandos nazis, al 13 de agosto del 61 cuando se empieza a levantar el muro y se cierran las fronteras de la RDA. Berlín no se agota nunca.
–Los extremos en política.
–Me alarman los extremos, que desestabilizan y se tocan. Hitler y Stalin se admiraban. En el centro, en la moderación y en el sentido común está el gobierno ideal. La democracia siempre tiene fallos y las dictaduras, por desgracia, parecen perfectas. En España no nos estamos dejando llevar por esa ola, y esperemos que sigamos así.
–Gobernar el mundo.
–Necesitamos más mujeres en los gobiernos, las mujeres buscamos soluciones y eso es lo que necesitamos.
–La madre satisfecha.
–Como madre, estoy totalmente satisfecha. Lo mejor que puedo decir de mis hijos es que son buena gente. Son buenos hijos, buenas personas, buenos padres y buenos esposos. Para mi marido y para mí eso es todo un logro. Y soy abuela de tres nietos de mis dos hijos, de 40 y 38 años. Yo necesitaba que me viniera una niña y me vino hace un año, Sofía.
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