Alberto Soler: «Me sentí reparado por 'El año del descubrimiento'»

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«Para mí fue reparador. Vengo de una familia obrera que sufrió la crisis industrial de los años 90 en Cartagena y vivió estas movilizaciones. Mientras España era una fiesta con Sevilla y Barcelona 92, en casa se pasó muy mal… 'El año del descubrimiento' reparó un relato que nadie había contado de manera tan inteligente y con tanto alcance, y lloré viendo la gala de los Goya cuando ganaron los dos galardones a los que estaban nominados, como si fuera algo mío. Es como si alguien hubiera legitimado mi sufrimiento adolescente, con un sentimiento de orgullo y pertenencia hacia una historia propia contada por artistas de esta Región».

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«En los últimos años, esta canción me ha hecho obsesionarme. Cuenta poéticamente, y describe muy bien, cómo son los vínculos hoy día. En los dos últimos años he estado muy en esta canción, la he bailado, la he puesto en el coche y he vuelto a ella muy a menudo».

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«Una o dos veces al año necesito escapar a Barcelona, que es donde vive mi mejor amiga, que es familia, y algunos de mis mejores amigos. Destaco dos lugares concretos, que son también un tiempo: el Bacon Bear Bar, un lugar divertidísimo, y Futuroa, un sarao drag que se hace dos o tres veces al año en la Sala Apolo. Es mi espacio seguro, mi lugar de diversión, expansión, inspiración, enriquecimiento. Es una fiesta de marcado carácter LGTB y disidente, en la que se empieza leyendo un manifiesto contra cualquier tipo de opresión y violencia. Es un evento donde reivindicarse y repensarse de un modo muy festivo y desde un lugar seguro».

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«Soy un chico Tumblr, aunque podría decantarme también por Tuenti, porque ya se sabe, cualquier tiempo pasado fue mejor… Es muy difícil no caer en ese mundo goloso, cálido y audiovisual de las redes. El algoritmo de TikTok no es informática, es brujería, es de locos: vas a entrar a un lugar diez minutos y te quedas cinco horas».

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«En los últimos meses he vuelto a entrar al mundo del anime, algo que está cosiendo en mí algunas fisuras generacionales. Acabo de terminar esta serie, que tiene una lectura política muy intensa. Empiezas a comunicar a tu gente que estás en esta fase y descubres que muchas más personas son fans de los anime. Tengo una lista de recomendaciones impresionante, y estoy descubriendo verdaderas obras maestras. Es tanta a veces la tensión de lo que vivimos día a día, que a veces solo necesito ver ninjas voladores. El anime me lleva a una paz, una calma infantil casi, que se me hace necesaria. Llevaba desde la infancia, con alguna excepción, sin ver anime, y recuperarlo me ha hecho casar dos partes de mí que debían casarse».

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«Estoy rendido al taco de ternera Karnal de La Guindilla, un 'food truck' que hay cerca del Palacio de Deportes de Cartagena. Podría pedirle matrimonio a esta tapa. Como plato, recomendaría el pollo a la brasa de la Venta El Abasto, en La Aparecida. Es fantástico también».