![María Elvira Roca Barea: «El conflicto de Ucrania deja una factura muy gorda que ya estamos pagando»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/03/07/178246366--1200x840.jpg)
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Bajo el título 'Reflexiones sobre el tema de España', la escritora, ensayista y filóloga María Elvira Roca Barea (El Borge, Málaga, 1966) ofrecerá este miércoles, 8 de marzo, a las 19.30 horas en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia en coversación con ... el escritor y académico de la Real Academia Alfonso X El Sabio Santiago Delgado, «una visión histórica de España como tema, cuándo aparece en la literatura y en el ensayo y cuáles son las razones que lo mantienen vivo hasta el día de hoy». Roca Barea es autora del ensayo histórico convertido en 'best seller' 'Imperiofobia' (Siruela), con el que pretende que el lector descubra «cómo el relato actual de la historia de España y de Europa se sustenta en ideas basadas más en sentimientos nacidos de la propaganda que en hechos reales» y está a punto de publicar su última novela, 'Las brujas y el inquisidor' (Espasa), Premio Primavera de Novela 2023.
–En 2022 publicó una versión extendida de 'Imperiofobia y leyenda negra', seis años después del exitoso lanzamiento. ¿Qué incluye de nuevo?
–He ampliado un capítulo en torno a las ideas sobre el imperio y qué es lo que la historiografía tiene que decir sobre el concepto de imperio, así como una crítica a la carencia absoluta de rigor sobre los imperios. No podemos llamar Imperio Romano e Imperio napoleónico, con la misma palabra, a dos hechos históricos que no pueden ser comparados. El Imperio Romano pone las bases a una civilización y el napoleónico dura cinco minutos. Hay que intentar distinguir las distintas formas de expansión que se han producido a lo largo del tiempo, no todas son un imperio. Además, es importante entender que los pasos de gigante que se han dado en el proceso de globalización han sido a golpe de imperios. Es lamentable que tengamos esa visión unánimemente negativa a fuerza de prejuicios. Esa falta de reflexión y de conocimiento hace que el proceso histórico que estamos viendo ahora, el final de un imperio y el emerger de otro, nos pille completamente 'in albis'.
Otro capítulo completo se lo dedico al proceso de globalización económica y otro capítulo ha ido a intentar reflexionar sobre cómo se crean los mitos historiográficos en el siglo XIX, que llevan a disparates conceptuales absolutos, como considerar que la España contemporánea es la misma España de Felipe II, por ejemplo. Como si esa realidad no hubiera evolucionado. Con esa idea absurda que todo el mundo tiene asumida de que España no cambia, el presidente de México exige que pida perdón y estamos acostumbrados a esos disparates.
–Tras la publicación inicial de 'Imperiofobia' hubo quien dijo que había utilizado citas tergiversadas y referencias inexistentes.
–A los nacionalistas catalanes les sentó fatal mi libro. En el nacionalismo más enloquecido trabajan con el marco de que España es un horror a lo largo de la historia de la humanidad. Por tanto, todo lo que se haga para destruir España es bueno moralmente. Publicaron una serie de cosas que eran completamente falsas y yo las contesté. Asombrosamente 'El País' se hizo eco de lo primero [en una información publicada en diciembre de 2019 a raíz de un análisis del historiador Edgar Straehle] a partir del momento en que el Gobierno necesitó los socios que necesitó y después se negó a publicar la rectificación. Eso es lo grave. Cada uno de los puntos que ahí se señalaban fueron contestados por mí en 'El Mundo'.
–¿Cómo se está desarrollando este proceso histórico que nos ha pillado 'in albis'?
–La hegemonía está pivotando hacia Asia con China como potencia desafiante. China en 40 años ha realizado un cambio sin precedentes. Está a punto de sobrepasar el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos. Estamos hablando de unos niveles de población estratosféricos para nuestras ideas europeas y estamos viendo cómo el último gran imperio occidental se viene abajo.
–Ante este cambio, ¿qué nos depara el futuro?
–El futuro va a depender muchísimo de que Estados Unidos sepa gestionar bien el proceso de decadencia. Hasta ahora no lo está haciendo nada bien. Otro factor importante es cuánto tiempo le va a interesar a China que Estados Unidos siga existiendo como tal. A nosotros, los europeos, nos afecta muchísimo porque de las decisiones equivocadas que en política exterior tome Estados Unidos, nosotros vamos a ser los primeros damnificados.
–En este nuevo panorama, ¿qué papel juega Europa?
–Ahora somos como las remotas provincias del imperio. Europa no pinta absolutamente nada. La Unión Europea tendría que haber encontrado formas de cohesión mucho más eficaces pero no es capaz de separarse de Estados Unidos y defender sus intereses, de hacerse respetar por sus socios. El conflicto de Ucrania deja una factura muy gorda para Europa Occidental que ya la estamos empezando a pagar. Vamos a sufrir un empobrecimiento muy serio.
–¿Se puede tener una mirada optimista sobre el futuro de España?
–Sí, pero no a corto plazo. Quizás a medio plazo. El mundo hispano es como un cuerpo sin cabeza. Es posible que ese mundo en un momento determinado sea para el emergente poder chino muy interesante por muchos motivos. Al mundo hispano con el poder anglosajón no le ha ido bien y peor no le va a ir con el poder emergente. Nosotros no tenemos otro horizonte. Desde el siglo XIX otro despiste colosal ha sido empeñarse en que España tiene solamente un lado, el europeo, y eso no es verdad, la realidad te lo demuestra cada cinco minutos. Aparece el castrochavismo en América y ¿qué país de Europa Occidental tiene alguna posibilidad de tenerlos en el gobierno a los doce años? Los problemas territoriales que tenemos nosotros aquí son los que tienen ellos allí. Sería magnífico la creación de una comunidad hispana que se dotara de herramientas institucionales que supiera defender su posición en el mundo, pero ¿es que hay algún gobernante entre 500 millones que tenga luces para pensar en las inmensas posibilidades que supone en un mundo globalizado tener una lengua como el español posicionada en cabeza?
–¿En qué ha quedado la cuestión catalana?
–Esto está desde hace muchísimo tiempo en tablas inducidas. He llegado a la conclusión de que este problema no se arregla porque no se quiere arreglar. Lo que interesa no es la independencia, sino el independentismo. Es un sistema organizado así desde el siglo XIX que se ha mantenido intacto a lo largo del tiempo y que ha permitido la unidad por privilegios. Sigo pensando que alguien les tendría que preguntar a las comunidades que no están llamadas a ser territorios privilegiados.
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