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Experta en novela griega y presidenta del Lyceum de Ciencia, Consuelo Ruiz mantiene viva su pasión por investigar. Vicente Vicéns / AGM
Heroína clásica de la divulgación científica
La semana de Consuelo Ruiz Montero

Heroína clásica de la divulgación científica

Incansable en sus ansias de saber, poeta de corazón y profesora por convicción, la catedrática emérita de Filología Griega en la UMU afronta con ilusión el liderazgo de la Asociación de Mujeres Científicas de la Región

Domingo, 7 de enero 2024, 00:40

Protagonista de su propia epopeya en busca de belleza, amor y conocimiento, desde joven agarró para sí la pasión como brújula profesional y de vida. Jubilada en 2022 como docente universitaria tras casi cinco décadas a pie de aula, no se siente identificada con las connotaciones que le sugiere la palabra emérita, un apelativo que le suena a un mutis, ajeno a su realidad, de retirada. Con más de 70 trabajos de investigación en su haber, la fascinación por la Grecia Antigua de la doctora por la Universidad de Salamanca y catedrática de Filología Griega en la Universidad de Murcia (UMU) no ha disminuido con los años ni tras las múltiples conferencias nacionales e internacionales impartidas. En una sociedad que percibe inmersa en barbarie, egocentrismo y ficción, Consuelo Ruiz Montero reclama un acercamiento a los clásicos como clave en la búsqueda de la armonía entre lo ético y lo estético. Barcelonesa de cuna, hija de andaluza y manchego -dos migrantes que quedaron huérfanos en el transcurso de la guerra civil-, quiso seguir a pies juntillas una de las primeras enseñanzas que recibió de su madre: «Nena, pon tu amor en los libros, ellos no te engañarán». Al frente desde hace unos meses del Lyceum de Ciencia de la Región de Murcia, en el que mujeres de las tres universidades y los centros de investigación regionales pelean por visibilizar el talento de las investigadoras y acabar con el techo de cristal en el circuito científico, pone sobre la mesa importantes retos en los que la asociación incidirá en los tres primeros meses del año: la salud mental, la inteligencia artificial y el deterioro medioambiental del Mar Menor. Diurna y enamorada del mar y la montaña, coqueta y elegante, en su rica y apasionada conversación deja traslucir una de sus mejores costumbres: compartir y compartirse. De sus logros personales destaca a su hijo, por el que siente genuina admiración, y reivindica que, en este mundo sin héroes, los mayores deben servir de ejemplo y referente.

Lunes

9.00 horas. La única cosa buena que veo en la jubilación es que antes no podía salir a caminar por la ciudad por las mañanas. Creo que es un triunfo nuevo. Me encanta la perspectiva desde el Malecón, ese Puente de los Peligros con la catedral al fondo.

Martes

15.00 horas. Veo el telediario todos los días. El fin de la vida humana es ser feliz, y, aunque la tecnología nos hace falta, hay que humanizar la ciencia, tener ciencia y conciencia. Reivindicaría el derecho a la belleza, a la cultura, como uno de los fundamentales. Ya está bien de matanzas y de guerras. Estamos en una sociedad poco empática, con un egocentrismo feroz y mucha superficialidad.

19.00 horas. Vivimos con falta de héroes. Mi mayor preocupación es la educación, hay que darles a los jóvenes otro tipo de enseñanzas y creencias. Debemos fomentar la lectura desde la Primaria, favorecer el análisis, la capacidad crítica, que es lo que le falta actualmente a la sociedad, que está aborregada. La gente tiene que pensar con su cabeza. Tenemos gente muy válida en esta región; lo malo es que a veces se van de Murcia. Hay que dar facilidades de trabajo y sueldos dignos. Necesitamos personas creativas, de mente abierta. Internet es muy útil pero hay que visitar las bibliotecas. Cuando disfruté de la beca Humboldt, en Múnich, tenía en pocos metros tres bibliotecas fabulosas, una de ellas la estatal de Baviera, que compra un volumen de todo lo que se publica en el mundo. Para un investigador es una maravilla.

Miércoles

18.00 horas. Estoy preparando una presentación para primeros de septiembre, en el marco de un coloquio internacional organizado por la Fondation Hardt, en Suiza, sobre la novela griega antes de la novela. Le pido a la vida muchos años para seguir investigando, para que triunfe el amor en todas sus facetas y, si es posible, que me toque un trocito a mí; para tener nuevas experiencias y viajes. Viajar forma parte de mi vida, igual que la investigación. Sueño con ir otra vez a Chipre y quiero volver a Egipto y a Grecia, que está llena de lugares mágicos, como Delfos.

Jueves

9.30 horas. Hago pilates dos veces por semana, pero me gusta más la música y bailar que hacer gimnasia. Para relajarme, a veces canto con amigos. Me gustaría haber bailado más en mi vida. Bailar y reír es sanísimo. Curativo. Me apunté hace tiempo a una academia, pero me pedían que fuera perfecta en el paso. Yo no quería un título de baile, solo divertirme.

Viernes

17.30 horas. Es mi segundo año dando clases a mayores en la Asociación Rector Sabater de la UMU. Son 43 mujeres, y hasta finales de enero les haré una introducción a la literatura griega. Hemos hablado de la lírica, la tragedia, la comedia. Me encanta dar clase, comunicar lo que sé, compartir.

21.00 horas. Tengo la suerte de que mi trabajo es mi 'hobby', aunque lo que me relaja de mi labor como helenista, como filóloga, es leer otro tipo de poesía. Cuento entre mis amigos con los mejores poetas de la Región. Soy forofa de Antonio Machado, de García Lorca, Miguel Hernández y San Juan de la Cruz, que es la cima de la lírica para mí. También escribo poesía, pero solo se la leo a mis amigos. Valoro en mi gente cercana la sinceridad y la autenticidad, la capacidad de entender al otro, la comprensión y la compasión.

Sábado

13.00 horas. Mi madre me enseñó a cocinar de pequeña y cocino prácticamente todos los días. El arroz con marisco me sale muy bueno, también los pescados al horno con patatas y los canelones típicos de Barcelona, aunque son muy laboriosos y los hago menos. Soy filóloga coqueta, me encanta la moda, la originalidad. Mi madre me hacía la ropa y yo la diseñaba. Tenía una inteligencia natural, hubiera querido estudiar Matemáticas. Yo dibujaba en un papel y ella cortaba directamente sobre la tela. La mujer en aquella época no podía estudiar nada, tampoco pudo mi padre, y los dos querían que mi hermano y yo hiciéramos una carrera. Mi madre me decía: «No te preocupes por fregar platos, eso lo hace cualquiera».

Domingo

11.00 horas. Barcelona es una ciudad mágica para mí, abierta, con raíces y solera, y tengo una nostalgia especial por mi infancia y mi juventud. Dicen que la patria es la niñez. Mi hermano menor sigue viviendo allí y voy a verle cuando puedo, y me cuenta que es una pena porque no puedes hablar con según qué personas. Hay una cierta virulencia social, aunque hace unos años era peor. De Murcia me quedo con la gente buena de corazón, es una ciudad muy agradable para vivir. Además, tengo a mi hijo en Murcia. Aquí y en Barcelona está mi corazón.

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