![No se escuchan los gritos, pero están ahí](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/05/14/cochama-kKuB--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Urano, el planeta más frío del sistema solar, y también el dios de la mitología griega que personifica el paraíso y el cielo, es el lugar donde al filósofo y escritor 'trans' Paul B. Preciado le gustaría tener un espacio libre de todo prejuicio y reduccionismo mental en el que vivir. 'Un apartamento en Urano (crónicas del cruce)' (Anagrama) es uno de sus títulos más celebrados, y también una lectura que impactó a la artista plástica Concha García Montalvo, madrileña nacida en 1962 y afincada en Murcia desde hace años, donde imparte docencia y viene creando un mundo personal que se sostiene sobre la mirada y las preguntas. De todo lo narrado en este libro, donde entre otras cosas se cuestionan las fronteras, fue la historia descarnada de los refugiados sirios en territorio griego la que la zarandeó más. Lo que entonces pensó, lo que sintió, el despropósito que nos envuelve y la injusticia pétrea están en el origen de 'Vulnus', la instalación artística que, hasta el 7 de junio, puede atravesarse, literalmente, en la Sala Ángel Imbernón del Museo de la Sangre, en Murcia; un espacio que dirige Pedro Alberto Cruz, también comisario de la muestra. Violencia, gritos silenciosos, un oasis que no viene a ofrecer paz de conciencia, sino extraña agitación. La artista se mueve en mitad de su instalación con elegancia y sin sonreír. Nada de estridencias, ni en ella ni en sus obras, que son arte y son atmósferas. Le gusta esta frase de Hermann Hesse: «El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo».
–¿Cómo llegó a crear 'Vulnus'?
–La lectura de la parte de 'Un apartamento en Urano' en la que se hablaba de lo que estaba ocurriendo con la guerra en Siria y, sobre todo, con los refugiados sirios en Grecia, me dejó bastante tocada; pero entonces no pensé en hacer una exposición con esa temática porque una instalación artística de este tipo requiere que te ofrezcan un espacio para ello, un encargo a propósito.
–Y llegó el día.
–Pedro Alberto Cruz me llamó para decirle que le gustaba mucho mi trabajo y que había pensado en mí para que realizase un pequeño proyecto que pudiera exponerse en la Sala Ángel Imbernón. Cuando me hizo la propuesta, pensé que el sitio era el adecuado y que había llegado el momento de hablar de la fragilidad de los refugiados, de la fragilidad de todos aquellos cuerpos que son vulnerables y que parece que no tienen un futuro. A partir de ahí fui desarrollando la obra.
Autora de obras muy diversas y siempre sugerentes, como 'Concha, Concha,...', realizada en 2014 y que recuerda a una ostra, realizada con metal, en cuyo interior luce su propia boca creada con porcelana, si bien los espectadores creen estar delante de un sexo femenino, precisa Martínez Montalvo que 'Vulnus' «está centrada en la vulneración de todos los derechos humanos que se produce en las guerras, y muy especialmente en la violencia que se ejerce contra las mujeres, porque contra ellas se ejerce una doble violencia: la del propio conflicto y la de la violación utilizada como arma de guerra». Una situación, añade, que «incluso se da en los propios campos de refugiados, donde también se da la violencia sexual contra las mujeres. Y eso ha sido constatado por las propias Naciones Unidas que, además, han generado una ordenanza para que, cuando esto ocurra, las personas que cometen esos actos sean inmediatamente arrancadas de esos campos de refugiados».
Una situación terrible: «Pobres mujeres, aquellos que piensan que van a ser sus salvadores se convierten en sus agresores». Su instalación presenta «dos sencillas tiendas de campaña» que funcionan «como un imponente contraste con la contigua iglesia del Carmen, de uno de los edificios más antiguos de Murcia y cuya estructura es tremendamente sólida». «Nos encontramos, al ver esta iglesia», describe, «con unos muros robustos, una techumbre alta y un artesonado de madera que nos da la sensación de estar muy protegidos en ese entorno».
–¿Por qué destaca la existencia de esta iglesia junto a su exposición?
–Porque yo pretendo que, justo lo contrario, al visitar 'Vulnus' el visitante se sienta desprotegido, frágil, cuando entra a la sala de exposiciones. La dos tiendas de campaña, elaboradas con papel de arroz de un gramaje mínimo, te contagian esa idea de fragilidad, como frágiles son los hilos que caen sobre todos esos cuerpos amontonados [y ensangrentados].
–¿Qué denuncia?
–No nos confundamos, la guerra no es la manera de solucionar absolutamente nada. Sus consecuencias son siempre terribles. Los cuerpos de esta exposición no tienen rostro ni brazos. Son sólo torsos que no tienen ninguna posibilidad de abrazar, ni de poder emprender ninguna acción física. Y sin cabeza no se puede pensar, y sin pensamiento el campo de la sinrazón está abonado. El sufrimiento es lo único que se les permite a quienes sufren los conflictos bélicos. Las violaciones de todo tipo a las que se somete a la población civil son bestiales, lo vemos también en Ucrania y en Gaza. En cuanto a las agresiones sexuales, añadiría que también las sufren los hombres, aunque muchas veces a ellos les da vergüenza denunciar y callan. Es una forma de humillación máxima.
A propósito de 'Vulnus', Pedro Alberto Cruz destaca que la obra de Concha Martínez Montalvo posee «la rara cualidad de explorar sutilmente el dolor». En cuanto a los materiales empleados, «blandos, ligeros, delicados, frágiles», estos «no parecen a priori los más indicados para expresar aquella célebre máxima de Barbara Kruger: 'Tu cuerpo es un campo de batalla'». Pero lo consiguen. Poéticamente se llega al quebranto.
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