![María Luisa Merlo: «Estoy en la flor de la vida»](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/201807/23/media/cortadas/maria-luisa-kIXD-U60415451627zFG-624x385@La%20Verdad.jpg)
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ANTONIO RIVERA
Murcia
Lunes, 23 de julio 2018, 14:15
María Luisa Merlo (Valencia, 1941) siempre describe su niñez de la misma manera: «Me crié entre cajas en los teatros». Esas mismas cajas vieron a esta nieta, hija y madre de actores labrarse una de las carreras más prolíficas del mundo del espectáculo en España. ... Mañana por la noche representará su última obra, 'Conversaciones con mamá', en la XXXVIII Semana de Teatro de Caravaca de la Cruz.
-Llevo el tipo de teatro que a mí me gusta hacer: ese tipo de teatro en el que haces reír pero también, en un momento dado, haces que la gente se emocione. Son personajes de carne y hueso, que es lo importante. La función tiene muchísimo éxito por eso, precisamente, porque son unos personajes muy bonitos y orgánicos. Además, creo que Jesús Cisneros y yo lo hacemos muy bien, la verdad, aunque esté feo decirlo [risas]. Es la historia de una madre que ha educado a su hijo de una manera muy liberal, pero a su hijo la vida lo ha convertido en un burgués paranoico, que lo único que quiere es vivir sin complicaciones, cambiar de coche todos los años... Ha dejado de ser un tipo tan justo como el que había educado la madre. Poco a poco, en siete conversaciones, ella lo va llevando a su terreno, con mucho amor. Tiene momentos de muchísima risa y momentos de muchísima ternura. No te puedo desvelar más que eso. Es una comedia argentina importantísima, con muchos premios. Está muy bien dirigida por Pilar Massa, y Jesús y yo estamos muy compenetrados. Parecemos madre e hijo de verdad. La gente se emociona mucho. Se ponen de pie al final.
-Me emociona más que nunca, porque antes no era tan consciente del amor del público y ahora sí lo soy, y cuando noto esa calidez y esa energía... No me pongo nerviosa, lo que hago es emocionarme, que es más bonito que ponerse nerviosa. De pequeña sí me entraban nervios.
-Claro que estoy en la flor de la vida. Estoy más tranquila que nunca. Tengo una familia maravillosa, unos hijos y nietos espléndidos... Tengo un bisnieto también. Y estoy con unos amigos maravillosos y con una profesión en la cima. Me encuentro muy bien para seguir adelante una temporada. Tampoco voy a seguir mucho, ¿eh? Porque voy a cumplir 77 años y es muy posible que, a partir de un momento, me vaya de esto, pero no lo avisaré. No haré la gira de despedida, porque luego igual me da por volver y hago el ridículo (risas). A lo mejor me llama un director, de estos amigos míos jóvenes, y hago otra película... Me encuentro muy bien de salud, y de cabeza, que eso es importantísimo en mi profesión. Estoy absolutamente feliz.
Dónde Teatro Thuillier. Caravaca de la Cruz.
Cuándo Mañana, 22.30 horas. Precios: Entradas a 10 y 12 euros.
-Ese se lo he robado a mi padre [risas]. Esa es exactamente la oportunidad que me da esta obra. Hacer reír por hacer reír, haciendo el tonto y nada más, no me gusta. Esa era la manera de pensar de ese gran actor que se llama don Ismael Merlo, y la hemos aprendido mis hijos y yo: hacer comedia pero, en un momento dado, ponerte serio. Es lo que te decía al principio, esa es la manera de construir seres humanos. Además, de esa manera, este tipo de historia le llegan mucho más al público. Ese juego de pasar de la risa a la emoción es muy bonito.
-No, trucos no. La palabra truco no me gusta, yo soy muy auténtica. Eso sí, soy muy disciplinada. Tengo la disciplina de la bailarina: para mí, lo que dice el director va a misa. Los jóvenes se asombran mucho cuando trabajan conmigo, de lo disciplinada que soy, porque creen que voy a ser una diva y que les voy a discutir... Pero no, para nada [risas].
-Eso es exactamente de lo que habla la obra, de girarse hacia la madre en un momento grave de la vida de uno. Y es lo que está pasando en España, pero tampoco está muy bien el resto del mundo que digamos. Es un poco aterrador, pero no tengo ganas de hablar de política porque me he convertido en una anarquista. Una amable anarquista. Mi maestra fue Conchita Montes, y siempre decía que ella lo era; quería decir que no ponía bombas. Después de haber estado muy ilusionada con cierta política, me he convertido en una anarquista, una amable anarquista.
-Con los dos, porque los adoro y son divinos, maravillosos para trabajar con ellos. Ahora el juego se ha invertido, y me siento muy protegida, mimada y cuidada por mis hijos. Será que me lo he ganado.
-Huy, sí. Les pido consejo muchas veces, claro. Hablamos de nuestros trabajos, pero yo les pido más consejo a ellos. Tienen un sentido de la dirección que yo no tengo, por ejemplo. Yo soy incapaz de dirigir una función. ¿Sabe qué me gusta? Dirigir al actor, o sea que lo que me gustaría es ser 'coach', eso sí que lo hago divinamente.
-Eso pasa siempre, y hay que reivindicarlo. Pasa hasta en Hollywood. A partir de una edad, las mujeres van bajando muchísimo. Los hombres tienen unas arrugas que, por lo visto, son más bonitas que las nuestras, porque aun siendo mayores hacen papelones. Sin embargo, parece que las mujeres, al cumplir una edad, tienen que luchar mucho. Sin embargo, en teatro no pasa igual. En España o en Inglaterra, ves mujeres mayores haciendo grandes papeles. En el teatro no se nota tanto.
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