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En el mundo, tan ancho y ajeno, del periodismo hay, a mi modesto entender, varias clases de articulistas: quienes escriben artículos definidos, artículos indefinidos, artículos neutros..., y los articulistas de raza, que no son, ni más ni menos, sino aquellos que se ponen ante el ... papel en blanco o ante la página inmaculada del ordenador, y construyen auténticas joyas partiendo casi de la nada.
Son el equivalente de Baroja cuando le daba por escribir cuentos. Los demás se dejaban la piel en el intento, mientras don Pío reflexionaba sobre un modesto y sucio solar, situado a las afueras de la ciudad, y lograba enternecer al lector. Adolfo Fernández, que ya es viejo en un oficio que tiene bien aprendido desde tiempo inmemorial, pertenece, sin duda, a esa saga/fuga de articulistas de raza –los nietos del mismísimo Larra–, como lo fueron en su día César González Ruano o nuestro Pepe García Martínez, que era, dicho sea de paso, un verdadero alquimista de la palabra, convirtiendo en oro una piedra cualquiera del camino.
'La España de Babel' es el fiel reflejo de lo que Adolfo Fernández siempre nos quiso advertir y ponernos a buen recaudo de un mundo repleto de gente buena y, también, de políticos. Porque sobre política escribe mucho, más de lo que él mismo hubiera deseado. Y deja constancia de que, con gente con tan pocos escrúpulos, de uno y otro bando, porque aquí no se libra nadie, se está poniendo en peligro el orden democrático y constitucional, que tanto nos ha costado.
El prologuista de turno, que no es otro que Víctor Rodríguez, que es quien soporta, con paciencia infinita, a todos los colaboradores de opinión del diario LA VERDAD, dice, y no miente, que Adolfo Fernández es, de largo, el colaborador más escrupuloso, comprometido y autoexigente. Y razón no le falta. Porque el producto que nos ofrece, una vez acabado su trabajo, es de una perfección absoluta, de una inconmensurable belleza lingüística, sugerente y repleto de gracia. Al tiempo que rezuma inteligencia, trasluce su vasta cultura, la fina y distinguida elegancia del personaje, la clase de gente que es Adolfo, lo generoso y buena persona que siempre ha sido.
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