Luis García Berlanga y el Cristo que desfila cada Jueves Santo en Caravaca tienen mucha culpa de que el expolítico Miguel Sánchez, que fue portavoz regional y senador por Ciudadanos entre 2015 y 2023, haya publicado su segunda novela, 'El último voluntario' (Diego Marín), que firma con el seudónimo de Miguel de Capel. Ambos tienen un nexo común, que es la División Azul, el contigente que Franco envió al frente ruso para combatir contra la URSS a las órdenes de la Alemania nazi.
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«Siempre me intrigó qué pudo llevar a unos jóvenes a irse por voluntad propia a hacer la guerra a un sitio a 50 grados bajo cero», asegura el exsenador, quien tras dejar la política ha retomado su carrera como abogado y va a empezar su tesis doctoral. «Saber que Berlanga, mi director fetiche, había sido divisionario para conmutar la pena de muerte de su padre, y conocer que mi cofradía de Semana Santa en Caravaca fue fundada por voluntarios, en agradecimiento por haber regresado vivos del frente, despertó en mí un interés por la División Azul que me hizo devorar todo lo publicado sobre ella», afirma.
La novela relata una historia de ficción con varios protagonistas. Los principales, Salvador Roca, un falangista madrileño que se alista por convicción, y Andrés 'El Rojillo', un republicano de Bullas que se marcha a Rusia para expiar culpas familiares. Junto a ellos, Inés, una joven que también se va al frente, «porque la mujer tuvo una presencia importante en la División Azul». Preguntado por si eligió el nombre de la protagonista femenina en homenaje a otra Inés, apellidada Arrimadas, que fue su jefa de filas en Cs, el autor dice que no, «aunque tal vez me traicionara el subconsciente». «A diferencia de 'Charnego' (La Fea Burguesía, 2021), donde algunos personajes estaban inspirados en políticos y periodistas de la Región, en este caso todos llevan nombres de amigos míos», explica.
La novela ambienta cómo era la comarca del Noroeste en los durísimos años 40, intentando hacer comprender las circunstancias de cada voluntario. «Había de todo en la División Azul: desde fascistas convencidos a rojos que querían hacer méritos con el Régimen, pasando por otros que simplemente querían asegurarse un plato de comida. Está documentado que los soldados españoles no eran como los nazis. Trataban bien a la población civil, teniendo por ello problemas con los mandos. Los alemanes los definían como indisciplinados, pero valientes en el combate», señala Sánchez, quien recrea en un capítulo la batalla de Krasny Bor (1943).
«No quiero blanquear a nadie, pero creo que, tras leer el libro, muchos van a cambiar su visión sobre los voluntarios», adelanta Miguel de Capel.
Aunque insiste en que está totalmente apartado de la vida y la actualidad política -«incluso ahora veo 'Los Simpson' en vez de los telediarios», confiesa-, Miguel Sánchez planea realizar una presentación de la obra en el Senado junto a su amigo y también excompañero en Ciudadanos Edmundo Bal.
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