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El historiador Ismaël Diadié Haïdara, ayer, en Murcia. Guillermo Carrión / AGM
Historiador, poeta y director de la Biblioteca Fondo Kati de Tombuctú

Ismaël Diadié Haïdara: «Si estos textos se queman, arde parte de la historia de España y de África»

Custodio de invaluables manuscritos de su familia desde el siglo XV hasta la actualidad, lamenta la falta de interés en España para digitalizar fondos

Miércoles, 31 de enero 2024, 01:01

El historiador, poeta y filósofo Ismaël Diadié Haïdara, responsable del Fondo Kati, la biblioteca más antigua del África negra, cumplió este martes en Murcia el sueño de pisar la tierra natal del místico sufí Ibn Arabi (1165-1240). Diadié, custodio de invaluables manuscritos desde el siglo XV, participó en la Universidad de Murcia en las primeras jornadas sobre la escritura, que llevan por título 'El mapa del tesoro. Archivos y bibliotecas', bajo la dirección de Charo Guarino y Rosa Otranto. Es el último descendiente de Alí ben Ziryab al Kuti, ciudadano de Toledo, «centro de Al Andalus y de la tierra de los godos», expulsado de la ciudad en 1468 e instalado en Gumbu, ciudad de Malí, donde se casó con una princesa, hermana mayor del futuro emperador. De Tombuctú salió Ismaël en 2012 tras la rebelión tuareg para exiliarse en Granada, como cuenta 'Ismael, el último guardián' (2017), el documental de Miriam Pedrero disponible en RTVE y Filmin. El Fondo Kati, compuesto por 12.714 manuscritos, se ha conservado más de cinco siglos gracias a esta familia. Dijo que «para los especialistas era un sacrilegio que tuviéramos los manuscritos en estanterías, como productos en un supermercado, pero cada uno tapa a su hijo con el trapo que tiene, como decimos en África».

–Usted vive en Almería, no ha regresado a Malí. Llegó a España gracias, entre otros, a amigos como el poeta José Ángel Valente. Es su primera vez en Murcia.

–Sí, Murcia es una ciudad histórica que siempre he querido visitar, pero la ocasión no se había dado. Hoy vivo entre Granada y Almería. No he podido volver a Tombuctú. Llevó 4.312 días exiliado. Desde abril de 2012. Los islamistas ocuparon la ciudad el 1 de abril, y yo salí el 8 de abril. Tuve que huir y dispersar y esconder los manuscritos y abandonar Tombuctú con 54 personas, entre ellas, ocho cristianos; el resto eran mujeres y niños. Pasé por Suiza, Madrid, Granada... La biblioteca sigue escondida para escapar de esta situación que es una muestra de la estupidez y de la sinrazón que nos guía muchas veces. De hecho, 4.000 manuscritos de la biblioteca del Estado en Tombuctú fueron quemados.

–Solo tenía dos opciones, dice en el filme: la maleta o el ataúd.

–La vida familiar ha sido eso desde el siglo XV prácticamente. Pocas veces los que custodiaron esta biblioteca han muerto donde han nacido. De generación en generación hemos tenido que exiliarnos. Algunos han tenido suerte de quedarse una generación o dos en la misma ciudad. Pero desgraciadamente el ser humano no cambia mucho, tropieza sobre la misma piedra eternamente y lo pagamos todos.

UN GRAN PASO

«La parte moderna del Fondo Kati está abierta desde el lunes para consulta de investigadores»

–La biblioteca del Fondo Kati sigue aún hoy dispersa. El 90% de los manuscritos están en Malí.

–Sí, ese 90% de los manuscritos están todavía escondidos en la región de Tombuctú. Una cierta paz está llegando, tenemos un poco de esperanza, pero uno no puede fiarse mucho porque la biblioteca no se puede abrir sin una seguridad, a pesar de la insistencia tanto de la Unesco como del Gobierno de Malí. Llevan mucho tiempo en baúles, son manuscritos del siglo XII al siglo XIX, pero no creo que sea prudente abrir la biblioteca por mi parte. Este lunes hemos limpiado el edificio de Tombuctú, y es la primera vez que lo anuncio, aquí en Murcia, ciudad de Ibn Arabi para nosotros, y lo hemos limpiado para abrir la parte moderna. Es decir, los impresos del siglo XIX al XX, porque tenemos libros impresos desde el XIX. Esta parte moderna del Fondo Kati queda abierta desde ayer para consulta de los investigadores. Pueden consultar catálogos, libros de historia, de filosofía, de todos los campos, como en cualquier biblioteca. Ahora bien, la parte antigua, los manuscritos árabes y hebreos de los siglos XII al XIX no por ahora. La biblioteca lleva cerrada desde 2012 y es la primera vez que se da este paso. El Fondo Kati ha sido la única biblioteca amenazada el 14 de mayo de 2012 cuando los integristas cercaron el edificio para quemarlo prácticamente. Estaban atentos y no encontraron los manuscritos. En la ciudad tienen gentes afines. Pero fue defendida por otros y se ha salvado por muchas razones. A pesar de que la Unesco ha reparado los daños de los obuses alrededor del edificio, con la condición de reabrir la biblioteca, no lo hemos hecho porque las condiciones no se reunían. Pero ayer, como digo, hemos reabierto la parte moderna de la que es la biblioteca más antigua de África negra.

