![Julia Navarro, una voz literaria frente a los totalitarismos](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/10/13/julianavarro-kgUF--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Resonante voz de la literatura española de las últimas dos décadas, guarda de sus más de cuarenta años de ejercicio periodístico la precisión en sus preguntas y la incomodidad ante los rodeos. Experta en una Transición que vivió y cubrió en primera persona, Julia Navarro reconoce que no pasa un día en que no escriba y lea. Defensora del poder de la palabra, desde sus páginas procura dar un papel relevante a las mujeres, ya que «no hay historia sin nosotras, aunque en el pasado nuestro papel se haya quedado detrás de los visillos». Nada interesada en desgranar su biografía, la autora madrileña asegura que de vivir una segunda vida con la memoria de la actual, a sus 71 años, cambiaría algunas de sus decisiones aunque sin hacerse «una enmienda a la totalidad». En un 2024 en el que Plaza & Janés ha presentado una edición conmemorativa por el 20 aniversario de 'La Hermandad de la Sábana Santa', su primera novela, presenta ante el público su nueva creación, 'El niño que perdió la guerra', de la que hablará el próximo viernes 18 de octubre, a las 19.00 horas, con el escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla.
Será en el auditorio municipal Juan Miguel Benedito de Yecla, uno de los escenarios en los que transita la segunda edición del Festival Internacional de Literatura en Español, FILE (www.festivalfile.com). Con los regímenes franquista y estalinista como doble y dictatorial telón de fondo, la historia de Pablo, un niño exiliado en Moscú por decisión paterna en los coletazos finales de la Guerra Civil española, sirve a la novelista para ahondar en algunas de sus obsesiones: el drama del desarraigo y las migraciones forzadas; la sinrazón de los totalitarismos y las autocracias; la palabra y el arte como bálsamo contra el fanatismo, y la mujer disidente, encarnada por dos madres separadas geográficamente pero unidas en una misma cárcel vital e intelectual. Del mismo modo en que han viajado sus nueve novelas, editadas en más de treinta países y vendidas por millones de ejemplares, viaja Julia Navarro para unir su mirada a la de sus personajes, siempre con la convicción de que la libertad de pensamiento y la escucha son actitudes para ella irrenunciables.
11.00 horas. Escribo todos los días, aunque sea una línea. Me gusta escribir por la mañana. Cuando termino un libro ya estoy trabajando en el siguiente. Y nunca cuento, ni a mi editor, lo que estoy haciendo. No me puedo explicar a mí misma sin todas mis novelas, aunque seguramente hay dos que han marcado mi vida y mi trayectoria: 'La Hermandad de la Sábana Santa' y 'Dime quién soy'. No hago novela histórica. Yo escribo novelas de personajes que se mueven en un contexto. Si lees 'Ana Karenina', lo que ella hace tiene sentido en su contexto, no en el aquí y el ahora.
19.00 horas. Me resulta muy interesante el contacto con los lectores, porque uno escribe para los otros. Participo en muchos clubes de lectura y yo escucho, sobre todo, para aprender. Con este libro quiero hacer una reflexión sobre cómo todos los regímenes autocráticos y dictatoriales tienen como enemigos a la escritura, a la música, al cine... Son enemigos a batir porque los dictadores consideran que los artistas son personas con criterio. Totalitarismos, autocracias, regímenes dictatoriales... hubo en el pasado, hay en el presente y me temo que los habrá en el futuro.
9.00 horas. Escribo dos veces a la semana una columna de opinión, pero eso no es hacer periodismo. Un análisis político lo puede hacer un periodista, un catedrático, un filósofo, y sin necesidad de estar donde están ocurriendo las cosas. He ejercido la profesión durante más de cuarenta años [hasta 2010]. El periodismo que yo hice era de una manera. Ahora es de otra. Cuando visito una redacción, me llama mucho la atención ver a la gente, en silencio, sentada delante del ordenador. No sé si me gustaría ejercer en estos momentos. A las nuevas generaciones les toca construir el presente y el futuro. La libertad de expresión está comprometida en muchos lugares del mundo. Estamos viviendo una época de censura y autocensura porque la gente tiene miedo de decir en voz alta lo que piensa, lo cual me parece muy preocupante.
15.00 horas. Es interesante debatir sobre cómo se afrontan las noticias falsas en las redes, cómo se ponen los límites, si es que hay que ponerlos. Si ofendes o injurias a alguien en tu periódico, la persona a la que injurias tiene la posibilidad de defenderse. En las redes no. Para combatir las noticias falsas es importante la formación. Solo a través de ella, de la cultura, se puede discernir cuándo uno está leyendo una noticia falsa. Se lo decía a mi hijo cuando era pequeño y estudiaba: «A internet hay que ir sabido». Por eso yo defiendo tantísimo que las Humanidades, que han ido quedando como 'marías' en el sistema educativo español, vuelvan a las aulas. Estudiar Filosofía, Historia del Arte, Literatura, Geografía, incluso Historia de las Religiones desde el punto de vista histórico, es la forma en la que uno puede asomarse a la red.
15.00 horas. Soy una lectora un poco compulsiva. No me imagino a mí misma sin un libro. Y siempre leo en papel. Me interesa mucho la literatura rusa de finales del XIX y autores como Balzac. En 'El niño que perdió la guerra' aparecen dos autoras a las que admiro, Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva. Anna es para mí una de las mejores poetas del siglo XX.
14.30 horas. Una de mis obsesiones, que siempre están presentes en mis libros, es el desarraigo. Me impresionan mucho las biografías de esas personas que han tenido que dejar sus países en busca de una vida mejor. Lo hacen huyendo de la guerra, de la miseria... son razones poderosas para irse. Eso fue en el pasado, es en el presente y será en el futuro. La historia de la humanidad es una historia de migraciones. Es importante saber cómo acogemos a los inmigrantes. ¿Lo estamos haciendo bien? No. Me resulta escandaloso que gobierno y oposición hayan convertido el drama de la inmigración en un pimpampum entre ellos.
9.00 horas. Los viajes forman parte de mi vida. De mi relación con la Región recuerdo que hace unos años me dieron el premio Ciudad de Cartagena. Para mí fue muy emocionante. Cuando era pequeña pasé dos o tres veranos en La Manga del Mar Menor. Hace unos años volví con mi marido y mi hijo, y para mí fue un 'shock', después de haber insistido en lo maravilloso que era. Se han hecho barbaridades en toda la costa española.
12.00 horas. Mi amigos son muy generosos conmigo. Me gustaría que fueran más críticos, aunque se lo agradezco, porque siempre prefiero que me quieran. Procuro no abrir los oídos a los halagos. He tenido suerte y hasta ahora no he tenido una mala crítica, pero sé que no hay que acostumbrarse y que puede que haya gente a la que no guste. Es parte de la libertad de cada cual. Esos son los valores que me inculcaron mis abuelos, mis tíos y mi madre: la tolerancia, no dar por sentado nunca que mis razones son más importantes que las de los demás y, en definitiva, escuchar a los otros.
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