David Fandila 'El Fandi', en Murcia, cuando abrió la puerta grande el día de San Cosme y San Damián. VICENTE VICÉNS / AGM

El Fandi: «En Murcia he vivido tardes muy importantes en lo profesional y en lo personal. Hay una química especial»

FRANCISCO OJADOS

Domingo, 15 de septiembre 2019, 08:43

David Fandila es un clásico de la Feria de Murcia. Torero de ferias. El último gran matador banderillero. Un seguro para muchas empresas, por su tirón taquillero, que el año pasado fue segundo del escalafón, solo detrás de Roca Rey. Un escalafón que lideró en ocho ocasiones entre las temporadas de 2005 y 2015, superando las cien corridas de toros los años 2005, 2006 y 2008. La actual está siendo una temporada a la altura de las grandes del granadino. Lleva veintidós puertas grandes en las treinta y tres ocasiones que se ha vestido de luces, pese a estar 18 días de baja en agosto, que le privó de doce corridas de toros. David habla sobre su temporada. «Estoy súper a gusto. Lo único malo fue en agosto, que me fastidié el gemelo y tuve que parar en el momento en que mejor me encontraba. Había cogido carrerilla y venían ferias que me encantaban». Hoy está anunciado en Murcia en un cartel con Perera y Castella.

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-Tuvo que parar el 13 de agosto, después de triunfar en Huesca, y volvió el 31 de agosto en San Sebastián de los Reyes, con triunfo. ¿Cómo está de la lesión?

-Los primeros días tuve sensaciones raras, pero la semana pasada ya me encontré mucho mejor y esta que tengo un par de compromisos buenos -toreaba ayer sábado en Valladolid y hoy en La Condomina-, estoy súper ilusionado otra vez.

-¿En qué consistió exactamente la lesión?

-Tuve una rotura de fibras en el sóleo. Me quedé clavado. Era una rotura bastante grande. He estado con tratamiento de factores de crecimiento y hemos acelerado la recuperación -hay gente que dice que mucho- para estar lo antes posible en los ruedos. Me ha fastidiado doce corridas de toros que me ha dolido perderme (perdió entre otras Málaga, Gijón y Ciudad Real).

-Se vio desde comienzo de año, con orejas en plazas de primera como Valencia o Sevilla, que El Fandi iba a arrear este 2019.

-Con la misma o más ilusión de siempre. Me encuentro muy bien y desde el principio de temporada lo estoy disfrutando todo mucho y las sensaciones son muy buenas.

-¿Cómo llega a Murcia?

-Mucho mejor. Ya he toreado cinco corridas, he entrenado en casa y la pierna me ha respondido muy bien y ya estoy cogiendo carrerilla de nuevo. Llego en forma.

-Sus números en Murcia son espectaculares. Diecisiete corridas en su feria y catorce puertas grandes. Debutó en 2003 en La Condomina cortando un rabo. El año pasado cortó cuatro orejas y en el Festival del Cáncer último los máximos trofeos. Una plaza que se le da bien.

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-Murcia es una plaza a la que le tengo muchísimo cariño. Siempre lo he dicho. Aparte de que tengo muchos amigos en esta tierra, con la afición siempre he hecho muy buena química. Es una plaza para mí como Granada, en las que uno tiene que devolver lo mucho que le han dado lo que hace que uno se esfuerce aún más si cabe. Son plazas en las que me siento muy a gusto. En Murcia he tenido tardes muy importantes tanto profesional como personalmente y eso marca.

«Un gustazo y un privilegio»

-Cabe agradecer que, cuando hay figuras a las que les cuesta torear festivales, El Fandi no falla en el Festival del Cáncer de Murcia.

-Toda la vida ha habido siete u ocho festivales punteros, con una consolidación y una categoría que nunca se les puede decir que no. Casi a ningún festival para el que nos llaman decimos que no, pero el de Murcia es de la categoría de esos que comentaba. Como el de Granada, el de Córdoba o el de Jaén, son festivales para la lucha contra el cáncer en los que debemos poner nuestro pequeño granito de arena. Son festivales con una categoría que torearlos es un gustazo y un privilegio.

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-Habla de Granada. La plaza de su tierra. Este año la presencia de José Tomás ha levantado una expectación descomunal. ¿Haría falta que el de Galapagar se prodigara un poco más?

