Nacho Ruiz y José Daniel Espejo presentan el viernes 'Exilio en la calle mayor'

Dice el doctor en Historia del arte, galerista y columnista de LA VERDAD Nacho Ruiz (Murcia, 1972) en 'Exilio en la calle mayor' (Tres Fronteras Ediciones, 2023) que «los currículos serían mucho más útiles contando los fracasos y no los éxitos. Sería la forma de ver con quién estamos sentados». En este volumen, que presenta este viernes, a las 19 horas, en la librería Libros Traperos de Murcia, junto al poeta y librero José Daniel Espejo, Ruiz reúne artículos de opinión publicados en LA VERDAD y Huffington Post.

«Es muy extraño tomar conciencia de lo que uno ha pensado y discutido en el plazo de cinco años, y es más raro aún haberlo escrito todo, semana a semana. En algunos casos dos artículos fechados el mismo día», afirma en el prólogo de este recopilatorio que dedica a Jesús Egea, «amigo, mecenas y cómplice». El historiador del arte aborda una heterogeneidad de asuntos, siempre acariciando la actualidad, entre los que figuran desde la libertad en la era de las redes sociales, al amor en los tiempos de la muerte del Mar Menor, el socialcapitalismo, la pornografía o el estado del mercado del arte. Y siempre bajo un prisma personalísimo que no esquiva la polémica con su verbo mordaz y feroz.

En abril de 2019, en la semana en la que ardió Notre Dame, Nacho Ruiz contempló aquellas escenas como una «experiencia estética», «esa belleza terrible de la tragedia» que ya vimos unos años atrás en la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York. «La noche en que ardió Notre Dame fuimos chiquillos encandilados, hipnotizados por la hoguera que ardía llevándose un tiempo con las cenizas al viento». En julio de ese mismo año, Ruiz recordó la historia de dos niños salvadoreños ahogados, Óscar y Valeria, cuando intentaban cruzar el río Bravo para entrar en Estados Unidos. «El cristianismo que a mí me enseñaron –señala Ruiz– es la antítesis del odio al extranjero. No se puede ser cristiano y odiar a la gente por nacer en otro sitio. No se puede poner el cristianismo al servicio de intereses políticos ni económicos, el amor no juega a favor de la explotación y la corrupción».

Cuando en diciembre de 2020 murió Richard Corben, «un coloso del cómic, el tipo que pintaba las tetas enormes que despertaron mi pubertad, un genio que nunca he dejado de leer», el mundo había perdido el mismo día a Paolo Rossi, «el tipo que mató a la Alemania del Mundial del 82». Para Ruiz es como la pérdida de dos allegados: «Todo era triste cuando llegué a casa y tronaba el telediario en mi cocina, la cocina de un hombre cada vez más viejo y maniático al que le empiezan a doler las articulaciones. Entonces fui al salón y los críos leían. Hugo, 'Mafalda', y Martina, 'The Spirit', el cómic de Will Eisner, mi cómic favorito. Yo llevaba el limón en la mano. Sin darme cuenta lo había apretado por el camino hasta que una pequeña grieta dejaba salir una gota (...)». En este libro encontramos escenas como esta, dramas cotidianos sublimados, imágenes apocalípticas disfrutadas y mucho de ese universo formado junto a Carolina Parra, en el que un día se cruzan ecos de Nacho Vegas, de Franco Battiato o de Pitita Ridruejo mientras se debate sobre debilidad moral, sobre el calentamiento global o sobre el precio de los plátanos.

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