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MANUEL MADRID
Martes, 21 de diciembre 2021, 01:43
El escritor Fawaz Hussain, nacido en 1953 en Amuda en una familia kurda del norte de Siria, en el llamado 'Pico de pato', a mil kilómetros de Damasco, decidió establecerse en París a finales de los años 70 para estudiar Literatura en la Sorbona. Siempre que regresaba a Siria se preguntaba: «¿Cuándo iré a visitar la tumba de Ibn Arabi?». Nunca parecía tener tiempo. Pero en 2010, un año antes de desatarse la guerra civil en la que sigue sumida el país, cumplió su deseo de inclinarse ante el sultán otomano Selim I, que tras conquistar Damasco en 1516 ordenó la restauración de la tumba de Ibn Arabi, el místico sufí nacido en la Taifa de Murcia en 1165 y muerto a los 75 años en Damasco en 1240. A Ibn Arabi dedica ahora Fawaz Hussain una novela, 'Murcia: tras los pasos de Ibn Arabi', editada en francés por Éditions Du Jasmin, que hoy presenta el autor en el Real Casino de Murcia, a las 19 horas, junto a Philippe Cazeaux, cónsul honorario de Francia en Murcia; Francisco Martínez Albarracín, escritor, licenciado en Filosofía y vicepresidente de MIAS Latina (Ibn Arabi Society Latina); José Emilio Iniesta González, escritor, licenciado en Filología Románica y catedrático de Lengua Castellana y Literatura; y la profesora María del Carmen Romero, miembro de la asociación Douce France.
Cuenta Fawaz a LA VERDAD que Selim I invadió Alepo, Damasco y Egipto, y a su regreso decidió reconstruir la tumba de Ibn Arabi y abrir una escuela coránica. «Yo creía –reconoce Fawaz– que Ibn Arabi había nacido en Andalucía, y sabía lo que todo el mundo sabe de él, esa célebre sentencia de que el amor es mi religión y mi fe». En 2018, Fawaz fue invitado a participar en el Salón del Libro de Toulouse. Allí le asaltó una verdad como un templo, una frase de Paul Éluard: «No hay azar, solo hay encuentros». Porque a ese salón se dirigía desde Murcia la profesora de francés María del Carmen Romero, que le abordó y le invitó a visitar la tierra de nacimiento de Ibn Arabi. «Yo ya le seguía, porque me interesaba mucho como tema de investigación el exilio, y le ofrecí participar en un encuentro literario en Murcia. Y aceptó venir en marzo de 2019», recuerda Romero.
Fawaz, traductor al kurdo de 'El extranjero' de Albert Camus y de 'El principito' de Antoine de Saint-Exupéry, afirma que estando en Murcia no dejó de darle vueltas a la idea de novelar cómo fue esa infancia de Ibn Arabi. «Investigué, busqué mil referencias, todas ellas en francés, y pude concluir que Ibn Arabi era el doctor máximo de toda la mística musulmana. Todos los antiguos místicos proceden de la antigua Persia, pero hay dos que proceden de Al-Andalus, el cordobés Averroes y el murciano Ibn Arabi. Para mí Ibn Arabi representa el gran arquetipo del exiliado». En 1165 viene al mundo en la calle Cubos, muy próximo a la mezquita mayor o aljama de Murcia, el autor de 'El divino gobierno del reino humano', 'El esplendor de los frutos del viaje', 'Los engarces de las sabidurías', 'Tratado de la unidad' o 'Libro de la extinción en la contemplación'. Hoy, en ese mismo lugar, no hay ni una placa que indica su nombre. ¿Merece semejante desagravio uno de los hijos más ilustres de Murcia, el más citado en el mundo?
«Ibn Arabi solía ir a la mezquita con su padre», recuerda el autor kurdosirio. «Cuando muere el llamado Rey Lobo en 1172, la ciudad de Murcia cae en manos de los almohades, de modo que Ibn Arabi, con sus padres y sus dos hermanas se instalan en Sevilla. Su padre quería que fuera un gran militar, pero lo cierto es que Ibn Arabi, siendo muy joven, tiene una gran iluminación, y siente la necesidad de buscar la guía de Dios, y toda su vida andará buscándola. Pero lo más importante», recalca Fawaz Hussain, «es que toda su vida pensó en Murcia. Cuando está en Fez, en Jerusalén, en La Meca, en la Anatolia, en Bagdad, en Alepo, en Damasco... Su corazón siempre estará en Murcia. De hecho, después de marcharse de Murcia, solo regresó a su tierra natal una vez, con 34 años, en 1199, cuando vino a despedirse de lo que más amaba. Sus dos hermanas se marchan en Fez, sus padres habían fallecido, y como herencia, el príncipe sufí de la humildad, «solo se quedaría con una camisa». «En Sevilla –anota Romero– la familia estaba muy bien considerada, pero los notables de la corte querían casar bien a las hermanas, y parten a Fez».
En 'Murcia: tras los pasos de Ibn Arabi', Fawaz Hussain recuerda los versos del místico: «Hubo un tiempo,/ en el que rechazaba a mi prójimo/ si su fe no era la mía./ Ahora mi corazón es capaz / de adoptar todas las formas: / es un prado para las gacelas / y un claustro para los monjes cristianos, / templo para los ídolos / y la Kaaba para los peregrinos, / es recipiente para las tablas de la Torá / los versos del Corán. / Porque mi religión es el Amor. / Da igual a dónde vaya la caravana del amor, / su camino es la senda de mi fe». «Este libro», explica el también autor de 'El sirio del séptimo piso' ( 2018), 'El soñador de las orillas del Tigris' (2017) o 'Las arenas de Mesopotamia' (2005), «tiene como protagonistas a Damasco y a Murcia, a través de Ibn Arabi. Esta historia se inspira en la realidad, pero no la copia. Cuando yo vine a Murcia por vez primera en 2019, yo quería encontrar alguna referencia de Ibn Arabi, pero solo me topaba con iglesias, iglesias, iglesias... Pese a todo, quiero pensar que España se ha reconciliado con su pasado, porque aquí se concede mucha importancia a la historia y a la reconciliación».
El libro –de momento en francés, busca editorial para su publicación en español– llega al lector como un viaje mágico a la medina de Murcia del siglo XII, su ambiente, su arquitectura, su comercio... «Era una ciudad repleta de torres y murallas, solo había un puente sobre el río para conectar con la zona actual de El Carmen, el sultán tenía su palacio junto a la mezquita, había muchos cementerios y baños públicos. Para el musulmán, la concepción del paraíso es el jardín, ese es el mejor mundo. En la soledad del agua y en la vegetación del jardín está el paraíso». La historia habla de peregrinajes, exilios e iluminaciones. «El viaje más impresionante tal vez sea a los mundos del alma, y ese es el principal mérito de esta obra. Ese viaje interior que Ibn Arabi emprendió hace casi 800 años y aún no ha acabado», afirma José Emilio Iniesta, sobre esta obra «de personajes».
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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