–¿Qué población queda en la mítica Tombuctú, la ciudad de los 333 santos cerca del río Níger?

–Es muy difícil saberlo, porque con la guerra hay mucha entrada y salida de gente. Alrededor de 20.000 o 30.000 habitantes, pero con mucha movilidad. Oficialmente dicen que los integristas están cada vez más arrinconados, pero sigue muriendo gente. No hay ya atentados sobre grupos y pueblos, pero sí asesinatos selectivos de individuos, y eso no es bueno para atreverse a ir.

–¿De cuántos volúmenes se compone la biblioteca del Fondo Kati?

–El Fondo Kati tiene 12.714 manuscritos, y estos manuscritos tienen 7.100 textos marginales escritos por la familia, desde la salida de Toledo hasta finales del XIX prácticamente. Muchas veces lo único que nos queda es el sentido del humor, si se pierde esto se pierde todo. Mi tatarabuelo Ali-Gao, bin Mahmud Kati, dijo que cuando nos fuimos de Toledo, de España, éramos blancos, y ahora solo nos queda la memoria. Y yo añado que soy yo el primero que he vuelto, y he vuelto negro. Esto es el tiempo que ha pasado y las mezclas históricas...

MELANCOLÍA

«Cuando una persona es errante intenta curarse de nostalgias, si no, llevará mala vida»

–¿Ibn Arabi estuvo en Tombuctú?

–Ibn Arabi no estuvo, pero sus manuscritos sí, porque tenemos copias de algunos de ellos. Es un filósofo muy polémico en Tombuctú, un pensador, místico sufí del que algunos son adeptos, de su rama sufí, y filosófica, como yo y otros, una minoría; pero hay una mayoría de gente que encuentra a Ibn Arabi un poco heterodoxo. Recuerdo un manuscrito de 2.000 versos contra Ibn Arabi. Todas las ciudades no pueden tener esto, ¡tanta maldad!

–Usted comparte con Ibn Arabi, que nació en Murcia y murió en Damasco, la vida errante, el exilio.

–Sí, comparto la vida errante, he escrito varios estudios sobre Ibn Arabi, en mi juventud. Ha sido un pensador que ha tenido influencia en mi obra filosófica. Tanto como Spinoza, he de reconocerlo. La gente habla más de Spinoza, pero la filosofía y la sustancia de Spinoza, su antología, es muy cercana a la 'Unicidad de la existencia', la Wahdat al-wuyud en árabe, de Ibn Arabi. Aunque muy poca gente lo dice, sí.

–¿Qué significa ser políglota?

–Yo hablo varias lenguas de Malí, hablo y escribo en francés, y en español, por supuesto, pero ya lo he escrito alguna vez, hablar muchas lenguas no es un criterio. Porque un tonto puede hablar 10 lenguas y decir en esas 10 lenguas miles de tonterías.

–¿Qué echa de menos de Malí?

–Cuando una persona es un errante intenta curarse de nostalgias, si no, llevará mala vida. La melancolía y la nostalgia no son buenas compañías. Yo vivo donde estoy. Y agradezco donde he pasado lo que es vivir. Agradezco a Malí todo lo que me ha dado. Y agradezco a España todo lo que me está dando. Pero vivo sin nostalgias.

–¿No tiene ninguna queja con la colaboración española?

–España ha colaborado en el pasado. El Gobierno de Aznar y Pío Cabanillas como ministro portavoz financió la digitalización de algunos manuscritos y su catalogación. Eso fue a principios de los 2000. José Ángel Valente, mi querido amigo, poeta, es quien casi me llevó a Almería. Sí he tenido apoyo durante años de DKV Seguros, y de amigos como Josep Santacreu y Antonio Vila. Hemos podido digitalizar los manuscritos que se llevaron a Bamako. Un puñado. Para crear la Biblioteca Digital Fondo Kati falta dinero. Tenemos convenios con las universidades de Granada y Cádiz, y con ayuntamientos, y hemos recibido ofertas del British Museum y de Ford Foundation de EEUU, pero confío en que podamos convencer a España de financiar esto porque no se necesitan ni 200.000 euros. Sí lamento la falta de voluntad porque de ser de otro modo no estaríamos así. Hay 7.100 textos escritos de puño y letra desde su salida de Toledo hasta el siglo XIX que no se hallan en ningún otro lugar. Si estos textos se queman, arde parte de la historia de España y de África. Las primeras huellas del castellano en África están escritas ahí; si se pierde, España y la humanidad pierden.

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