Alexis Grohmann, ayer en Murcia. enrique martinez bueso

Alexis Grohmann: «Quienes no leen a Pérez-Reverte se pierden todo un mundo»

Experto en Literatura Española, presenta hoy en Murcia 'Las reglas del juego', brillante estudio sobre el autor cartagenero

Martes, 28 de mayo 2019, 01:51

Si le quieren escribir, ya saben su paradero-refugio literario y vital, esta gloriosa frase húmeda y abierta a todas las aventuras posibles que encontramos en 'La Iliada' de, llamémosle puestos de rodillas, Homero: «Llueve en las orillas de Troya mientras zarpan las naves». Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), escritor aupado por sus libros a la cumbre del éxito, y académico de la Lengua apasionadamente enamorado del español, alaba a Homero porque alaba, con certificado de haberlo disfrutado, todo lo hermoso de la vida. Su producción novelística conforma un mundo, arrollador y muy personal, que fascina tanto a lectores como a estudiosos. Es el caso de Alexis Grohmann, catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Edimburgo, y autor de 'Las reglas del juego de Arturo Pérez-Reverte', que publicado por Edit.um, la editora de la Universidad de Murcia (UMU), en colaboración con la Cátedra Arturo Pérez-Reverte, presenta hoy en Murcia, a las 20.00 horas, en el Aula de Cultura de Cajamurcia. Acompañándole estarán el propio Pérez-Reverte y el profesor, y crítico literario de 'La Verdad', José Belmonte.

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En 'Las reglas del juego de Arturo Pérez-Reverte', Grohmann analiza -con brillantez, amenidad y nula pendantería- las novelas 'El húsar' (1986), 'El maestro de esgrima', 'La tabla de Flandes', 'El club Dumas', 'La piel del tambor', 'La carta esférica', 'La reina del Sur' y 'El pintor de batallas' (2006).

Indica Grohmann, para quien «la literatura de Pérez-Reverte es una de las más originales y fascinantes que han surgido en España desde el reinicio del período democrático en los años 70», que el autor de 'El maestro de esgrima' «acometió la aventura que es la vida cuando, de joven, se despidió de su ciudad natal, Cartagena, y se embarcó en un petrolero con toda su memoria lectora intacta y activa, proyectando sobre el mundo y la vida a los que se lanzaba sus lecturas previas, que no son, por tanto, sino las historias que fundaron los objetos primarios de su subjetividad, por decirlo en los términos que esgrimiera Fernando Savater en 'La infancia recuperada'».

«Los libros», defiende el estudioso, «le ayudaron a mirar el mundo con aplomo desde el principio, ya que le permitían moverse por él con la certeza creciente de que cuanto veía o iba a conocer ya estaba, de alguna forma, en lo que había leído antes». «Heredero adulto del ánimo infantil y juvenil», añade el profesor, «fueron los libros los que lo impulsaron a partir en busca de las aventuras que había leído». 'Las reglas del juego de Arturo Pérez-Reverte' se abre y se cierra con las ya citadas 'El húsar' y 'El pintor de batallas', y por supuesto incluye la novela en la que la costa murciana tiene un gran protagonismo, la también ya nombrada 'La carta esférica'.

-¿Qué se están perdiendo quienes no leen a Pérez-Reverte?

-Quienes no leen a Pérez-Reverte se pierden un mundo entero, una cosmovisión muy rica, enriquecedora y en cierta medida única, nutrida por la experiencia de corresponsal de guerra, y también por la de gran lector; Pérez-Reverte se ha leído todos los clásicos y conoce el mundo contemporáneo a la perfección; no solo sabe interpretarlo sino que, también, se anticipa a cosas que sucederán. Se pierden mucha sabiduría, y muchos juegos, quienes no disfrutan de sus libros.

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-¿Qué nos muestra?

