YAMIL LAGE / AFP

La Habana

Mesa para cinco ·

Miguel Núñez me dice en la comida de frijoles y cordonblé que en la sala donde he compuesto las tres últimas canciones pasaron noches sin dormir Fito Páez, Pablo Milanés y Charly García

Cierro el año. Sigo en Cuba. Es difícil explicar lo que es un sueño. Lo que es un destino. Una aventura. Un deseo. Es complicado, sobre todo, cuando ocurren. Cuando la necesidad de amor se convierte en beso. Cuando el ansia cristaliza. Cuando el fruto cae, o la semilla negra florece. Es difícil. He tenido, tengo millones de sueños. Pequeños. Grandes. Suaves. Erizos. Entiendo que ustedes también, cómo no. Yo soñaba músicas y viajes. Y aquí ando. Este año termina y voy a intentar sacar al menos una enseñanza. Una adivinación. Un presentimiento que cuadra. Los sueños verdaderos son los que uno tiene, no hace falta compartirlos. No sé cuánta gente sabe quién es Pancho Amat, carajo que no me importa ni pinga, pero hoy el tresero mayor de Cuba tocaba mis canciones en un estudio de La Habana, y he podido decirle que la culpa de que hoy esté aquí es en gran parte suya. Eso es un sueño. He compuesto una canción tras una noche sin dormir que es lo más bello que he escrito nunca, no tengo duda al respecto. Otro sueño. A nadie le importan mis sueños, pero algunos, veloces, discretos, floridos, se cumplen. Y quiero estar fresco y vivo para clavar en mi recuerdo cada gesto. Los sueños me han hecho músico. Me han hecho feliz. Me han hecho leer. Me han hecho ser valiente. Los sueño me han hecho tonto, anhelante, extraño, vigoroso, humano. Miguel Núñez me decía hoy en la comida de frijoles y cordonblé que en la sala donde he compuesto las tres últimas canciones, ese día de demonios y espíritus, en esas mismas oscuras paredes, pasaron noches sin dormir Fito Páez, Pablo Milanés, Charly García. A nadie le importa eso. Ni esos nombres. Pero yo he salido con tres temas que me emocionan y me alientan sueños sin saber que en esos micros, cables y maderas, otros a los que adoro soñaron canciones también. Sueños que se encuentran y revolotean y se juntan.

Publicidad

Antes de venir a La Habana, pronto contaré el motivo de mi viaje, aún no puedo, un amigo productor me dijo que lo que más le inspiraba de esta historia es que soñara en grande y me atreviera a hacer cosas. Los sueños solo sirven si los persigues. Los sueños son para ir detrás. Para saltar entre los coches como un animal tropical jugándote la vida en el malecón. Los sueños sirven si los usas. Si los respiras. Si los agarras. Aunque nunca se cumplan. Aunque se caigan. Y se rompan.

Siempre tuve muchos sueños. Algunos nunca zarpan. Otros te hacen cruzar el mar. Si alguien te dice que no sirven para nada, huye del consejo. Date tiempo, ponte brillo en la mirada, déjate llevar, no te rindas.

Porque tal vez tus sueños no le importen a nadie, no te lleven al número uno, no te hagan salir en las listas de ninguna revista de ningún año, pero si sigues teniendo, si los sigues buscando y luchando por ellos, nunca estarás solo, nunca estarás perdido, nunca estarás triste.

Y si lo estás, si en verdad pisas en falso, otro sueño vendrá a cogerte de la mano, a prometerte viajes, historias, trabajos, otro día nuevo y lustroso que tendrá un nombre distinto que aún no conoces.

Publicidad

Somos parte de nuestros propios sueños, somos soñándonos, nos damos vida así, imaginando y buscando cada nuevo paso. Es tan bello y claro que nos acabamos por marchitar cuando nada nos impulsa, que debería ser asignatura obligatoria en las escuelas soñar en grande, o en pequeño, o en latín. Soñar y soñar. Hacer planes. Asignaturas completas de cursos enteros pensando en cosas increíbles y aparentemente imposibles, todo por hacer, toda una carrera universitaria de ideas locas e irreconocibles que seguir hasta el abismo, un título académico del soñar, inventar y perseguir, y no dejar a nadie atrás sin su sueño.

Porque las cosas a veces ocurren, por mil veces que no, y si no ocurrieran nunca, maldita sea, que nadie nos quite lo soñado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad