![El legado de los pastores vascos en América](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/06/23/181593484--1200x840.jpg)
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El título de la nueva exposición de Gala Knörr (Vitoria, 1984) en la galería murciana T20, 'The quick brown fox jumps over the lazy dog (El rápido zorro marrón salta sobre el perro perezoso)', es un pangrama, es decir, incluye, en 35 letras, las 26 letras del alfabeto inglés. La artista lo descubrió a través del escritor Bernardo Atxaga: «Tiene una novela muy bonita, 'Días de Nevada', en la que cuenta diferentes historias, todas ellas condensadas en el año que él estuvo viviendo con su familia, en la universidad y trabajando en el Centro de Estudios Vascos de allí». El autor vasco incluye en su texto esta frase, utilizada para probar los teclados de los ordenadores. «Me llamó mucho la atención. Podía ser muy conceptual. Además, el hecho de que contenga todas las letras del alfabeto me pareció casi misterioso y muy poético, como un título de una película moderna. Está vez quise ser más poética y menos rockandrollera y hacerle un guiño a este escritor vasco tan internacional», dice la artista plástica, que en esta muestra se centra en la historia de los pastores vascos que inmigraron al oeste de EE UU, ese oeste arquetipado por los 'cowboys' del cine 'wéstern'.
El interés por retratar la vida de estos pastores, a quien tradicionalmente no se los ha puesto en el foco, nace «de un vídeo supercómico del programa de cine 'La noche de', de ETB. En una de sus secciones, se invita a los espectadores a mandar ejemplos de cómo se representa a los vascos en diferentes películas. Es llamativo porque no parecen vascos», cuenta Knörr que recuerda, entre otras cintas, 'El desfiladero de la muerte' (Russell Rouse, 1959) «el 'summum' del estereotipo, que me parecía hilarante. Entiendo que a los más puristas les parecerá ridículo, pero a mí me parecía bastante genial que en los años 50 se contara en una película la historia de un montón de jóvenes que tuvieron que huir desde el siglo XIX y hasta casi mitad del siglo XX para dedicarse al pastoreo en Estados Unidos, y que formaran parte de la gran época dorada del cine», explica la artista, que cuenta cómo en la cinta «se representaba al pastor vasco casi como un ser mitológico que vive en el campo, que viste su boina hasta para dormir, que no habla euskera sino que se comunica por 'irrintzis', por ritos guerreros... y que en las fiestas, en vez de bailar bailes tradicionales, como el aurresku, bailaba flamenco», describe la creadora sobre «esa disociación tan cómica y muy simpática que generó un interés en mí de querer saber más sobre esta historia».
Así comenzó Gala Knörr un proceso que le llevó a encontrarse con diferentes representaciones de estas historias menos estereotipadas hasta toparse con Robert Laxalt, escritor hijo de emigrantes vascos, y su novela 'Dulce tierra prometida'. Un libro en el que cuenta la historia de su padre y en el que «de alguna manera se descubre la vida del vasco solitario en las montañas, con sus ovejas, pero también descubres la mirada casi limpia de su hijo, que llega al País Vasco y quizá tiene esa idea de esa dulce tierra prometida e igual no coincide con lo que él se encuentra, quizá porque llegaron bastante tarde, ya en una España franquista y en un País Vasco Francés discriminado por los franceses», detalla Knörr.
Durante su lectura, encontró algunas similitudes en la novela con la sociedad de hoy en día: «Yo soy una 'millennial' que tuvo que marcharse con la crisis. Decidí formarme, estudié en el Reino Unido un máster, estuve trabajando muchos años y, con otra crisis, la del 'Brexit', también decidí que era hora de regresar a España. Son experiencias completamente diferentes porque el lejano oeste era algo tremendamente violento y cruento y no era un territorio muy bueno para ser mujer pero, de alguna forma, son historias que se repiten y con las que nos podemos sentir identificados».
Lo que el visitante encontrará en 'El rápido zorro marrón salta sobre el perro perezoso' son obras en las que priman «los colores muy ácidos y muy vivos que vibran entre sí», dice su creadora. «Con la intención de generar un atractivo visual e implicar al público, he decidido sacar parte de estos lienzos al espacio de la galería, para que la gente los tenga que rodear y que pueda leer los mensajes que hay detrás de algunas de las piezas: algunos son frases de la novela de Laxalt y otros son pequeños mensajes que pueden recordar a los mensajes que dejaban los pastores grabados en los árboles». Para su muestra, la artista ha trabajado también con el archivo visual de la asociación Pastores Vascos en América, en la que «descendientes de pastores vascos que estuvieron en América, algunos que regresaron, otros que no», se encargan de mantener el legado y guardan una interesante colección de fotografías, casi todas ellas en blanco y negro, «lo cual me daba libertad total a la hora de reinterpretar el color», indica Knörr, que espera que esta muestra «no deje indiferente».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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