-Nos presenta el mundo afrontado como un juego que va muy en serio, el mundo visto como un juego con sus reglas; un mundo que se ha de interpretar y se ha de vivir según ciertas reglas que ayudan a descifrar su realidad y a entenderlo mucho mejor y, sin duda, de un modo más profundo.

-¿Es usted tan pesimista como él?

-No tanto, no [sonríe].

«En 'El húsar'», explica Alexis Grohmann, «asistimos al nacimiento del héroe cansado, que será una figura constante y un concepto clave en toda la narrativa de Pérez-Reverte». En efecto, «prácticamente todos los héroes o protagonistas revertianos pertenecen a esta estirpe y todos descienden en cierta medida del linaje del héroe que nace en 'El húsar'». El propio autor cartagenero se refiere así al héroe cansado en un artículo sobre la saga de -¡otros tíos a los que ama!- los tres mosqueteros, que tituló precisamente 'Cuatro héroes cansados': «Cumpliendo la ley de la vida se van acercando a su ocaso cansados, escépticos, con la memoria llena de ingratitudes y desengaños; pero también de los buenos momentos vividos juntos, del valor y heroísmo compartidos, y de la amistad que sobrevivió a todo lo demás como un hilo de acero constante bajo la trama». Como bien recuerda Alexis Grohmann, «para Pérez-Reverte estos mosqueteros nos muestran un ejemplo admirable de fidelidad y constancia, de valor generoso y abnegación». Pérez-Reverte se desvive por sus amigos, y si no que se lo pregunten, donde quiera que esté por los siglos de los siglos, al que fuese su gran camarada, el maestro de Gramática murciano José Perona.

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En cuanto a 'La carta esférica', «donde veremos como Pérez-Reverte retorna literariamente a su tierra de origen, el héroe cansado que la protagoniza es Manuel Coy -oficial de marina mercante con veinte meses de suspensión por delante-, quien en un eco lejano de Lucas Corso tiene algo de perro de caza, con mirada leal. Ha sido Jim Hawkins y ahora es Ismael, es Lord Jim, es Corto Maltés, es Popeye y tiene algo de capitán Haddock; es asimismo, y sobre todo, Ulises».

Sonrisa poco esperanzada

Es, qué duda cabe, otro héroe cansado revertiano, que con su «sonrisa poco esperanzada y amarga» -¿les suena?- y su falta de fe en la condición humana -¿les sigue sonando?- no se hace ilusiones. Otro héroe cansado al que, al igual que al propio Pérez-Reverte, «el mar le ayuda a imponer orden en su mundo». Coy es «un héroe griego en tanto en cuanto se tiene que enfrentar a una travesía decretada por los dioses, al que Tánger Soto [personaje al que interpretó Aitana Sánchez-Gijón, ¡uuuummm!] ha seducido con su canto de sirena».

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-¿Conoce la costa de Cabo de Palos en la que se ambienta 'La carta esférica'?

-¡No, y me encantaría! [Que tome nota Pérez-Reverte, vamos, digo yo]

Por lo que respecta al capítulo final dedicado a 'El pintor de batallas', Grohmann lo abre con esta cita del escritor: «Si no conviertes el espanto en algo científicamente observable, no puedes afrontarlo». Ya saben que Pérez-Reverte fue reportero de guerra durante 21 años, y que en 'El pintor de batallas' anida gran parte de la experiencia vital, filosofía existencial y saber artístico de su autor. Estamos ante un pintor de palabras que construye frescos que consiguen atrapar la mirada del lector y hacer que éste emprenda viajes alrededor del mundo y de la condición humana: divertidos, sorprendentes, desoladores, iniciáticos, poblados por aventureros que ponen en juego sus cuerpos y sus almas, que arriesgan y que, en su mayoría, no se conforman con ver partir las naves hacia Troya, sino que se embarcan en ellas. Ya saldrá después el sol o aparecerá para tocarles las narices la más fiera de las tormentas o de las sirenas.

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