Javier Arrevola: «Hay cierto hartazgo de plataformas digitales y la lectura está causando furor»

Arrevola (Madrid, 1972) es CEO de Casa del Libro, la cadena de librerías más grande de España, con 64 establecimientos repartidos por todo el país. Y ayer visitó de nuevo la capital de la Región para supervisar la puesta de largo de la reforma acometida en la tienda de Murcia, inaugurada en 2017 con un concepto «que no reflejaba los cánones y el ADN de Casa del Libro». Ahora sí. Ahora la Casa del Libro de Murcia ya está «completamente actualizada» para proporcionar «una experiencia librera total».

–Había un librero en Ciudad de México que tenía un estante con 'libros que deberían venderse más'. No sé si hacen falta letreros así en esta jungla editorial.

–Eso es. Bueno, nosotros tenemos por una parte 'Los imprescindibles', que son libros que hay que leerse sí o sí. Y luego tenemos en libros de no ficción los libros de 'Vidas que inspiran' que son aquellos que también hay que leerse sí o sí aunque no sean tan famosos. También tenemos una nueva familia que se llama 'Mens Sana in Corpore Sano', que está muy en boga. Todos los relacionados con la microbiota, la salud mental, la salud física... Esta familia ahora está muy de moda y hay muchísimos lectores que nos la demandan. Todo esto está ahora a la entrada de la librería y recoge el sentir del lector y el modelo de Casa del Libro.

Con un modelo de negocio «en plena expansión», Casa del Libro abrió su última tienda hace solo unos días en Elche. En la Región de Murcia, además de la capital, la cadena tiene otro establecimiento en Cartagena.

–¿Hay planes de seguir creciendo en la Región de Murcia?

–Todavía no está cerrado al cien por cien, pero es muy posible que abramos otra tienda próximamente. Efectivamente, sería la tercera junto con Murcia y Cartagena.

–¿En qué ciudad se implantará esa tercera tienda? ¿Molina de Segura, Lorca..?

–No, aún no se puede desvelar. Aún estamos cerrándolo. Podemos decir que van a ser tres seguro. Si no es este año, será el que viene. No tienen por qué ser ciudades grandes. Tenemos un modelo de librería, el modelo 'compact', un poco más pequeñitas, que se pueden abrir perfectamente en ciudades de 50.000 o 60.000 habitantes, con lo cual no hace falta que sean ciudades grandes.

–¿Cómo está el sector del libro actualmente?

–Está en un momento bastante bueno, es un sector que no para de crecer desde el 'boom' de la pandemia. Lo llamo 'boom' porque la pandemia supuso un trampolín para el sector del libro. Si comparamos 2020 y 2021 con la actualidad, el sector ha crecido más de un 30%. Vivimos un muy buen momento. Creo que también hay un cierto hartazgo de las plataformas digitales, hay cierto hartazgo de ver tantas series. Y yo creo que la lectura, con ese efecto terapéutico que tenemos, está causando furor por así decirlo.

–En estos tiempos de saturación de lo audiovisual, ¿cómo se explica que el libro de papel sobreviva con tanta salud?

–Hay varios motivos. La pandemia fue uno de ellos. Las familias se apoyaron para leer más. Y luego hay un fenómeno fan juvenil. Hay un movimiento juvenil como el último protagonizado por los libros de la escritora Rebeca Yarros que ha producido un fenómeno fan que ha hecho que los jóvenes cada vez lean más.

–Contrariamente a la idea generalmente estabecida de que los jóvenes cada vez leen menos...

–Eso es. Además aquí se han aliado con las redes sociales para ver ese fenómeno fan.

–Casa del Libro destaca por su web y tiene su propia aplicación de 'e-reading'. ¿El secreto del éxito es la adaptación?

–Por supuesto. Y luego ofrecer un mercado y tener un cliente omnicanal. Pero con la misma experiencia que una librería. Nuestros socios se mueven con la misma soltura en la web y en la librería. Esa es la clave.

–Se venden más libros que nunca pero también cierran más librerías que nunca. Solo en 2023, 185 librerías independientes cerraron sus puertas en España. ¿Por qué?

–Bueno, por desgracia el sector del libro es duro. Es un sector en el que no hay mucho margen. También es un tema en el que los herederos de las familias no siguen con el negocio. Hay falta de relevo generacional. El negocio del librero también demanda mucho esfuerzo.