Dictinio de Castillo-Elejabeytia Gómez: «Las redes sociales disparan la frustración»

Crítico y socialmente comprometido, el arquitecto y artista plástico afronta un año apasionante con proyectos estimulantes y diversos en los que su estudio está volcado

«De los creadores, sea la disciplina que sea, me interesa la obra y mucho la persona. Intento investigar quién está detrás. Las cartas, además de por las descripciones tan hermosas que contienen, con una paleta cromática infinitamente precisa sobre lo que el artista pinta, hablan del ánimo, de cómo pasan los días y los meses, y del contexto en el vivió Van Gogh».

«La música es algo que me acompaña a diario desde niño. Tengo muchas canciones con las que mi mente viaja de inmediato a recuerdos, bonitos o no. Si pienso en una que está siempre ahí, para los buenos y malos momentos, escojo 'Idioteque', de Radiohead, aunque no es la que más veces he escuchado en mi vida».

«No soy muy fan de nada en concreto, ni seguidor de estilos o modas. Guardo un bonito recuerdo viendo y disfrutando con mi padre de 'Batman', de Tim Burton. Tuve la sensación agradable de descubrir algo que era nuevo para mí: un superhéroe muy humano, en un ambiente oscuro, un drama, una ciudad fantástica y vaporosa como es Gotham City, una banda sonora deliciosa y un villano como Joker, que me descubriría a un actor tan brillante y único como es Jack Nicholson».

«Mi rincón favorito es el jardín de detrás de la casa de mis padres, en Mula, la mesa redonda hecha de la rueda de piedra de un molino, debajo del jazminero. Me refugio en cualquier paseo sin prisa en el que reflexionar, imaginar o intentar situar las cosas. También en todos los viajes, sean lejos o cerca, se aprende algo. Por eso intento viajar todo lo que puedo».

Instagram es la red que más uso. Me interesa mucho para descubrir talentos y trabajos que me resultan de interés en muy diferentes ámbitos: pintura, arquitectura, diseño, danza, cine, entrevistas... Sin embargo, mi opinión sobre las redes sociales es a menudo bastante negativa, aunque parezca incoherente. El maquillaje de la realidad me resulta inconcebible, a veces me da hasta miedo. Me considero de una generación que debería tener un compromiso y hacer un esfuerzo muy grande para hacer que este país avance, siendo críticos y activos. Veo con demasiada frecuencia en redes el mensaje endiablado de «hazte fácilmente rico en cuatro tardes vendiendo tal o cual cosa», la panacea de hacerte más y más popular invirtiendo tus días y vida en vender alguna moto… y otras muchas historias que más bien disparan la frustración, creando un mensaje perverso. Nos alejan del esfuerzo y la paciencia, de la dedicación sin esperar respuestas inmediatas, del rigor y el compromiso con el trabajo honesto. A mí no me pinta bien lo que veo. La crítica fundamentada se está quedando en un 'me gusta' o 'no me gusta'».

«Me encanta el tomate 'partío', con tallos, olivas 'partías' y boquerones. Me gusta tomarlo en la terraza de El Patio, en las tascas, después de esa primera caña de espera, en el barril de la entrada, acompañada de un plato de almendras y salchicha seca. Es un lugar que frecuento con la gente que quiero, en todo tipo de situaciones y conversaciones diversas, de puestas al día, cuando hay cosas que celebrar, buenas noticias… o no tan buenas».

«Me gustó mucho porque cada capítulo es independiente del siguiente y trata temas de actualidad que nos afectan en nuestra relación con la tecnología y entre nosotros mismos, proponiendo situaciones que dan a veces mucho que pensar. He estado sin ver series en la televisión o en el ordenador hasta hace unos cuatro años, llámame raro… Cuando empecé a verlas, me distraía prestando mucha atención a variados estímulos como los cambios de escena, la música, la interpretación, qué habría llevado al director a elegir ese reparto y no otro, los paisajes… como un niño explorando un mundo audiovisual que no le era nuevo pero al que nunca le había prestado demasiada atención».

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