Lo más importante de lo menos importante
ALGO SUPUESTAMENTE ENTRETENIDO ·
En el deporte hay grandes historias que merecen ser contadas en un escenario, digamos, superior. La victoria y la derrota siempre han sido vehículos perfectos ... para armar una narrativa que enganche al lector o al espectador. Por eso, desde que he entrado en el mundo de Ted Lasso, he reafirmado una creencia que tengo y a la que me he mantenido fiel a lo largo de los años: el deporte es cultura. Punto.
Me cansan y me enervan esas frases tan malintencionadas de aquellos que no disfrutan con el fútbol, por ejemplo: «Son once tíos dándole patadas a una pelota». Eso es reducir al absurdo todo lo que engloba este deporte, todo lo que lo hace único: desde los sueños de infancia de un jugador que termina siendo leyenda, hasta la explosión de felicidad de ese tipo que juega en cuarta división y los domingos le toca bregar en un campo de tierra. Cada una de las historias lleva a lo mismo: a un instante de alegría pura, sin filtrar.
Reducir al absurdo la práctica del fútbol es como decir que Rothko solo pintaba rectángulos. No. Cada vida está creada a través de las erosiones que deja el tiempo y enraizada a través de las ramas que salen de las tragedias, los triunfos y las decepciones. Y muchos antes que yo han levantado una voz integradora, abriendo la puerta de la cultura al deporte. ¿Es 'Saber perder', de David Trueba, una historia menos a tener en cuenta por tener como epicentro el fútbol? Si es así, apaga, que Eduardo Galeano, Nick Hornby y yo nos vamos de aquí.
* Esta columna ha sido escrita mientras sonaban 'El himno titular', de Carolina Durante; y 'Maradona', de Andrés Calamaro.
Hay más cultura, emoción, delicadeza y genialidad en un artículo de Oliva, de Manuel Jabois, de Patricia Cazón o de Enrique Ballester que en la mitad de los suplementos culturales de este país. Hay que quitarse complejos y elevar el deporte a la élite, desde la que se puede crear, pero también disfrutar, obras de arte. Desde que se lanzó el primer número de la revista 'JotDown' me convertí en un gran fan, y en parte fue porque tuvieron los arrestos de dedicar una sección al deporte, a sus historias y a sus protagonistas. Y lo hicieron con las mejores firmas, dándole categoría a aquellas personas que, por alguna razón, forman parte del imaginario colectivo.
Estoy terminando la primera temporada de Ted Lasso, y estoy emocionado. Me está encantando porque une tres cosas que amo: el drama, la comedia y el fútbol; y lo hace con grandes intérpretes y con una historia de las que contaba al principio. Un equipo pequeño que lucha por crear su relato épico. Como el que todos quisiésemos tener, ¿no es así? La vida, sin «epicidad», no saldría en ningún libro.
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