-Siempre que aparece pega un empujón. En Granada este año se ha notado, como hace cuatro o cinco años que también estuvo. Sobre todo ha sido importante la novillada sin caballos que organizó antes. Ha hecho cosas muy positivas y su participación esporádica tiene más lectura positiva que negativa. A partir de ahí, a todos nos gustaría que matara treinta corridas de toros y mantuviera ese mismo ambiente en todas. Figúrate el ambiente que supondría para las plazas y la venta de abonos. Pero el que la lleva la entiende y toree mucho o poco, creo que sí que suma.

-En su plaza de Granada tomó la alternativa. El año que viene se cumplen veinte años. ¿Tiene algo especial preparado para celebrarlo?

-No soy de pensar muy a largo plazo (sonríe). Soy más de tener los pies en el suelo, de ir de corrida a corrida y de temporada en temporada. Sí va a ser una temporada bonita porque no todo el mundo los cumple y en la situación en la que me encuentro me puedo sentir un privilegiado. Un afortunado en mi profesión. Me gustaría hacer algo especial para celebrarlo. Inventaremos algo porque es una fecha para hacer algo diferente. No te puedo decir ni cuándo, ni cómo ni dónde porque todavía no me lo he planteado. Queda terminar este año bien, porque todos los años se siembra para recoger al año siguiente y ahora hay que pensar en sembrar.

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Banderillas

-El Fandi es el último gran torero banderillero que queda. Uno de los mejores de todos los tiempos. La corrida de banderilleros que tantas ferias salvó se ha perdido.

-A mí siempre me ha encantado. Lo considero una parte más de la lidia. He intentado aprender de grandes maestros para sacar mi propia forma para cuando vean un par mío se sepa de quién es. Luego, los habrá mejores, más clásicos, más puros. Eso va en gustos. Es una pena que no haya ese abanico de toreros que había en otros tiempos, como los de los maestros Paquirri, El Soro, Víctor Mendes, Esplá, y tantos otros. Yo lo echo de menos porque me acuerdo que desde que tengo uso de razón era el cartel de la feria que nunca me quería perder. Siempre mi padre me tenía que llevar a la corrida de los banderilleros. El banderillear por trámite tampoco vale. Creo que de esa época que hablamos cada uno tenía una personalidad y cada uno defendía su terreno. El cartel de banderilleros, si se cuidara y hubiera tres toreros que acompañaran como en esa época, creo que funcionaría.

-Cada vez cuesta más ver a un novillero colocar banderillas, con lo que enriquece ese tercio el espectáculo y lo que gusta a los públicos.

-En las Escuelas debería ser obligatorio aprender a banderillear y aprender a estar delante de los animales sin trastos. Luego, cuando cada uno crezca como profesional que decida seguir banderilleando o no, pero deberían salir de las escuelas sabiendo banderillear. Para eso son escuelas y seguro que saldrían más profesionales, aunque luego desarrollaran la profesión como banderilleros. Es cierto que faltan.

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-Los que conocemos a David, valoramos su personalidad y su cercanía con el aficionado fuera del ruedo.

-Más que nunca ahora, en la que estamos viviendo tiempos en los que se nos ataca desde muchos frentes. Antiguamente los toreros eran como dioses, y nadie se acercaba de la forma en que se te acercan ahora, que hay veces que echa para atrás. Pero está claro que nos debemos a un público. Luego, la personalidad de cada uno hace que la gente te tenga más o menos cariño. Creo que tanto dentro como fuera de la plaza intento ser lo más normal posible, dentro de las circunstancias, porque la verdad que hay días que nos queremos esconder debajo de una piedra. Pero me siento tranquilo de haber marcado esa personalidad desde siempre y me siento orgulloso de mi actitud tanto dentro como fuera de la plaza.

Autogiro

-Se conoce su afición al esquí y otros deportes. Ahora viaja en avioneta por el aire. Es un torero un poco rompedor.

-(Ríe). Es un autogiro. Más parecido a un helicóptero que a una avioneta. De siempre me ha encantado volar y desde hace más de diez años me saqué el título de piloto de ultraligeros. No es que viaje mucho, pero me gusta llevarlo al campo a algunos tentaderos en fincas de amigos y me encanta disfrutar de un mundo que te hace desconectar de todo y abrir la mente. Me encanta disfrutar de los paisajes cuando voy por ahí arriba tranquilo y el año es muy largo y hay muchas cosas para hacer.

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-¿Y sigue yendo a la nieve?

-Ya no al ritmo de antes. En invierno siempre subo unos días a Sierra Nevada a disfrutar con los amigos.

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